Cuatro días después del siniestro que ha destrozado Mugaritz, Andoni Luis Aduriz no parece triste. «Es tan increíble la energía y el cariño que hemos recibido con esta desgracia, que te hacen pensar que todo el esfuerzo, todos los proyectos que emprendimos, han valido la pena».
Preocupado si está, ¡cómo no iba a estarlo! Pero el hecho de haber solucionado los marrones más inmediatos, en cierto modo, le han liberado de tantísima tensión acumulada desde la madrugada del lunes. El primer y más urgente problema parece solucionado. Los novios que tenían que celebrar su boda, el sábado en Mugaritz, lo harán en el Kursaal, en San Sebastián, y tendrán, como les ha prometido, «la mejor boda del mundo».
Andoni reconoce que está crecido. Mensajes electrónicos han tenido varios centenares, llamadas, otro poco. Se han puesto a su disposición instituciones, ayuntamientos y cocineros más o menos cercanos; todos los tops (o casi) españoles y muchos colegas de todo el mundo, como Heston Blumenthal, Willie Dufresne, Gaston Acurio, Juan Mari Arzak, Hilario Arbelaitz, Pedro Subijana, Joan Roca, Quique Dacosta, Ferran Adrià…
El proveedor de las patatas (¡esas caolín!) les ha prometido que durante un tiempo no les va a cobrar, y no es el único. Una sidrería, Petritegi, les ha ofrecido camiones para vaciar lo que se pueda salvar del restaurante y, un amigo, la nave donde colocar todo ello. Hasta ha habido clientes dispuestos a arremangarse para ayudarlos a limpiar. Ayer los peritos del seguro terminaron las primeras inspecciones y ahora tienen que evaluar las causas del incendio, que apunta a un cortocircuito, y, claro está, la cuantía de los daños. Lo que está claro es que antes de junio la reapertura es prácticamente imposible. ¿Y mientras tanto? Lo más urgente es solucionar el futuro de los empleados.
La mayoría se recolocará, temporalmente, en otros restaurantes. Será la ocasión para aprender en otras grandes casas; una práctica que, hasta ahora, el día a día impedía. Otros puede que no tengan más remedio que acogerse al paro forzoso.
¿Y Andoni? Cumplirá los compromisos internacionales y a finales de abril estará en la gala de Restaurant Magazine en Londres, donde habrá nueva foto con Juan Mari Arzak, Ferran Adrià y Joan Roca. En casa tendrá que trabajar con perspectiva, investigando en AZTI con una parte mayor de su equipo para cuando vuelvan a recibir en el restaurante, «es un parón obligado, pero puede que nos sirva para trabajar mejor en nuevas propuestas. Por primera vez trabajaremos como elBulli.»
Puede que no sea la última. Andoni valora muy seriamente el consejo de Ferran Adrià: «que esto te sirva para cambiar de modelo. Hay que buscar tiempo para pensar.» Y cuando las cosas vuelvan a su sitio en el caserío de Renteria, Mugaritz podría cerrar, voluntariamente, 3 ó 4 meses, para dedicarse a pensar platos y nuevas propuestas de vanguardia. El Bulli abrió, también, ese camino y el equipo de Mugaritz, superado este trance, podría hacer lo mismo.