¿Quo Vadis Hostelería?

En estos momentos, quien abanderó el resurgimiento de la marca España y su imagen está atravesando unos de los momentos más críticos de su historia. El sector de la hostelería que directa o indirectamente da empleo a cerca de más de 2 millones de personas, se está quedando sólo y atrás. En primer lugar por la falta de ayudas, porque les está devorando el pago de alquileres, algunos muy altos, y porque además, de una forma inexplicable, se la está estigmatizando.

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Desde que finalizó el estado de alarma se nos fijaron reducción de aforos, distancias de seguridad que todavía han reducido más la capacidad de los establecimientos, limitaciones de horarios y el número de comensales por mesa. En resumen, muchos no han podido abrir. Aproximadamente un 30% de los locales de hostelería siguen con el cierre echado, y de los que sí hemos abierto, se espera que de aquí a seis meses podamos cerrar otro 20% por las trabas descritas.

Está claro que a pesar de que cada uno ha optado por tomar decisiones imaginativas que ayuden a contrarrestar la pérdida de ingresos, deliverys, menús reducidos para adaptar oferta a los tiempos estipulados, comidas con los propios chef a domicilio… la situación se hace más y más dura. Es cierto que dicen que los infectados en hostelería no superan el 3% del total, y que los mayores contagios se producen en el ámbito familiar y privado y focos universitarios, precisamente por carecer de normas como las que tiene el sector de la hostelería. Pero lejos de perseguir este conjunto de actividades que concentran el mayor número de casos se ha implantado una persecución sin sentido de un sector que, guste o no, es un exponente de nuestra imagen en el exterior y debemos intentar salvarlo entre todos.

Se puede pensar que somos egoístas al defender un sector que se dedica al ocio en medio de una pandemia, pero la realidad es que la economía también es salud. La restauración en general, además de formar parte de nuestra forma de vivir, significa salud mental, que en estos tiempos tan necesaria resulta. Por ello, animo a que la restauración esté más unida que nunca, y que no tengamos ningún complejo en denunciar esta situación que no puede darse mucho más en el tiempo.