Justa Nobre "cuando estoy triste cocino y cuanto estoy contenta, cocino"

Mónica Ramírez

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Justa Norbe, nacida en una pequeña aldea de Tras-os-Montes , es todo un referente de la cocina portuguesa y es conocida por dar a conocer las recetas de su lugar de origen a través no solo de su restaurante O Nobre (Lisboa) sino también de libros y programas de televisión. Desde que, con 15 años, aterrizó en la capital lusa, Justa Norbe ha dedicado su vida a los fogones.

Justa Nobre «cuando estoy triste cocino y cuanto estoy contenta, cocino» 0

Una de las recetas que más fama le ha granjeado en su país es la Sopa de Centolla con la que empezó su ponencia en el congreso GastroFeminAS. “Todo el mundo hacía sopa de camarones y marisco y yo quería hacer algo diferente”, explica Justa. Una receta que, a pesar de los años que atesora, sigue sirviéndose en su restaurante “en una vajilla especialmente diseñada para ella”, precisa la cocinera. De hecho, su éxito es tal que está presente en la carta de su establecimiento todo el año.

Para quienes deseen replicar la receta en casa, ahí va el cómo. Según Justa, se retiran las patas y la carne de la centolla y junto con la cáscara se hace un caldo con agua y sal. Una vez listo, se reserva. Por otro lado, se rehoga en una olla cebolla, perejil, mantequilla (no aceite de oliva), vino blanco de Oporto y azafrán. A toda la mezcla se le añade el caldo y se va espesando con maizena, nata y se adereza con pimienta y picante. ¡Listo!

El segundo plato que Nobre recreó ante el auditorio fue la Torrija, pero en lugar de la receta habitual, Justa la cocinó con dulce de castañas. El dulce de castañas se elabora a partir de la cocción de este fruto, canela, estrella de anís y azúcar (para un kg de castañas se utiliza un litro y medio de agua). Con el resultado de esta amalgama de ingredientes se hace un puré que da lugar al dulce final.

Para elaborar las torrijas la cocinera escogió pan de molde, que untó con el dulce de castañas a modo de sándwich. A continuación, lo bañó en leche templada, le retiró el exceso y lo empapó con huevo batido. El siguiente paso fue freírlo en aceite y sal. Una vez frito, Justa retiró el exceso de aceite y añadió azúcar.