Cuchita Lluch, la embajadora de la gastronomía valenciana

La gastrónoma Cuchita Lluch (Valencia, 1965), empresaria, gestora eficaz y excelente relaciones públicas, mueve montañas para conseguir lo que quiere. Y logró lo que quería: que todo el mundo se enterara de que en Valencia se estaba cociendo un movimiento culinario muy apetitoso. Cuando aterrizó en la Academia de Gastronomía de Valencia, empezó una revolución, una limpieza de telarañas burocráticas que permitió la visibilidad de unos cocineros y cocineras, unos ya con prestigio y otros emergentes. “Hizo que todo el mundo, empezando por nosotros mismos, se convenciera de que había algo potente en la Comunidad Valenciana», cuenta la cocinera Begoña Rodrigo de La Salita.

Cuchita Lluch, la embajadora de la gastronomía valenciana
Cuchita Lluch, la embajadora de la gastronomía valenciana

Ahora, de nuevo en su tierra, ha jugado otro papel clave. Con la complicidad de la chef María José San Román, que organizó en su restaurante Monastrell el pasado octubre un encuentro de “jefas de cocina” (secuela de otra cita femenina organizada en Sant Pol de Mar por la periodista y caníbal Cristina Jolonch en 2012), Cuchita Lluch ha dinamizado la reunión de un centenar de profesionales de la gastronomía. Reunidas en el auditorio de la feria de Valencia, con el paraguas de la feria Gastrónoma 2018, cocineras, sumilleres, empresarias, periodistas… han debatido sobre las herramientas para combatir la invisibilidad de las mujeres en el mundo de la gastronomía. Tras el 12N, hay un antes y un después.

“Lo más importante es que hemos conseguido reunirnos. Mujeres de toda España han venido a Valencia y han entendido que un encuentro sobre mujeres en la gastronomía era importante, con profesionales de todos los ámbitos y de todas las ideas. Se ha hablado sin miedo, se han expuesto cómo es el trabajo de cada una y las dificultades que acarrea, se ha planteado el compromiso de próximos encuentros… Se ha conseguido generar un nombre, un logo, una base de datos y un trabajo y una puesta en común. Hemos quedado en futuros encuentros y ver en qué cuestiones se puede ir trabajando. Esto ha empezado y no va a parar. Y no es contra nadie, es con todos, con nosotras mismas fundamentalmente. Estoy muy contenta porque creo que hemos iniciado una cosa muy bonita”, dice la ya elegida como coordinadora de la red de trabajo, todo un movimiento, denominada Mujeres en Gastronomía.

“Mi vida gira en torno a la gastronomía”, proclama. Esta vinculación no es una pose de foodie de última hora, es real. De pequeña, viajaba con sus padres y sus hermanos, guías Repsol y Michelin en mano, recorriendo España según los sitios donde querían comer. Su hermana Begoña hoy es cocinera de comida saludable. Sus dos primeros maridos, dueños de restaurantes. El tercer marido, el actor Juan Echanove (conductor con Imanol Arias del reconocido programa televiso “Un país para comérselo”), un gastrónomo de pro, quien disfruta cocinando lo mismo que comiendo.

¿Cuándo se despertó su pasión por la gastronomía?

Desde siempre. Desde pequeña compraba la Cartelera Turia los fines de semana para ver qué novedades había. A mi padre le encantaba comer, y nos llevaba a restaurantes continuamente, de Sanxenxo a Sant Pol de Mar. Y todo en casa siempre se ha celebrado con la comida. Siempre un puchero del que sacar un plato más, carne en el congelador, huevos para hacer una tortilla de patatas… Mi hermana Bego cocinaba, yo era su pinche.

¿Cómo llegó a la Academia de Gastronomía de Valencia?

Organizaba eventos, era ya una persona conocida. Me llamaron en 2004 para ser académica y cogí la presidencia en 2008, el año que llegó Ricard Camarena a Valencia con Arrop. Fue en este restaurante donde en enero de 2009 decidí celebrar los premios de la Academia para destacar la labor de los profesionales. Estuve de presidenta seis años, lo dejé en 2015, cuando me marché a Madrid por amor…

Pero ha seguido yendo de Madrid a Valencia y viceversa…

Como me gusta hacer bien las cosas, creí que era mejor dar paso a otra persona centrada en Valencia. Si ya no estaba aquí todo el rato, perdía el contacto real y además me quería dedicar a otras cosas. Me he dado de baja de la academia valenciana, pero estoy en la Real Academia de Gastronomía.

Juan Echanove, Cuchita Lluch y Quique Dacosta
Juan Echanove, Cuchita Lluch y Quique Dacosta

Cuando entró en la institución valenciana cambió muchas cosas ¿no?

