María Luisa García fue una mujer que dedicó su vida a conservar y recuperar la cocina tradicional asturiana. Cocinera y escritora, con sus libros, publicados en la segunda mitad del pasado siglo, se convirtió en la mayor divulgadora de una gastronomía popular que en algunos casos estaba muy amenazada. Sus trabajos dignificaron la figura de las guisanderas y permitieron que estas recuperaran un papel protagonista que nunca debieron perder. En su memoria se conceden desde hace cinco años unos premios que llevan su nombre y que reconocen a mujeres que han dedicado su vida a la cocina, enriqueciendo y preservando la cultura gastronómica, y a productoras o empresarias que trabajan en fortalecen la economía local y mantienen así el patrimonio rural.
Actividades muy necesarias en estos tiempos en los que se evidencia que la gastronomía, en sus distintas vertientes, está llamada a ser uno de los principales salvavidas de los territorios despoblados, un punto de atracción que contribuya a fijar a la población rural y a proteger a los ecosistemas. Y en ese juego, además de cocineros y de productores, es fundamental la presencia de personas que trabajen en la recuperación de las tradiciones y en su divulgación.
Esa fue la tarea de María Luisa García y esa es la tarea de la galardonada este año en la categoría nacional, Rosa Tovar. Cocinera, investigadora, escritora, traductora, docente y asesora de algunos de los proyectos más influyentes de la alta cocina contemporánea, Rosa es una de las voces más solventes y respetadas de la gastronomía española, especialmente en su vertiente histórica. Ahí está, como experta en la historia de la cocina árabe, su colaboración con la Bullipedia de Ferrán Adriá o su trabajo como asesora de Paco Morales en los primeros años de su triestrellado Noor dedicados a la cocina andalusí de los siglos VIII al XIV. Autora además de una decena de libros, en el último de los cuales, “De ida y vuelta”, que acaba de publicarse, reconstruye las huellas invisibles de la cocina hispanomusulmana en América y Europa.
Otros galardonados en esta edición de los premios María Luisa García, ya a nivel regional, han sido la guisandera Ramona Menéndez, de Casa Belarmino, uno de los grandes restaurantes de cocina tradicional en Asturias; la pastelería Cabo Busto, y la empresa familiar Olaya Miel. Personas y empresas que con su labor contribuyen a esa imprescindible tarea de fijar la población rural desde la gastronomía.