Las tres miradas de Francesc Guillamet

El fotógrafo de los grandes cocineros expone en Banyoles sus colecciones antropológica, histórica y gastroculinaria,  auspiciado por la Fundació Lluís Coromina, en el Espai Eat Art y el Puntal

Platinocròmies comestibles, Farina i Memòria y 6 d’agost de 1992 son tres exposiciones distintas de Francesc Guillamet (Figueres, 1956) que comparten espacio y tiempo en Banyoles. Tres técnicas distintas, tres colores distintos, tres motivos distintos. Si una parte de las platinocromías ya fueron vistas en el IVAM, de Valencia, las otras dos colecciones son inéditas. En 1992 tomó las fotos de una de las últimas mujeres de una saga de herboristas, hortelanos, pozos de sabiduría del ecologismo natural y ancestral de la comarca del Pla de l’Estany. Y en 1994 documentó la actividad del molino harinero de Castelló de Empúries (Ampurdán) poco antes de que dejara de tener interés industrial y rendimiento económico.

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Francesc Guillamet.

Francesc Guillamet asegura que no es artista. Lo dice convencido a pesar de que él es uno de los artífices del “cambio de paradigma” de la fotografía gastronómica, del bodegón fotográfico y de las naturalezas muertas. Lo dice a pesar de ser el autor del catálogo de las obras de Ferran Adrià, de los hermanos Roca, de Paco Torreblanca, de Paco Pérez, de Carme Ruscalleda o del productor de microvegetales Jean Sales. Lo dice a pesar de los elogios que recibe de algunos críticos de arte que lo reconocen como el responsable de la nueva percepción de la cocina contemporánea y ven en él referencias procedentes de la pintura moderna, en general del campo de la abstracción, desde la geométrica a la surrealista, pasando por la expresiva o la lírica, con una esencia que propone un intenso ejercicio de reconocimiento de la realidad, fomentando una especie de hiperrealidad de naturalezas raras. Y sin embargo él solo se declara fotógrafo de oficio.

Farina i Memòria se expone en El Puntal, un espacio cultural adyacente a una harinera moderna. Su galerista, la Fundació Lluís Coromina, es propietario de una harinera en Banyoles que ha sobrevivido a la crisis que se tragó tantos molinos de pequeño formato a principios de la última década del siglo XX. En este espacio expone un conjunto de 17 fotografías realizadas durante varias sesiones de 1994, cuando aún funcionaba el molino de Castelló de Empúries como Harinera de Castelló de Ampurias SA, nacido y documentado ya en la Edad Media, cuando la única fuerza motriz era la potencia del agua canalizada del río La Muga. Se trata de una colección exclusiva, pues nunca antes se habían positivado estos trabajos privados de Guillamet. Carlos Barrantes ha realizado las copias, en blanco y negro, mediante la técnica de fotografía química argéntica, negativo sobre sales de plata, sobre papel de barita.

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Carlos Barrantes y Francesc Guillamet

Las otras dos exposiciones están en el centro de Banyoles, en la Plaça Major, en el Espai Eat Art, un centro de exposiciones dedicado exclusivamente a todo el universo que rodea la cocina y la gastronomía. Allí encontraremos las platinocromías: esta técnica de hibridación de la fotografía digital con técnicas fotoquímicas del siglo XXI, realizada también en colaboración con el fotógrafo y técnico fotográfico Carlos Barrantes.

La colección 6 d’agost de 1992 es este conjunto de 7 fotografías sacadas a esta señora de Mata, núcleo a caballo de los municipios de Porqueres y Banyoles. Esta mujer representa la memoria histórica de un tiempo en el que aún no hacía falta hacerse ecologista para respetar la naturaleza. Guillamet visitó a esta señora mientras realizaba las fotos para el libro El Bulli, el Sabor del Mediterráneo, de Ferran Adrià y Juli Soler. Estas fotos han sido realizadas en un color hiperrealista por el laboratorio Còpia.

A pesar de toda su obra, de sus exposiciones, Francesc Guillamet aún insiste que no es artista. Piensa que ejerce un oficio: “Cuando uno se plantea el oficio de herrero, de panadero o de lo que sea, lo hace con todos los gajes que comporta, al completo. Para la fotografía toca, esencialmente, trabajar con la memoria, por lo que he escogido estas series de 1994 y 1993”.

Precisamente, Guillamet no se cansa de decir que la fotografía es una arma cargada de pasado.