¡Levanta Levante!

Fernando Huidobro

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Jordi Garrido, Paco Morales y Ricard Camarena.

No voy a escribirles del viento, que ya habla por sí sólo; ni del estrecho carril gaditano por donde éste circula a toda pastilla, pues ya bastante fama y tinta ocupa. Por Levante quiero decir Levante, es decir, Valencia y Alicante. Y de allí, contar mis últimas experiencias gastronómicas que bien satisfactorias han sido y merecen que sean ustedes avisados sobre ellas por si les encartara una visita por aquellos lares.

Tres han sido mis recientes visitas restaurantiles y por el contrario a las hijas de Elena, las tres eran buenas. Más que buenas, excelentes, me atrevo a afirmar.

La primera, el Restaurante Paco Morales en el Hotel Ferrero en el pueblo de Bocairente. Un bello remanso de tranquilidad donde la primavera ha explotado y Paco anda dinamitando la cocina a su personalísima manera que aúna seriedad y exigencia máxima en producto y técnica con una capacidad creativa espeluznante. Muchos dicen que es el chaquetilla blanca del futuro de nuestra gastronomía más joven (sólo 29 y acaba de ganar en Vitoria el concurso nacional que en su día ganaron los grandes), y yo, en mi cortedad de miras, estoy de acuerdo.

(Fernando Huidobro ya publicó el primer artículo de la serie sobre Levante, donde se centraba en Paco Morales, durante los próximos días saldrán los reportajes de Arrop y Portal Fosc).

La segunda, Portal Fosc, en Xàtiva. Una bella casa en el pueblo restaurada con gracia y buen gusto donde Jordi Garrido da cauce a su pasión por la huerta cocinando sus productos del día con una originalidad, una pasión y una sabiduría, en ambos sentidos, que te los deja patidifusos y dernortados ante tanta revelación y potenciación de unos sabores y cualidades que nunca habías reconocido en ellos. Otra juventud de fuerte y decidida personalidad en fase de rompe y rasga con gran camino por delante.

Y la tercera, el restaurante Arrop de Ricard Camarena, en pleno casco antiguo de Valencia capital. Bello sótano de la casa Palacio del Marqués de Caro, hoy hotel en construcción-terminación, moderna y gustosamente rehabilitado donde atendiéndose a ambas cocinas, la directa y tradicional y la de vanguardia, se te queda una cara de bobo consustancial al ir sintiendo en tu paladar y en tu cerebro gastró cada uno de los estacazos que cada plato te va danto tan contundente como sensiblemente. Y con mucha discreción, poco ruido pero muchas nueces. Más juventud a este caldero y caladero espectacular.

Un trío de traca que va a hacer más ruido que todas las fiestas petarderas estruendosas de la zona, tres dietas mediterráneas plenas de placer y salud, tres cocinas de inmediación y uso de los productos del territorio a saco, una terna de jóvenes maestros valientes que van a copar los carteles de las próximas temporadas, dispuestos a comerse el mundo y a darnos de comer su mundo fascinante. Y eso sin mencionar al cansagrado Quique Dacosta y algunos más. Un gran viaje culinario por hacer. Levante bien merece tres cenas.