Giuseppe Grill, brasas de luxe en Rio de Janeiro

El hostelero Marcelo Torres ha convertido Giuseppe Grill en la parrilla brasileña de referencia en Río de Janeiro con una combinación infalible de materia prima excepcional, puntos de fuego virtuosos y cortes propios y originales

Xavier Agulló

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Considerada por tutti quanti como la parrilla brasileña de carne (y también de grandes pescados) de referencia en Río de Janeiro, el propietario de Giuseppe Grill, el tycoon hostelero Marcelo Torres, no sólo propone un rutilante material y puntos de fuego virtuosos, sino que incluso ha desarrollado cortes propios, como la afamada ‘picanha supra sumo’.

 

Piedra, madera, cuero, metal… La nobleza estética de cuidada rusticidad nos recibe, junto a la abierta sonrisa de Marcelo Torres, el demiurgo en uno de los restaurantes más notables de la capital carioca, el renombrado Giuseppe Grill. Marcelo, empresario de inusitado éxito (su grupo hostelero de alta cocina y productos premium es el más importante de Brasil), me confiesa ya de entrada su admiración por la cocina y los vinos españoles, a los que viaja cada año religiosamente —incluso es Caballero del Cava por la Cofradía de Sant Sadurní— para su disfrute personal.

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La picanha supra sumo es un corte original y exclusivo de Giuseppe Grill en el que se selecciona la mejor parte de la picanha. Foto: Gastrophoto_

No es hombre que se corte, Marcelo. Con sólo ver el puesto de grandes pescados y mariscos que exhibe en el comedor, se advierte que en Giuseppe Grill no se juega. “Todos nuestros pescados y mariscos son de las costas de Río de Janeiro, y en su gran mayoría, pescados con arpón. Yo mismo, todos los jueves, salgo a la mar con mi fusil submarino a pescar”. Lo dicho. Por no hablar de su gran bodega acristalada (premiada por Wine Spectator), casi 700 referencias donde no falta ‘lo máximo’.

 

El punto de partida, pues, ya está por las nubes. Abrimos una botella del espumante Xian, puro chardonnay del sur de Brasil (propiedad del grupo de Marcelo), mientras nos regalamos con unas cuentas entradas: el bolinho de bacalao, extra crujiente, las longanizas maison (de black angus y de pierna de cerdo) y el bizcocho (tipo polvillo) de grana padano.

Entra el albariño brasileño en liza para el ‘primero de la tarde’ (el restaurante está decorado con la colección de arte privada dedicada a la tauromaquia de Marcelo, que hasta tiene asiento fijo en Las Ventas), un ejemplar de garoupa (mero) de carnes firmes y perfumadas de brasas. Un comienzo marino que también hubiera podido ser de róbalo, langosta, cavaquinha

 

El chardonnay Cordillera, de Miguel Torres (amigo personal de Marcelo), abre el siguiente capítulo: uno de los musts de Giuseppe, el costillar (prime rib), sin hueso, sofisticadamente marinado y con ocho horas de cocción en el horno. Pieza muy exclusiva de la que se saca sólo una por servicio. Sabor embriagador, textura sensual. Servido comme il faut en un lujoso gueridón inglés.

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Los bolinhos de bacalao, un clásico carioca que alcanza la perfección en Giuseppe Grill. Foto: Gastrophoto_

Paso ahora a la ‘picanha supra sumo’, el corte desarrollado en el local que se ofrece como un prisma triangular del mismísimo centro de la pieza; lo más tierno, con una orla de su preciosa grasa. Sutileza, elegancia, glamour.

 

Para otras visitas deben quedar el muy clásico steak tartare al cuchillo, el steak Café de París (madurado en seco 30 días envuelto en mantequilla), el poivre noir, el ya (injustamente) olvidado steak Diane, el Wellington (por supuesto, tanto el clásico como el de picanha) y otros espectaculares cortes como el T-bone.

 

Postres como la crema de papaya y el tradicional ‘Romeo y Julieta’ (helado de queso y guayabada) cierran un menú de altos vuelos ejecutado con rigor, aplomo y refinamiento.

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