Las bodegas de Lanzarote no podrán hacer frente el año que viene a las demandas de comercialización de vino dentro y fuera de la Isla, unas ventas que anualmente alcanzan una media de 1.600.000 botellas. La previsión en la reducción de uva de la vendimia del próximo verano, que caerá hasta casi los 800.000 kilos -debido a la escasez de lluvias del último invierno- frente al 1.568.460 que certificó el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Lanzarote en 2010, supondrá una fuerte caída en las ventas de caldos conejeros.
El 60% de la producción se vende habitualmente en la Isla, mientras que el 40% restante se exporta al resto de Canarias, la Península y países europeos, aunque también hay importadores americanos interesados en la vinicultura lanzaroteña.
El presidente del Consejo Regulador, Javier Betancort, aseguró ayer que «no será hasta finales de este mes cuando se conozca con más certeza el porcentaje previsible de reducción de uva por cada variedad que se cultiva». Algo más de la mitad de la producción corresponde a la malvasía y el resto se reparte entre listán negra, listán blanca, burra y moscatel.
Impacto en el sector
Este recorte en la cosecha, según Betancort, «provoca un shock en el agricultor, porque no podrá rentabilizar su esfuerzo, y en la bodega, ya que no podrá copar el mercado que podría atender si tuviera producto».
A falta de vino suficiente, el consejo piensa poner en marcha una nueva estrategia de promoción, la cual consistirá, explicó Betancort, «en lograr que el vino de Lanzarote sea visto como un producto gourmet y así generar demandas para cuando se incremente la producción». Se trata, en definitiva, «de mejorar el posicionamiento de marca del vino de la Isla. hay que seguir haciendo hincapié en las singularidades de los cultivos de viñedos de la Isla, un modo de agricultura, único en el mundo».
Fuente: Areanzázu Fernández, «Diario de Las Plamas».