Pablo Ugarte es psicólogo y Javier Cababié, comunicador social. Comenzaron poniendo un hostel en pleno Buenos Aires, una idea que funcionaba pero a la que le faltaba emoción. Cuando escucharon hablar por primera vez de los spa de cervezas no había ninguno en el país y empezaron a investigar. Les encantaba la idea pero veían que todos los lugares tenían propuestas literales: “siempre un hombre musculoso tomando cerveza adentro de un jacuzzi”, dice Pablo. Para ellos el concepto de placer no se circunscribía a tomar cerveza en un jacuzzi, y decidieron dedicar un poco más de tiempo a investigar y escribir sobre su lo que querían hacer-
“Tuvimos un proceso de escritura de nueve meses. Empezamos con un cuadro de doble entrada en el cual poníamos lo que nos gustaba de los spa tradicionales, lo que queríamos conservar; por ejemplo, el principio de relajación. Un spa tiene que ser un lugar donde uno se relaja, pero considerábamos que ese no podía ser el único mensaje sino algo que se diera como consecuencia, un efecto a producirse más que la comunicación central del lugar. Entonces dijimos, ¿Por qué decimos esto? finalmente los spa te proponen imágenes blancas que indican que eso es la relajación, y nosotros queríamos ir por otro lado, no queríamos hablar de pepinos en los ojos, nos parecía que el relax es un proceso más complejo que estar tirado en una camilla, intervienen más sentidos y sobre todo interviene algo que nos encanta: el misterio. La diferencia de lo que creamos radica ahí, en que proponemos experiencias que te inviten a algo, que te den curiosidad, y que finalmente produzcan relajación”.
La entrada ya propone una diferencia. Un lugar ambientado con objetos de otra época, muebles, sonidos y decoración que no terminan de ser algo especifico, y alimentan un halo de misterio, sobre todo porque al elegir un recorrido no se obtiene demasiada información de lo que pasará. Un tocadiscos viejo, teléfonos que remiten a diferentes épocas, espejos, libros y bebidas estimulan la sensación de haber viajado, sin tener demasiada noción de dónde ni en qué tiempo.
El rol de la cerveza
A las bebidas alcohólicas siempre se les adjudicó el poder de conectar con espacios de placer y desinhibición, además de ser un gran vehículo en ese puente invisible entre lo material y lo inmaterial. Son afrodisíacas por naturaleza y muchas son consideradas alimento. La cerveza juega un doble rol en esta propuesta puntual, por un lado se bebe y por el otro se utilizan sus elementos por sus infinitas propiedades, convirtiéndose el lúpulo, su ingrediente estrella, en hilo conductor. Se sabe que esta planta derivada del cannabis tiene múltiples propiedades: efectos calmantes, reducción de la inflamación, sedante, mitigador de dolores y rigidez muscular… hasta se le atribuyen funciones purificantes y suavizantes. No es raro que a alguien se le haya ocurrido que sería uno de los mejores ingredientes para un spa, pero lo que diferencia a Té de Lúpulo es su enfoque.
“El elemento cerveza fue clave para para poder jugar con el concepto tradicional del spa. Lo que vimos es que el spa de cerveza tradicional tenía propuestas muy homogéneas y ligadas a la idea de salud y belleza. Nosotros nos permitimos sacar esos elementos. No vamos a ir por la salud, la belleza y el tratamiento. Aunque eso se puede producir no va a ser nuestro foco, dijimos. La cerveza es el elemento que permitió incorporar lo social y lo lúdico, eso fue clave para poder permitirnos jugar y crear un espacio nuevo y que la gente se sienta convocada. Además de servir cerveza artesanal en los recorridos, especialmente seleccionada por nosotros, usamos lúpulo como insumo para los masajes y la relajación, y sobre todo en el sauna como aromatizante. En algunas experiencias lo usamos para los masajes en el aceite, por las propiedades que tiene para la piel. También usamos la malta para hacer los tecitos de malta, y como exfoliante en algunos masajes. La levadura, sobre todo la levadura de cerveza, la usamos en los quesos que servimos, que son increíbles”.
Dentro de este spa, que tampoco es un bar, la experiencia es muy ecléctica. Teniendo en foco la idea de sacarnos un rato de la realidad en la que vivimos, el cuerpo se relaja mientras se comen y beben cosas innovadoras, desde distintos brebajes, hasta estimulantes estilos de cerveza; un sushi entre espumas de lúpulo o un taiyaki relleno de marroc.
Fuera clichés
El gran cliché, la música zen escuchada en todos y cada uno de los spa, también fue cuestionada. En Té de Lúpulo la ambientación sonora forma parte de la propuesta en cada sala que se elige. Los aromas son importantes y varían según el plan escogido: Moon Potato, Cita Oriental, Cien Baños de Soledad, Manhattan Be Cool, Andino, American Single, Las Vegas, Un Lujo Asiático y Banquete Grupal. El papel del anfitrión es clave. Las personas que concurren al spa son guiadas y acompañadas a través de las salas y son vitales para el armado del recorrido, la consolidación del imaginario y la credibilidad de la vivencia, además de ayudar a respetar los tiempos.
“El público mayormente se concentra entre los 30 y los 40 años. Parejas, grupos de amigas, los hombres se animan menos. Pero también hay gente más joven y mucho más grande buscando algo así. De hecho, a veces ni siquiera están buscando un spa, sino que quieren hacer algo distinto y la verdad es que es una propuesta distinta, eso también forma parte de la configuración que proponemos”.
“La experiencia de Las Vegas es de las más jugadas; tiene una pata en el spa y una pata directamente afuera, que es la experiencia de los casamientos. Son dos horas donde viene una pareja o tres personas o cuatro personas que se quieren casar y arrancan por los masajes, después completan los votos y se van a la zona de Las Vegas a la ceremonia, donde los casan Elvis y Marilyn. Es una ceremonia de 30 minutos muy divertida en la que bailan, es muy emocionante. Siempre terminan llorando. Primero arranca como una joda pero después se pone serio y la gente conecta con eso y termina cerrando como si fuera la luna de miel. Queremos darle todavía más entidad a esta última experiencia, explorar un poco más los casamientos. Es algo que venimos pensando para expandir y diferenciarnos más. De cara al futuro tenemos pensado abrir un spa nuevo en otro lugar para poder potenciar experiencias nuevas, que es lo que nos divierte a nosotros, seguir creando”.
Nuestras vidas de total bullicio mental deben encontrar el oasis en la selva de cemento. A pesar de que el sentido común nos empuja al balance, empiezo a sospechar que lo verdaderamente importante es encontrar el contrapunto, el verdadero contraste. El balance no seduce porque equilibra hasta encapsularnos en un estado monótono. El contraste nos desafía, nos mueve hacia otro lado. La relación del ir y venir entre estas dos puntas nos permite mixear un estado delirantemente productivo con un ocio extremo que no sirve para nada. Nada mejor que estas propuestas que generan el polo opuesto a la productividad; se trata simplemente de experimentar placer. Además, las bebidas pueden significar nuevas cosas y tocar nuevos botones a través de estos viajes. Estoy convencida de que hay una sociedad con hambre de entenderse, con impulsos de búsqueda y bien dispuesta a experimentarse a sí misma a través de la experiencia y la imaginación.