Petit Comitè, made in Fermí Puig

Redacción

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Hoy hemos ido a comer al restaurante Petit Comitè, la nueva sensación de Barcelona. El lunes se realizó una comida de prensa, ayer inauguró para el gran público y hoy estaba lleno. Como auguraba a la perfección Cristina Jolonch en su último artículo, se trata de una apuesta personal de Fermí Puig que se une a las propuestas de cocina popular que están surgiendo recientemente en la ciudad condal.

Petit Comitè

«Cocina tradicional catalana. Fermí Puig», estas son las líneas que acompañan siempre al nombre del restaurante, y nunca mejor dicho porqué ligan al máximo con el concepto que pretende difundir la casa: «somos depositarios de una tradición culinaria que es un bien cultural y tenemos la obligación de ponerla en la mesa pública al más alto nivel». «No encontraréis ningún plato de cocina de autor, todos forman parte del recetario tradicional de Catalunya, haremos alguna interpretación pero siempre guiándonos por la cocina de siempre», nos comenta un Fermí orgulloso de haber hecho realidad uno de sus sueños. Se ha realizado un importante trabajo de documentación que ha cuajado en una oferta de sabores puros, esencialismo catalán. El chef del Drolma ha implicado directamente en este proyecto a Alfred Romagosa y Adrià Marín, director de sala y jefe de cocina del restaurante ubicado en el Hotel Majestic. Sólo 300 metros separan a los dos establecimientos.

Por lo que hemos podido ver, el nombre de Petit Comitè se ajusta al milímetro con el ambiente que se respira en el número 13 del Passatge de la Concepció (una pequeña calle peatonal entre el Passeig de Gràcia y Rambla Catalunya). Reconocidas personalidades de la ciudad se juntaban hoy en el restaurante: políticos (David Madí, Macià Alavedra), escritores (Quim Monzó, Sergi Pàmies, Jaume Coll), periodistas (Màrius Carol, Salvador Sostres, Enric Vila)… hasta hemos coincidido con Quim Casademont, que lucía un Bocuse de oro en la chaqueta.

Fermí Puig

Además, una excelente relación calidad-precio: podréis comer por un precio medio de 50€, el plato más caro de la carta cuesta 26€. El espacio elegido es un edificio de tres plantas, con una capacidad para 65 comensales. La planta tiene dos niveles, un  primero para la recepción y barra, y uno más elevado donde esta situado el comedor (llamado Comitè Central) y un salón reservado para 8 personas. El restaurante se estructura alrededor de una gran barra central de madera en forma de U donde se puede tomar el aperitivo o comer, la cocina está abierta a la sala y podemos observar el bullicio de los fogones. Al exterior, un patio al estilo de un jardín japonés que acogerá tres mesas en verano. La decoración sigue la elegancia como patrón. El personal, vestido pulcramente de negro.

Sin duda, es una gran alegría para la comunidad barcelonesa poder contar con un establecimiento de estas características que, además, tiene el servicio de cocina abierto interrumpidamente de la una del mediodía a la una de la madrugada.

Felicidades Fermí!