Liderazgo femenino “las mujeres somos más empáticas, escuchamos más y más solidarias”

Mónica Ramírez

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La presidenta de la Real Academia de Gastronomía, Lourdes Planas; las cocineras, Susi Díaz y Pepa Muñoz y la ingeniera, profesora e investigadora Sara Gómez formaron parte de la mesa redonda donde se departió sobre liderazgo femenino. El debate fue moderado por Laura Pinto, periodista de ABC.

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La pregunta de si el liderazgo femenino es diferente al masculino fue la que abrió el debate. “Ser líder no es fácil”, responde Susi Diaz, “la universidad está llena de mujeres, las cocinas están llenas de mujeres, las escuelas están llenas de mujeres, pero si miramos arriba, no hay tantas. Hay pocas. Para ser líder hay que trabajar mucho y no creo que el liderazgo masculino y femenino sea diferente ya que tanto uno como otro tiene que sacrificar mucho”. Y añadía “para ser líder se necesita creatividad, humildad, visión de negocio… un montón de cosas… una filosofía que tienes que asimilar y cuando pones los pies cada mañana en el suelo, tienes que proponerte unas metas y empezar a conseguirlas. Sé que lo hacen muchas mujeres y no llegan, pero no podemos parar, hay que seguir”. Y lanzaba una luz de esperanza “sé que vamos en el camino porque vas a eventos y cada vez, ves más mujeres”.

La ingeniera Sara Gómez discrepa “yo sí que creo que hay una diferencia en el liderazgo entre mujeres y hombres. Y lo digo con rotundidad porque en mi profesión sí que, como yo digo, me he tenido que labrar mi futuro profesional a coces, dando patadas a alguna puerta. Y esto es algo con lo que no me gustaría que las generaciones futuras se encontraran”. Gómez destaca en su respuesta una frase dicha en la mesa redonda anterior “lo que hace falta es que nosotras estemos ahí arriba, que no sean ellos los que tomen decisiones. Tenemos que estar tomando decisiones de una forma absolutamente paritaria. Por eso, a mí me gusta hablar de liderazgo y de poder. Y ese poder se refiere al poder de tomar decisiones”. Esa diferenciación de liderazgo que la científica apunta señala que se ha puesto de relieve en el congreso. “Hemos visto a cocineras que hablan de amor, de cuidar, de ayudar al otro y esto no se lo he escuchado a hombres cocineros”. Y concluye “las mujeres somos más empáticas, escuchamos más y más solidarias. Y en esto tiene mucho que ver la educación y la cultura. Y esa ‘humanidad’ que tenemos las mujeres hace falta, ahora mismo, en el mundo”. Para acabar, Sara alude a otra científica, la recientemente fallecida Margarita Salas, para introducir un concepto que afecta en mayor grado a las mujeres: la discriminación por edad.

Para Pepa Muñoz, el liderazgo va acompañada del concepto ‘influir’ en positivo. “Influimos consciente o inconscientemente, y esto hace que tu equipo te siga. Y eso es un sello del líder en general. El líder no es el jefe, no tiene nada que ver. El jefe manda, ordena… lo otro es más ‘amable’. Es verdad que, cada vez, hay más mujeres y que esto ha cambiado mucho en los últimos años. Nosotras vamos a pasos agigantados, cuando ellos suben de escalón en escalón nosotras lo estamos haciendo de cinco en cinco porque somos capaces de hacerlo”.

