Seis cafeterías de especialidad en Bogotá

Pamela Villagra

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Cuando un café se denomina especial, significa que conserva una consistencia en sus características físicas (forma, tamaño, humedad, apariencia y defectos), sensoriales (olfativas, visuales y gustativas), prácticas culturales (recolección, lavado, secado) y en sus procesos finales (tostado, molienda y preparación); de manera que se distinguen de los cafés comunes o comerciales.

 

Tropicalia
Tropicalia es una de la últimas aperturas en Bogotá. Foto cedida por Tropicalia.

El café colombiano, considerado el más suave del mundo, es una bebida apreciada por su exquisita acidez y sus marcadas notas florales y frutales. Se estima que son 500 mil familias, algo así como 3.5 millones de colombianos que viven de la caficultura en el país.

 

Aquí un listado de experiencias en Bogotá, para entender, disfrutar y aprender de uno de los mejores cafés del mundo.

 

Café Cultor. Tuestan sus cafés a la vista del cliente, en una luminosa y acogedora casa de Chapinero, y sus talentosos baristas dan rienda suelta a la creatividad, elaborando sorprendentes bebidas de autor. Puede ser un refrescante e intenso cold brew con nitrógeno líquido, una infusión de flor de azahar de cafeto, su cerveza de café o su kombucha cafetera. Compran el grano en verde directamente a productores de toda Colombia, buscando beneficio social y responsabilidad medioambiental, consiguiendo sabores exóticos y singulares.

 

Café San Alberto. Es uno de los cafés más premiados de Colombia. Su origen está en el Quindío, en la hacienda Buenavista, lugar en el que aplican una quíntuple selección para escoger y tostar los mejores granos, aunque es en su barra boutique de Bogotá donde exhiben todo su esplendor. Elegancia y puesta en escena en un espacio diseñado para sumergirte en el mundo del café. El bautizo cafetero es su experiencia estrella. En él enseñan los tips fundamentales para entender esta sabrosa bebida, su origen y posibilidades, y entrenan al cliente en las técnicas de cata imprescindibles para descubrir las notas aromáticas que esconde el café.

 

Catación Pública. La meca del café en Bogotá. Una barra dedicada a impartir cursos en los que lo muestran todo sobre el proceso del café, desde la semilla a la taza. Propone probar diversos orígenes, conocer tipos de métodos (filtrados, espressos, prensa francesa…), aprender a preparar un buen café en casa, o entrenar para ser un catador o hacer maridajes únicos. Jaime Duque, su creador, es uno de los mayores conoceros de la caficultura colombiana. Tuestan sus propios cafés y apoyan a pequeños productores mejorando sus procesos y aplicando dinámicas de comercio justo.

 

Tropicalia. Es de las últimas aperturas de la ciudad (noviembre 2021). José Alberto Rosero y Paola Laguna son tostadores que cuentan historias de diversidad a través de una taza de café. Más que procesar variedades exóticas, ofrecen variedades nacionales como castillo, caturra y colombia cuya producción es de primer nivel, lo mismo que los procesos posteriores a la cosecha. Recomendado el llamado Esencial, con notas a panela, mango, y durazno, y cuerpo cremoso. Pasa por una fermentación natural de 24 horas y luego se despulpa, para continua por 36 horas como un honey. Pura fruta madura.

 

Libertario. Gracias a La Palma & El Tucán, la finca de Zipacón en la que producen, tuestan y crean experiencias de turismo cafetero a una hora y media de Bogotá, sus cafés se han situado entre los más prometedores de caficultura incluyente en el mundo. Desde hace cuatro años, ostentan el récord por el precio pagado por libra de café verde en la historia de Colombia. Procesan microlotes únicos, como el de variedad sidra con el que ganaron el campeonato mundial de barismo 2019, o el bourbon rosado llamado Rock, que es pura fruta tropical.

 

Amor Perfecto. Han acercado los buenos cafés de Colombia al consumidor local, derribando la idea de que los mejores productos se van fuera y dentro se queda la peor calidad. En su centro de experiencias de Usaquén consiguen enamorar a los visitantes con cafés especiales traídos de todas partes del país, de manera que se cumpla lo que afirma su creador, Luis Fernando Vélez: “Tomarnos el mejor café del mundo es un lujo que todos los colombianos nos podemos dar”.