Tras el expediente por servir foie de una granja no autorizada, chefs como Ferrán Adriá, Joan Roca, Juan Mari Arzak, Elena Arzak y Sergi Arola
La polémica por el expediente sancionador abierto a Mugaritz por servir foie del caserío Momotegi ha generado una ola de apoyos a su chef, Andoni Luis Aduriz.
Más de 1.000 personas se han adherido ya al manifiesto colgado en la web de Mugaritz para pedir una nueva regulación que proteja a los pequeños productores. Entre los firmantes están los chefs Ferrán Adriá, Joan Roca, Juan Mari Arzak, Elena Arzak y Sergi Arola. También la de Roser Torras, editora de 7Caníbales.
Bajo el título «Una sanción, una oportunidad», el manifiesto también apoya a Mugaritz y critica los «métodos coercitivos» utilizados por Igualdad Animal, la asociación que denunció en primera instancia al caserío Momotegi.
El documento de Mugaritz dice lo siguiente:
«Una sanción, una oportunidad.
Ante la avalancha de muestras de apoyo, gestos de complicidad y solicitudes de implicación que hemos recibido las últimas 24 horas, ponemos a disposición de quien desee suscribirlo, un texto de cuatro puntos que haremos llegar a las instituciones adecuadas para abrir un debate sincero y profundo en torno al amparo y situación de los pequeños productores.
- Demandamos una normativa que ampare y proteja al pequeño productor artesano (como ocurre en otros países). Que regule su forma de producir observando la excelencia como uno de sus objetivos.
- Reclamamos una normativa que contemple tanto los aspectos higiénicos – sanitarios como aquellos que sepan preservar el saber hacer tradicional, salud, respeto a los animales así como aspectos de orden medioambiental, cultural y social.
- Mostramos nuestro apoyo al restaurante Mugaritz y compartimos su compromiso con la calidad y el buen hacer de los pequeños productores y apostamos por la defensa de un modelo que entiende la alimentación como una expresión de la cultura.
- Denunciamos los métodos coercitivos y de presión que organizaciones animalistas utilizan como medio para lograr sus metas. Los objetivos e ideas, por lícitos que sean, no pueden sustentarse en una campaña de imposición basada en el descrédito, la manipulación de imágenes que deforma la realidad y se resguarda tras el anonimato de unas siglas que utilizan métodos que bordean el delito. Nos parece inaceptable, inmoral e injusto».
El jueves, Aduriz ya publicó un comunicado en el que afirmaba estar en contra «del sufrimiento injustificado ejercido a cualquier ser vivo», y veía esa denuncia como el resultado de una «obsesiva humanización de los animales».
El chef ya advertía que la falta leve de la que se le acusa era «un sacrificio más que asumible en la pelea por defender a los pequeños productores». Y por ello apostaba por una nueva regulación que les proteja: «Los que amamos la cultura gastronómica debemos sensibilizar a las instituciones para que regulen, de una vez por todas, ese patrimonio de productos excepcionales que escapan a los patrones habituales y cobijan la excelencia».
Aduriz lamenta la «insólita agitación en las redes sociales» y «una aparatosa reacción por parte de decenas de medios de comunicación» tras conocerse la noticia. El chef dice haber sido víctima de «unas cuantas infamias, verdades desfiguradas, pequeñas mentiras y sutiles amenazas» y ha aprovechado para reflexionar en torno a la regulación del sector, lo que ha calificado de «valiosa oportunidad».
De momento, Sanidad ha informado por escrito a Igualdad animal de «la prohibición cautelar del sacrificio de productos procedentes de palmípedas para su venta tanto en comercios públicos como a particulares, por no cumplir los higiénico sanitarios, en el caserío Momotegi». También, del inicio de «expedientes sancionadores» tanto al caserío como a Mugaritz.