La restauración de montaña se queda sin esquiadores

Carla Vidal

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Sin clientes debido a las restricciones de movilidad que no han permitido abrir a las estaciones de esquí este puente de la Purísima, la hostelería de montaña ve ahora peligrar la campaña de Navidad.

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Jarro de agua fría para la hostelería de las zonas de montaña al conocerse ayer el plan de movilidad para Navidad que el Gobierno ha planteado a las Comunidades Autónomas en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. No se permite la movilidad entre comunidades entre el 23 de diciembre y el 6 de enero, a excepción de la visita a familiares y allegados. A la práctica, esto deja sin esquiadores a gran parte de las pistas del país y de rebote sin clientes a los restaurantes y hoteles de montaña.

Llueve sobre mojado, pues como se lamenta Xacobe Bartolomé, presidente del Grèmi d’Ostalaria dera Val d’Aran “el puente de diciembre ya se daba por perdido”. Lo peor es que las nuevas noticias desalientan aún más a los restauradores “que teníamos la esperanza de poder recuperar por Navidad”, nos cuenta Silvia Fernández, gerente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca.

Y es que este año las que son las preocupaciones habituales por estas fechas entre los empresarios de zonas de montaña parecen menores. Que haya nieve o que haga buen tiempo por vacaciones ya no marcarán el éxito de la temporada de invierno. La Covid-19 ha trastocado cualquier normalidad, también en lo que se refiere a los deportes de nieve y el impacto económico que tienen en la hostelería de las zonas de montaña.

Las restricciones de movilidad que imperan en las distintas comunidades autónomas no están permitiendo la libre circulación entre territorios, con lo cual las estaciones de esquí no han empezado la temporada -como suelen hacerlo- a finales de noviembre. Y sin esquiadores, en invierno, no hay negocio. “En estos valles hay muy poca población fija, dependemos de la afluencia de turistas y si éstos no pueden llegar hasta aquí no sale a cuenta abrir”, nos cuenta Bartolomé, quien añade que el 50% de los restaurantes de la Val d’Aran aún no han levantado la persiana desde que la Generalitat de Catalunya permitió hace ya casi dos semanas su apertura de nuevo. Lo mismo ocurre en la comarca de la Cerdanya (Girona), también en el Pirineo catalán, donde -como nos confirma Nativitat Bover, presidenta de la Associació de Bars i Restaurants de la Cerdanya- “solo han abierto los restaurantes familiares y lo han hecho sin personal extra”.

Una situación similar se vive en Sierra Nevada donde incluso “hay muchas empresas que llevan cerradas desde el pasado 14 de marzo (cuando se decretó el confinamiento)”, según nos cuenta Enrique de la Higuera, presidente de la Asociación de Empresarios de Sierra Nevada. El panorama tampoco mejora en el Pirineo de Huesca, donde en muchos valles “la mayoría de restaurantes todavía no se ha planteado la reapertura porque además del confinamiento perimetral de la provincia hay otras restricciones que no lo hacen viable económicamente, como el cierre obligado a las 20:00 o el uso único de terrazas. Estamos a 5 grados al mediodía, ¿a quién le apetece sentarse con esa temperatura en una terraza?”, se lamenta Silvia Fernández, gerente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca.

La movilidad es la clave

Si la movilidad está restringida, “nos abocan a la ruina” afirma Enrique de la Higuera.

El Pirineo catalán se alimenta de Barcelona y su área metropolitana, con el caso particular de la Val d’Aran que vive del País Vasco, Madrid y Valencia. El resto del Pirineo -Huesca, principalmente- se nutre de Zaragoza, País Vasco, Navarra y Madrid. Y Sierra Nevada tiene su público entre los esquiadores de Valencia, Murcia y, de nuevo, Madrid. Las estaciones de Castilla y León al ser de pequeñas dimensiones tienen un público más local.

Es por ello que ninguna estación de esquí se ha atrevido a abrir antes del puente. Las estaciones de esquí de Catalunya -la mayoría de las cuales son de titularidad pública- anunciaban que por responsabilidad retrasaban su apertura. En un principio, estaba previsto que abrieran el lunes 7 de diciembre, justo a mitad del puente aprovechando que entre semana no impera en la comunidad catalana el confinamiento municipal; pero al temerse una movilidad concentrada en esos días decidieron retrasar su apertura al miércoles 9 de diciembre; excepto Baqueria Beret que lo haría dos días después, el 11 de diciembre. Pero hoy mismo se ha conocido que, al empeorar los datos de propagación de la Covid-19 y no avanzar Catalunya hacia una segunda fase del plan de desescalada, se suspende la apertura hasta nuevo aviso. Solo La Masella (Cerdanya) podría mantener el 9 como fecha de apertura. Sin puente y sin medio puente. Así se han quedado, pues, los restauradores del Pirineo catalán, porque recordemos que sin esquiadores no hay negocio. Malas noticias, y más cuando la borrasca del pasado fin de semana dejó en las estaciones gerundenses gruesos de hasta 35 cm. de nieve.

