La Rioja arranca su vendimia más incierta

La vendimia acelera con 113 millones de kg -26 millones de uva blanca y 86 de tintas- en una cosecha difícil. Será seguramente la cosecha más temprana de la historia. Pese al extraordinario aspecto de la uva, la madurez fenólica no termina de acompañar en buena parte de los tintos.

Alberto Gil

|

Todo en esta campaña vitícola parece raro o cuanto menos nuevo para viticultores y bodegas. Será seguramente la cosecha más temprana de la historia, cálida, seca y con escasa cantidad, pero precedentes como el de 2012 tampoco sirven. Entonces, la concentración era tremenda y la madurez fenólica acompañaba, mientras la de 2017 estuvo muy condicionada por la helada de primavera que, en esta ocasión, no se ha producido.

 

A punto de generalizarse la vendimia en toda la denominación, y con el blanco bastante avanzado, bodegas y viticultores se debaten entre seguir esperando a completar la maduración o cortar la uva para evitar que se dispare el grado, o que incluso aparezca el riesgo de pasificación. Las primeras sensaciones no son malas con el blanco, pero hay más dudas con el tinto, aunque no se despejarán hasta que avancen las fermentaciones. Eso sí, el aspecto de las uvas es espectacular por la extraordinaria sanidad y el pequeño tamaño de las bayas, al igual que el de los racimos. Así van las cosas por zonas, en una cosecha en la que lo más claro a día de hoy es que habrá bastante menos uva de lo previsto. De momento, a final de la pasada semana habían entrado 113 millones de kilos en las bodegas y la generalización de la vendimia está ya a la vuelta de la esquina en casi toda la denominación de origen.

 

Tudelilla (Rioja oriental)

David Bastida, de Bodegas Ortega Ezquerro, acaba de terminar prácticamente con los blancos en Tudelilla y está empezando ahora a ritmo con los tintos: “Hay bastante irregularidad, con uvas blancas que no están maduras y algunas que estaban empezando a pasificarse y, además, rinde muy poco”. “En blanco”, continua, “calculo un 80% de rendimiento mientras que en tintos empezaremos a ver ahora, pero también parece escaso”. Bastida explica que su zona “ha pasado sed, pero menos que otras porque nos cayeron 25 litros en agosto y 35 el pasado 6 de septiembre, pero el calor de junio. Antes de que la planta estuviera preparada, hizo daño. “Va a haber que trabajar mucho”, continúa, “con una vendimia muy selectiva, compensando con variedades, zonas y con tartárico la baja acidez: no creo que sea una gran añada, porque pese al extraordinario aspecto de la uva siento que falta algo de ‘chicha’, aunque tampoco tiene por qué ser especialmente mala. Vamos a ver qué pasa, pero aquí hay mucho trabajo todavía por delante en vendimia y luego en bodega con los vinos”.

 

Elciego (Rioja Alavesa)

Francisco Hurtado de Amézaga, director técnico de Marqués de Riscal, cumple este año su 50 vendimia: “Nunca había empezado a cortar tan pronto, ni en 2017, pero es la uva la que manda y a nosotros lo que nos queda es adaptarnos”. Bastante avanzado el blanco, Marqués de Riscal está trabajando también ya a buen ritmo con las uvas tintas. “Calculo que tenemos unas tres semanas por delante”.

 

Eso sí, Hurtado de Amézaga, con unas 600 hectáreas en propiedad en Rioja Alavesa, confirma que hay mucho trabajo: “Hay que ir finca por finca, parcela por parcela, porque algunas están y a otras les queda un poco; de hecho, las cuadrillas están haciendo más de una pasada para ir cogiendo lo que está y esperar a una segunda para el resto”. El veterano enólogo no las tiene todas consigo. “Va a ser difícil también en bodega, porque el aspecto de la uva es bueno pero no hay tantos polifenoles como podía esperarse, y creo que habrá que tener mucho cuidado con los bazuqueos, porque alguno que quiera extraer demasiado puede llevarse un disgusto”.

 

En cualquier caso, la situación no es exclusiva de Rioja y es difícil en toda España y en el mundo por el extremo calor, incluso a primeras horas del día, por lo que todo lo que vendimia en cajas va a una cámara, para procesarlo al día siguiente a bajas temperaturas: “En Francia están con un pH y unas caídas de acidez desconocidas para ellos, así que tampoco nos vamos a quejar… Va a haber que dar el callo y esperar a ver como se comportan las fermentaciones, pero, como era de esperar con este calor, no será un año fácil”.

 

Recogida de uva blanca
Recogida de uva blanca

San Vicente (La Rioja Alta)

“La más temprana para mí había sido la cosecha 2017, cuando empecé a vendimiar el 14 de septiembre, pero en esta ocasión ha sido el día 7 y sobre todo, en la vida pensé que iba a coger el graciano antes que el tempranillo”. Abel Mendoza, en san Vicente, está también en actividad con los tintos y no tiene intención de parar. “Sigue el calor y el calor… no hay noches frescas y hay riesgo de sobre maduración e incluso de pasificación”. El viticultor está vendimiando de noche y tomando decisiones arriesgadas. “Buscando la frescura como sea, parcela por parcela, variedad por variedad, vuelta y vuelta. Pasando por el mismo viñedo y seleccionando cepas…pero este año hay que tomar muchas decisiones y luego veremos con el vino, si hemos acertado o no, pero creo que esperar, sin noches frescas en perspectiva, no es una opción en mi zona”.

 

Respecto a lo que ha entrado en bodega, Mendoza está contento con los blancos. “La viura es quizás la que menos producción tiene y me quedan por cortar la malvasía y el turruntés, pero me preocupan menos que los tintos”. De hecho, sobre lo vinos tintos no se pronuncia: “Estamos con muestreos y la falta de acidez la intentaremos compensar con más graciano, de la forma más natural posible, pero aquí cada añada es un mundo. Recuerdo la de 2012, que fue muy seca, pero entonces había una gran concentración que ahora no veo, y por lo tanto la experiencia no sirve; veremos qué pasa en las fermentaciones. Todo es nuevo y hay que esperar”.

 

Cuzcurrita (La Rioja Alta)

Con viñedos en las faldas de los montes Obarenes (en la zona de Castilseco), Berta Valgañón está prácticamente a la espera de comenzar la vendimia en la zona más tardía y fresca de Rioja. “He metido 500 kilos de una plantación joven de tempranillo blanco y quizás a finales de la semana que viene empiece con la viura y la calagraño, pero seguiremos con los muestreos porque aún no lo tengo claro”. La viticultora cree que en su zona hay margen para la espera. “Desde luego las uvas no están y parece que las noches van a ser algo más frías la semana que viene, lo que nos puede venir muy bien”.

 

En todo caso, confiesa que tampoco las tiene todas consigo. “Trabajo en secano y aunque en líneas generales creo que las cepas han aguantado mejor que en otras zonas, también han sufrido bastante”. “Me preocupa”, continúa, “que nos vamos a encontrar con el blanco, sobre todo de cantidad, porque puede haber una merma importante, mientras que a los tintos les queda tiempo por delante”. En este sentido, Berta Valgañón cree que es pronto para aventurarse. “Algunas de las mejores añadas salen cuando la planta ha estado muy estresada, así que no me atrevo a sacar conclusiones. El aspecto de la uva es extraordinario y luego veremos según vaya entrando en bodega, pero lo que está claro es que cada añada es un mundo”.

NOTICIAS RELACIONADAS