Querida Carmen - Xavier Agulló

Xavier Agulló

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Justo regresando de un verano demoledor, me llega la primera cita de la rentrée. Se trata de la presentación de una nueva marca de quinta gama que se lanza, en formato de botes “design”, hacia los arroces y los fideos con base tradicional. “Easy and good”, para entendernos. El nombre comercial, sin embargo, me raya un poco: “Querida Carmen” (aludiendo, me apunta el propietario, a la patrona de los pescadores). Me pregunto, a día de hoy, cuando lo de las abuelas y las tías que cocinaban en una infancia nuestra más falaz y soñada que verdadera y buena es más una rémora que una certidumbre, por qué no poner nombres más contemporáneos… no sé, imagino una fideuá auténtica bajo el epígrafe “Jennifer, a comer”, o un arroz negro llamado “esto mola, colegas”. A mí lo de esa Carmen me suena a señora Francis, a naftalina y a blanco y negro… Y, en realidad, lo que nos cuentan los propietarios de esta iniciativa –gente, por otra parte, con un innegable pedigree de nivel- es mucho más moderno. “Querida Carmen” es un producto exigente, a precio muy posibilista y, sobretodo, elaborado con productos naturales manufacturados con mucho cariño. Pero, coño, el cariño no es patrimonio de señoras anacrónicas. Sea como fuere, y lo digo porque me lo acabo de comer todo al lado de una morena espectacular, “Querida Carmen” (paella de calamar, fideuá, arroz negro y risotto de setas) es una propuesta que no defraudará a nadie, ni incluso al más gourmet. Nada de aditivos, todo natural y fresco, texturas asombrosas… Lo encontraréis en las más notables tiendas de Barcelona (próximamente en toda España).

Lo de hoy lo ha cocinado el amigo Josep Maria Blasi, que, lógicamente, ha tuneado con tino las recetas. Esta es otra: métele unas gambitas, añádele mantequilla, abunda con el  parmesano, dale caña con especias… Y triunfa.

Yo, que mucho critico pero que no estoy para hostias, me he hecho con algunos botes. Y sé que, en cinco minutos, voy a asombrar con esas recetas preparadas a cualquiera que venga a casa.

Además, voy a decirlo: tío, es de “Querida Carmen”. Porque yo soy un sabedor.