Christian sueña ‘la fábrica de chocolate de Charlie’ en Singapur
Hace unos días. En alguna mesa discreta en el restaurant Fermí Puig de Barcelona. Christian Escribà y su hijo Pol frente a mí. En el aire expectante de la mesa, las cervezas todavía cautelosas y un proyecto imposible esculpiendo la conversación… Fantasía. O Charlie y la fábrica de chocolate en versión LSD. O Hansel y Gretel de subidón.
Esta es una historia cierta de asombros polimórficos, lisergias inauditas, alucinaciones dulces, desvaríos en colores, ilusiones filigranescas… Una quimera que sólo la mente enfebrecida de Christian podía convertir en hiperrealidad. Este próximo agosto, del 21 al 24, en Singapur, los espíritus de Roald Dahl y los hermanos Grimm estallarán en una supernova de chocolate, azúcar y pasteles made in Escribà. Libera tu mente y deja entrar al sueño… Fantasía.
Hace unos tres años. Taller de la pastelería Escribà en la Gran Vía de Barcelona. Gin tonics descarados y AC/DC atronando desde el gigantesco plasma. Christian me cuenta un proyecto improbable… Escribí entonces: “Hay mundos que no están en éste. Es cuando a Ferran Adrià le encargaron la creación de un gran parque lúdico-gastronómico en Qatar. De aquella reunión entre ambos (Ferran y Christian) salió una idea clara: las mil y una noches. Christian lo acota: «quiero el salón de té más bestia de la historia». Primero se inventó la churrería al revés. Una churrería tuneada con neveras, helados, zumos, frutas en vez de grasas, aguas, chocolates… Una churrería-roulotte de verano dirigida por actores y con estética Regreso al futuro -apertura automática, humos, efectos especiales… Ésta es una de las muchas ideas aparentemente imposibles de Christian, como esas ideas de cuentos regaladas en las orillas de determinados textos de Borges.
Y luego el parque: ríos tamaño natural de chocolate; bosques de fresones, caramelos, natas, bombones; una isla central con una fábrica con la historia internacional de los dulces; islotes temáticos rodeados de chocolate fluido; camas elásticas de gelatina; laberintos de pan de molde; toboganes de helado; maquinaria; fantasía… Hansel y Gretel bailando rock and roll”.
¿Lo has pillado? Aquello de Qatar no funcionó (¿imaginas no obstante el flipe, en medio del desierto?); pero… Pero Christian ya estaba intoxicado de una fantasía que rebosaba recurrentemente en sus sueños y hasta le manchaba las vigilias; y, además, llamarse Christian Escribà obliga a tener cada día la armadura brillante y preparada para los más inverosímiles torneos. Así fue que, noche a noche y día a día, aquella utopía fue tomando formas que, no por locas y estrafalarias, eran menos ciertas y posible en el imaginario de Christian. Y de la locura surgió la razón. Y ambas, en constante feed back, enroscándose en un torbellino de cacaos y bombones, de azúcares y gelatinas, de arte y drama, de ilusionismos y virtuosismos, acabaron dibujando el mapa tangible de un sueño, de una Fantasía que ya se está fabricando en Gran Vía (chécalo en www.fantasiabyescriba.com).
8.000 metros cuadrados oníricos y un presupuesto real de cuatro millones de euros que van a transformar el centro de convenciones del espectacular Marina Bay de Singapur en la más grande extravagancia dulce realizada jamás. Pastelería vertiginosa (ocho áreas temáticas), teatro surrealista (100 actores de Els Comediants), arquitecturas desafiando a Euclides de Enric Ruíz y sorpresas de todo tipo para convertir la capital asiática en golosa felicidad. Animales de chocolate a tamaño natural, tartas de ocho metros de altura, muros gigantes para comer, selvas comestibles, 10.000 kg de cacao, 12.000 de azúcar, 4.000 de coco rallado… Tres días, 30.000 personas. Y en medio, Christian suelto… ¿Te imaginas, en el tea room de este gran montaje, en Singapur, un menú de fresas caramelizadas, buñuelos de Cuaresma, el hot dog Escribà, panellets de piñones, coca de Sant Joan, crema catalana, tortilla de patatas, jamón ibérico y ensaimada planchada?