Me di cuenta cuando viajaba a Madrid y a otras ciudades que había un desconocimiento grandísimo sobre lo que pasaba gastronómicamente en Valencia. Los cocineros valencianos ya me conocían por comer en sus locales desde hacía años. Yo a Quique Dacosta le conozco desde muy joven, a Kiko Moya y a Ricard (Camarena) desde que empezaron… Y fue Quique el que me apoyó como presidenta. Había ganas de unión, de hacer piña. Nos aliamos y dijimos: vamos a por todas. Faltaba en la academia una labor de gestión. No había apuesta de las instituciones por la cultura gastronómica y el turismo gastronómico. Y yo entendía el enfoque de la presidencia como una oportunidad de darle visibilidad a la cocina valenciana. Fue cuando se nos ocurrió el evento de montar en Madrid, en el Museo del Traje, en junio de 2013, una embajada de la cocina y los productos valencianos (alimentos, vinos…). Era importante hacerse ver en Madrid, que era donde se concentraba la prensa gastronómica más influyente. Dimos de comer y beber a más de 200 personas. Fue un día inolvidable, que tuvo consecuencias muy buenas. Pero antes de salir a Madrid, mi primera misión era hacer que los propios valencianos se creyeran lo que tenían. Había que crear una marca de Valencia gastronómica, y a ello me lancé.

Al Levante llegaron muchos soles Repsol, premios nacionales, aunque no tantas estrellas…

Lo de Michelin con la Comunidad Valenciana es insultante. No creo que nos merezcamos este ninguneo por parte de la guía. Hay mucha gente muy buena, haciendo cosas excelentes y no tienen el reconocimiento que merecen. Luego me encuentro por ahí restaurantes con estrellas y me digo, ¡si en mi tierra los hay mejores!

Pero el reconocimiento del público a la gastronomía valenciana ya es notable, ¿no?

Ha crecido muchísimo. Mi presidencia se asentó en algo que ya había, pero en los últimos años ha habido una evolución tremenda. A todos los niveles: restaurantes, bodegas… La Comunidad Valenciana es una de las más potentes en el panorama culinario, sin duda.

Quique Dacosta, Kiko Moya, Paco Torreblanca, Cuchita Lluch, Jorge Bretón y Ricard Camarena
Quique Dacosta, Kiko Moya, Paco Torreblanca, Cuchita Lluch, Jorge Bretón y Ricard Camarena

 

Y también es reseñable la cantidad de cocineras que hay.

Siempre ha habido. Alicante, por ejemplo, ha sido una provincia que se ha distinguido a nivel nacional por la gran cantidad de mujeres en los fogones. Alicante siempre ha sido un foco de cocineras: Susi Díaz (La Finca), María José San Román (Monastrell), Mari Carmen Vélez (La Sirena), Pepa Romans (Casa Pepa)… En Valencia tenemos a Begoña Rodrigo (La Salita), a María José Martínez (Lienzo), a Chabe Soler (La Ferrera), Vicky Sevilla (Arrels), Rakel Cernicharo (Karak), Nuria Morell (Nozomi)… Tenemos a gente muy buena que está reclamando su sitio.

¿Cree la expresidenta de la Academia Valenciana que ya tiene la misión cumplida?

¡Noo! Yo me fui con mucha pena. Quedan asignaturas pendientes. Queda por conseguir más unión todavía, más cultura gastronómica entre la población, y hay que profundizar más en el estudio del recetario tradicional valenciano. También falta más reivindicación del producto, aunque ya hay mucha implicación de los cocineros y cocineras con los ingredientes locales, las huertas, las lonjas.

¿Y no habría que darle más marcha al turismo gastronómico, para que exploren más allá de la paella?

Por supuesto, pero eso es un tema de las instituciones, a las que pagamos todos los valencianos para que se hagan los itinerarios adecuados de turismo. Nosotros, los gastrónomos, los profesionales del sector, podemos señalar y sugerir, pero luego tienen que intervenir otros. Valencia tiene un gran nivel, comparable al atractivo de el País Vasco y Cataluña. La Comunidad Valenciana tiene un potencial tremendo que no está reconocido a nivel nacional, siempre lo he dicho. Y el tema de las guías tiene mucha culpa de ello.

¿Se definiría como descubridora de talentos?

No. Me definiría como dinamizadora de posibilidades y aunadora de gente. Yo sé para lo que valgo. Sé que soy buena organizando y haciendo que la gente se junte y luche por una causa, por una idea. Se dice que los valencianos van cada uno por su lado, y efectivamente nos falta esa costumbre de unir fuerzas. Yo he luchado y lucho por esa unión de brazos y talentos.

¿Y de qué manera sigue trabajando por incentivar ese potencial valenciano?

Parece que ahora tengo los astros a mi favor como potenciadora de esfuerzos y voluntades comunes, de generar sinergias. Me han ofrecido proyectos que estoy estudiando. Voy a ver si vuelvo a torear… Pero yo nunca he dejado de ser embajadora de mi tierra y su gastronomía, soy muy valenciana, muy mediterránea. Para mí la comida es la fiesta, la felicidad, el compartir. Además, la gastronomía es economía, es generadora de progreso.

Foto de familia de #MujeresEnGastronomia
Foto de familia de #MujeresEnGastronomia. Lluch, con micro en primera fila

¿Está satisfecha de que en Valencia se haya podido materializar la reunión de las Mujeres por la Gastronomía?

Es un hecho muy importante, hay muchas ganas de hacer cosas. Se ha generado un movimiento fantástico que está produciendo muchas expectativas. Como luchadora, creo que es importantísimo dar a la mujer el papel que tiene en la sociedad y en la gastronomía. Hay que hacer visibles a las mujeres. Necesitamos visibilidad y más unión. Las mujeres muchas veces no nos atrevemos. Los hombres no tienen las ataduras mentales que las mujeres tenemos.