 

La conciliación, la asignatura pendiente

Un tema recurrente en las ponencias del congreso ha sido el de la conciliación con lo que era fundamental hablar de ello. Lourdes Planas cita el ejemplo de Lucía Freitas, ponente de la mañana, y añade “Después del parón que ha supuesto la pandemia, parece que se han impuesto los horarios más ‘civilizados’ por llamarlos de alguna manera, y hemos visto como sí, el trabajo es muy importante pero la vida es corta, hay que aprovechar y no hay que perder ni un momento de lo que nos rodea. Hay que vivirla a tope. Y necesitas un tiempo para tu trabajo, pero también para tu familia y para nosotras mismas. Esto es importante porque las mujeres lo damos todo, pero necesitamos un tiempo para hacer lo que nos gusta. Creo que este aspecto lo vamos a ir cambiando las mujeres”. Y continúa con un argumento clave “¿por qué los hombres han destacado más? Porque van a conseguir el éxito; las mujeres van más a trabajar en lo que les gusta, en lo que saben hacer y en defender su territorio, sus raíces. Y eso es muy bueno. De hecho, los cocineros han crecido mucho en innovación, investigación, efectos especiales y la mujer ha sido la que se ha quedado preservando las tradiciones. Fíjate por donde, ahora la cocina ha variado un poquito y todos los cocineros están volviendo a eso que han defendido tantas mujeres: la cocina de siempre, el producto, la cocina de proximidad”.

Susi Diaz reconoce que los horarios en hostelería son “brutales” y que la pandemia ha favorecido esa reflexión expuesta anteriormente. Detalla el día a día del cocinero demostrando que es muy difícil que haya lugar para algo más que para la cocina. Sin embargo, confiesa que no le parece una cuestión fácil de solucionar. “Cuando había horarios restringidos por la pandemia era fácil que un comensal entendiera que había que cerrar, pero sin las restricciones, ¿cómo le dices a un cliente que se marche? Por mucho que lo disfraces, por muy buenas palabras que utilices, por muy bien que lo hayas tratado es posible que no lo entienda y que al día siguiente hable mal de ti en redes”.

Por su lado, Pepa Muñoz se desmarca de este consenso alegando que la profesión también es una manera de vivir, que no considera que sea “tan sacrificada” y argumenta “es verdad que yo tengo una plantilla muy bien organizada, con sus turnos, sus días libres y eso me permite que concilie mejor. Y en Madrid igual tenemos mayor oportunidad”. Destaca, además, que en su tiempo libre suele “arrastrar” a familia y amigos para conocer otros restaurantes productores… y que no lo considera “un sacrificio”. En lo que sí está de acuerdo es en que la pandemia ha traído la reflexión sobre el horario. También explica que durante ese tiempo de parón desarrolló una labor social que “la enganchó” e hizo que, “si un día me necesitan en algún sitio, vaya”. Una situación que acapara tiempo personal pero que admite que “está en uno mismo cortarla”. “Creo que aportamos mucho, que podemos ayudar y yo soy la que me he metido en esta vorágine. Soy yo la que debería cortarla, aunque me cueste mucho” Y acaba “igual es un poco egoísta, pero creo que podemos ayudar mucho y lo quiero repartir y ofrecer”.

Para finalizar, Laura Pinto lanza sobre la mesa de debate la última cuestión “¿qué cualidad debe tener un buen líder?”. Lourdes Planta asegura “es cierto que tenemos diferentes actitudes y que la mujer es más sensitiva, tiene ese sexto sentido del que siempre se habla y capacidad para hacer varias cosas a la vez. No obstante, yo creo que para que un equipo funcione, lo ideal es que también esté formado por hombres. Las empresas más rentables son aquellas que están formadas por hombres y mujeres en equilibrio”.

Susi Diaz responde que “sin un equipo no se va a ninguna parte” y que es necesario “escucharlos, captar que es lo que les pasa a cada uno de ellos y ayudarlos”.

Por su lado, Sara Gómez apunta hacia la diversidad, pero ya no solo de género sino de edad, cultural, etc. Recalca que lo que no debe haber es “una actitud de imposición”. Y continúa “si quieres que un proyecto funcione tienes que implicar al equipo, hacerle partícipe. Se aprende más escuchando que hablando. El problema es que gestionar esa diversidad es difícil”.

Por su lado Pepa Muñoz destaca la confianza. “Si tú confías en tu equipo, ellos te devolverán esa confianza con creces”.