Thunnus Thymus - Fernando Huidobro

Fernando Huidobro

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Comenzaba a correr el verano de 2009. «Oye, cabeza, alucina. Me están llamando de tós laos pa que cuelgue en la puerta del resta un cartelito que diga ‘aquí no se consume atún rojo´. ¿Sabes algo?. Yo creo que se les ha ido la pinza».

El que me llamaba era Ángel Corazón de León. Los que lo llamaban a él eran Fulanos Cabeza de Melón, de cuyos nombres no quiero acordarme.

Comenzamos a partir de entonces una seria guerra para mejorar y ampliar la defensa de nuestro proclamado amor por el atún rojo de almadraba. El tesoro andaluz que se levanta desde Isla Cristina a Tarifa pasando por el real sitio de Barbate. El auténtico, el de mayor e inigualable valor  gastronómico. El mejor del mundo sin duda alguna. Pregúntenselo si no a los japos.

Ángel apostolada y cocinaba mientras yo escribía «La Almadraba, XXX siglos de Sostenibilidad» y otros artículos. Acudió a por atún y a ver al Duque en busca de apoyos institucionales y empresariales advirtiéndoles de que venía el lobo feroz de la pesca de cerco y las granjas de engorde. Que nos iban a comer con papas y por sopas aunque fueran de caldillo de perro. Ni puto caso. Nos dejaron tiraos cual colilla de pescailla.

Ahora los «murcianos» y los del cerco nos tienen cercados, han desembarcado con sus peceras anegadas de billetes que están soltando a manos llenas como si fueran lastre que les sobra. Copan congresos y eventos financiándolos en apoyo de su negocio, compran el silencio de aquellas mismas voces que clamaban ante Ángel y dejan fuera a los que tienen querencia y corazón en los cortijos del mar del Estrecho.

Si el dios Atún muere será por los pecados capitales del cerco: avaricia y gula descontroladas e incontrolables, pero no por lo veniales de la almadraba. Sin embargo, los ministros del ICAAT que regulan los mandamientos de esta iglesia tratan a todos por igual y ahora reducen para 2010 un 40% las capturas totales (TAC).

Mientras, la administración se pone a pedir nuevos subsidios, la eterna condena de Andalucía, y los almadraberos del sur siguen a su torpe y ciega bola sin querer que nadie se entere de lo suyo cuando en realidad son ellos los que no se enteran de . Anclados en el pesado pasado de sus barcazas, otean el negro futuro de su entierro bajo la manteca de los corraleros. Una vez más no sabemos defender lo andaluz. ¿Has visto? Otra vez.

Vamos perdiendo contiendas a la par que el atún rojo de almadraba pierde su dignidad, su libertad y su orgullo de raza, su sana grasa, su tersura y textura, su sabor y el color que le da nombre. A partir de ahora será colorao gracias a la química colorante de los piensos que les engordan, tal y como les pasó a los salmones.

Pobres atunes nacidos libres pero cautivados en su más tierna infancia. No cruzarán el Atlántico, no verán una caballa ni en pintura y morirán de pena cuales Dumbos de circo. ¡Que imponente tristeza impotente! ¡Qué desastre! ¡Qué horror!.

Pero algunos no nos rendiremos nunca, quizás hayamos perdido algunas batallas, sí, pero ganaremos la guerra o moriremos en el empeño poniéndonos las botas de atunaco del de verdad. Todavía podemos ser héroes aunque sea por un solo día y evitar así el Timo del Atún.