El relato de un descenso al cielo…
Imagina, imagina… Entramos en Fantasía by Escribà desde el metro (primera metáfora de la bajada al mundo soñado), donde un lobby lleno de piruletas y cupcakes gigantes nos dan la bienvenida mientras una nube de fotógrafos destellan sus flashes. Dos guardias urbanos de Barcelona, en uniforme de gala, con los plumeros, aguardan ante los pesados cortinajes cerrados… Y se levanta el telón: un túnel iniciático nos lleva desde la estación de metro hacia lo incógnito a través de un jardín de confitería, de un cielo lleno de nubes de barbapapá… Y al final, en la siguiente puerta, Christian (un actor) nos da la bienvenida…
Penetramos en Dreamland, un mundo de sueños, por una carpa circense que se abre a… un gran salón que nos llevará hacia las taquillas a través de catenarias iluminadas por cupcakes con luz interior. Es el tránsito entre la vigilia y el sueño. Y ya… La gran sala de acceso onírico: una proyección en 360º de un paisaje donde las montañas son bombones, el suelo azúcares psicodélicos, el cielo lleno de caramelos volantes… Seguimos avanzando y el sueño cada vez es más profundo. Soñamos con Christian (este fue un sueño real que tuvo) que estalla el obrador de Gran Vía a cámara lenta, proyecciones que disparan objetos, dioramas surrealistas… y, al fondo, la luna de Els Comediants comiéndose los pasteles que les ofrecen unos duendecillos… Una chica, desde una cama flotante entre nubes, va pescando tartas mientras suena un saxo… Volamos y volamos de una escena a otra… Ante nosotros, una cascada de chocolate de ocho metros de altura, 10 toneladas de chocolate fluyendo, máquina de chupitos de chocolate… Esto, en la vigilia, será record Guinness oficial para el salto de chocolate más alto del mundo. Els Comediants y la luna… Proyecciones de los pasteles explosivos Escribà y el gran Antonio Escribà desde un púlpito irreal…
Ya en pleno sueño REM, se abre ante nuestros ojos la siguiente área temática: Natura. La jungla de chocolate y coco… Allí un elefante dulce en tamaño natural (5x4m) recubierto como el famoso perro de El Bulli, gorilas de 1.70 m de altura… Una exhibición zoológica dulce entre plotters selváticos, nieblas, haces de luces jugueteando desde las copas de los árboles… Taxidermia de caramelo en tamaño real sin control: hipopótamos, cebras, cocodrilos, jirafas, tigres de Bengala, simios… Un trabajo de decoración inimaginable en cada animal, una selva en la que de las lianas cuelgan tripis… Y animales “reales” (Els Comediants)…
Tiempo para el Teatro Escribà, un espacio para 650 pax. Al entrar nos ofrecen los snacks liofilizados de Sosa mientras se suceden los vídeos sobre el mundo Escribà, performances en directo, actuaciones musicales con instrumentos de pastelería…
Y el tea room. Chiringuitos, carros… ¿qué deseas? La sorpresa es que nos encontramos en mitad de una boda mediterránea enloquecida elaborada por Els Comediants. Nosotros somos los invitados… El pastel del casamiento lo puedes suponer… de cinco metros de altura con los novios -¡de verdad!- en su cima. Pero el tea room es gigante y podemos seguir soñando por paredes y recodos… Un wall con la historia de Escribà y piezas míticas (la chaquetilla de Antonio, el Picasso auténtico intervenido por Antonio…).
De ahí al Escribà Gallery, con algunas de las piezas históricas en formato presencial: la reina de corazones de la boda de Ferran e Isabel, el perro de El Bulli, el Beefeater y la torre Eiffel gigantes de San Sebastian Gastronomika… Más allá, la Escribà Academy, donde se darán pequeños cursos.
Y, junto a la Kids Academy para los niños, la Boutique Barcelona. El sueño está en su momento álgido: vemos la reproducción exacta de la pastelería Escribà de La Rambla (escala 1:1), en realidad la puerta de entrada a la Barcelona soñada desde Singapur… Y el Parc Güell y La Rambla y la Plaça Reial… Todo da vueltas en el espacio… Las estatuas vivientes de La Rambla, la bombonería, las brochetas… ¿Necesitas marcha para seguir soñando? Prueba las barritas energéticas creadas por Christian y Ferran (chocolate, praliné, frutos secos y fruta liofilizada, pura verdad y caña). ¿Fashion shopping? Todo en dulce… la zapatería canalla, la joyería que se chupa, la floristería en trompe l’oeil, las piezas para Lékué, el banco con dinero de chocolate (¿recuerdas los maletines con un millón de dólares dulces que Christian regaló a Springsteen o ZZ Top?)…
Y, tras la frontera de los sueños, la boutique de Patricia Schmidt. La galería de arte. 20 piezas exclusivas en azúcar inspiradas en delicadas flores. Se venderán dentro de una cúpula de cristal llena de gas inerte, a partir de 700 €, y se entregarán a domicilio por un botones y con un vídeo de su proceso de esculpido. ¿Has visto alguna vez trabajar a Patricia? Esto es un pequeño apunte que he escrito para su galería en Singapur: “Ver trabajar (crear) a Patricia Schmidt es entrar en un mundo onírico y a la vez hiperreal. Sus obras, exquisita metáfora de la escultura preciosista, el manierismo pictórico, la sutil filigrana y el ilusionismo imposible, constituyen un prodigioso ejemplo de lo que se podría definir como alta orfebrería dulce».
Fascinada por el arte y la confitería desde los 12 años, Patricia se formó en su Brasil natal pero también en Estados Unidos y el Reino Unido, consiguiendo atesorar un conocimiento y una sensibilidad enciclopédicos y cosmopolitas. Autora de tres libros de referencia y maestra en las distintas técnicas de la pastelería compleja –mini pasteles, construcciones de pastillaje, piezas de celebración, diseño escultórico, recreaciones florales en masa elástica de azúcar, procesos de presión, decoración con glasa real y fluida, aerografía comestible…-, han sido sin embargo su insólito talento artístico y su extrema delicadeza formal las que la han propulsado a la cumbre de la alta confitería. Sus obras, donde sentimos la clase de Cellini, la magia de Fabergé y la esencialidad expresionista de la pintura Gongbi china, son auténticas expresiones platónicas de una belleza que se nos ocultó hasta ser desvelada por sus manos…
Patricia Schmidt ha conseguido esculpir la materia de los sueños. «De los sueños más dulces”.
La Fantasía también es canalla…
¿Y por la noche? Tres fiestas VIP dentro de la fantasía. La primera, Gala night diseñada por Stan Lee, ex Cirque du Soleil, para 1.500 pax, con postres Escribà… ¡con luz! La segunda, un clásico: Thanks God it’s Friday, con cócteles y tapas. La tercera, Midnight at Fantasía, ibicenca, con deejays, performances y…
Con todo esto… ¿Quién quiere despertar del sueño?