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Y lo mismo le ha ocurrido a Sierra Nevada, que a pesar de ofrecer a finales de noviembre una imagen idílica para los amantes de la nieve -algo no tan usual por esos lares- no tenía intención de abrir la estación, como mínimo, hasta el 11 de diciembre porque la Junta de Andalucía mantiene las restricciones de movilidad hasta el día 10. Veremos qué deciden ahora después del anuncio del Gobierno,

En Aragón, no hay fecha prevista y no solo por la falta de nieve (aunque se espera un nuevo frente para este fin de semana) sino porque parece que las autoridades de la comunidad no ven con buenos ojos la apertura de las estaciones de esquí, como ya avanzó hace unos días el presidente aragonés Javier Lambán. Silvia Fernández explica que “el primer impulso a la temporada de nieve se preveía como muy pronto a partir del 20 de diciembre, ahora ya no lo sabemos”. Un baile de fechas con el que «no hay manera de planificar la plantilla para una posible reapertura», se quejan todos los restauradores.

Estando así las cosas, al no abrir por el puente el sector “pierde entre el 20% y el 30% de la facturación del mes de diciembre, uno de los meses más fuertes del año”, como indican desde el Grèmi d’Ostalaria dera Val d’Aran. Queda por ver si se va perder todo el mes en aquellas zonas en las que los esquiadores no puedan llegar.

En este sentido, los que mejor lo tienen son los restauradores de la Cerdanya, porque al ser su público principalmente catalán y al estar permitida la movilidad dentro de la comunidad aún hay cierta esperanza. Muchos en la zona no han abierto para el puente porque “abrir ahora supone más pérdidas que ingresos -los que estamos abiertos casi no estamos trabajando-, pero creemos que podremos abrir por Navidad”, explica Nativitat Bover.

Las estaciones de Aragón también podrían recuperar cierto público de Zaragoza, pero seguirían perdiendo el gran grueso de esquiadores. “Nunca nos habíamos encontrado en una situación así”, se lamentan desde la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca, y recuerdan “que el sector está a punto de perder otra temporada de invierno, ya que la del año pasado se acortó con la declaración del confinamiento”. Y si definitivamente se cancela la campaña de Navidad, “los negocios pierden entre un 40 y un 45% de su facturación en una temporada de solo cinco meses; por lo tanto, para muchos después de esto será inviable abrir”, concluyen desde Sierra Nevada.

En la Val d’Aran no saben ahora qué va a ocurrir con la Navidad “cuando ya teníamos muchas reservas para este diciembre y enero. Todas flexibles y cancelables, eso sí”, nos cuenta Bartolomé. Y a la preocupación por la falta de esquiadores nacionales se le suma también la falta de público francés. “La zona del Baix Aran, con poblaciones como Les o Bossòst, recibe mucho público francés y hemos pedido a las autoridades que negocien un corredor seguro para que puedan venir”, reclaman desde el Grèmi d’Ostalaria dera Val d’Aran. Una petición que parece complicada de satisfacer, sobre todo después del anuncio del primer ministro francés, Emmanuelle Macron, de controles aleatorios en sus fronteras para evitar que los esquiadores franceses pasen a otros países ya que Francia, juntamente con Alemania e Italia, forma parte del grupo de países que han optado por retrasar la apertura de las estaciones de esquí hasta después de las Navidades. España, en cambio, y según la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, es partidaria de “tener las actividades abiertas con seguridad”, una decisión que parece no ser lógica con el reciente anuncio de restricción de la movilidad por Navidad.

La queja es la misma y se repite en todos los valles “solo queremos que nos dejen trabajar”, resume Xacobe Bartolomé, a lo que Silvia Fernández añade “somo puntos de contacto, pero no tenemos porque ser puntos de contagio”. El sector vuelve a destacar su máximo cumplimiento de las medidas de seguridad (“nosotros somos los primeros interesados en que así sea, por nuestra propia salud”, explica Nativitat Bover) y la necesidad de tomar medidas ya “para evitar males mayores”, concluye Enrique de la Higuera.