Bajada en la producción, bajada en el consumo y bajada en las ventas; una trilogía poco alentadora que sigue pesando sobre el vino del mundo y el chileno. Sin embargo, 2025 también dejó noticias por estas latitudes que vale la pena subrayar: reconocimientos internacionales de primer nivel y nuevas aperturas en Santiago con el vino en el centro de la experiencia urbana dibujan un contrapunto necesario.
Don Melchor, el Mejor Vino del Mundo
Durante todo 2025, el equipo de Don Melchor, el emblemático cabernet sauvignon de Viña Concha y Toro, recorrió el planeta con un mensaje contundente: El mejor vino del mundo.
“Nunca me he subido tanto a un avión como este año”, reconocía el enólogo Enrique Tirado la noche en que el vino cerraba en Santiago una gira por 35 ciudades. El contexto lo explicaba todo.
A fines de 2024, Don Melchor fue elegido Número Uno del ranking Top 100 de la revista norteamericana Wine Spectator. Mirar su historia ayuda a entender el alcance del logro. Desde su primera añada en 1987, Don Melchor ha sido reflejo de la evolución cualitativa del vino chileno. En los años 80, Chile exportaba poco y la calidad aún estaba en construcción: viñedos jóvenes, tecnología incipiente y un país que recién comenzaba a mirar hacia afuera. El proyecto nació con una ambición distinta.
Bajo el liderazgo del alemán Goetz von Gersdorff, el equipo seleccionó parras prefiloxéricas de Puente Alto y llevó sus vinos a Burdeos para validar si el sueño era posible. El “sí” marcó el camino. Hoy, el viñedo de origen sigue siendo el mismo, pero profundamente estudiado: 151 parcelas diferenciadas y con un viñedo solar circular para diseñar futuras plantaciones pensadas desde el cambio climático. Según Tirado, 20 años a cargo del vino, ese trabajo con miras a largo plazo fue clave para destacar entre miles de vinos de los cinco continentes. La producción ronda las 180 mil botellas anuales, con un precio cercano a los 350 dólares la botella. Un símbolo de hasta dónde puede llegar el vino chileno cuando hay visión, tiempo y rigor.

Ventisquero, Mejor Bodega del Año
La segunda gran noticia llegó a comienzos de 2025: Ventisquero fue elegida Mejor Bodega del Año por Wine Enthusiast, revista con sede en Nueva York.
Fundada en el año 2000, Ventisquero ha empujado los límites del vino chileno en apenas dos décadas. Primero hacia el norte, en el valle del Huasco; luego hacia el sur, en la Patagonia chilena. De sus 1.500 hectáreas iniciales, hoy mantiene unas 500 propias y un portafolio que va desde vinos de excelente precio-calidad pensados para supermercados, hasta etiquetas de producción limitada con fuerte identidad territorial. Bajo el liderazgo enológico de Felipe Tosso, el equipo ha trabajado con libertad creativa y vocación experimental. Las líneas Tara, en el desierto, y Kosten, en el extremo sur, son hoy sus expresiones más singulares: vinos chilenos que hablan de paisaje, riesgo y diversidad.
VIK, el mejor viñedo para visitar del mundo
El tercer gran espaldarazo del año llegó desde el turismo del vino. Chile alcanzó por primera vez el número uno del ranking World’s 50 Best Vineyards gracias a VIK. El año anterior la viña había logrado el segundo lugar. Desde Australia, en noviembre sus fundadores, Alexander y Carrie Vik, escucharon en vivo el anuncio. VIK se sumó así a un podio que ha incluido nombres como Piedra Infinita (Mendoza), Marqués de Murrieta (España) y Antinori (Italia).
Con estadías que pueden superar los 1.000 dólares por noche, el proyecto encarna un enoturismo de lujo que tiene sello chileno. Además, VIK no estuvo sola en el ranking: la acompañaron viñas Montes (10°), Almaviva (34°), Viu Manent (40°), Santa Rita (41°) y Casas del Bosque (42°) bodega de Casablanca, cuyo restaurante Botánico, fue elegido, por cierto, por la red mundial Great Wine Capitals como Mejor Experiencia Gastronómica 2025. Premios, que reforzaron la presencia nacional en un área del enoturismo que toma cada día más fuerza.

VIK suma un trabajo enológico singular, liderado por el enólogo Cristián Vallejo: vasijas de greda hechas con tierras del propio viñedo, barricas tostadas con robles caídos de sus bosques y crianza rodeada de naturaleza centenaria. Fiel reflejo de como el vino chileno avanza a su vez en la búsqueda de identidad.
El vino brilla en el centro neurálgico de Santiago
Si ha habido un destino gastronómico que rompió esquemas y superó expectativas en Santiago durante 2025, ese ha sido el Mercado Urbano Tobalaba (MUT). Concebido como un gran mercado contemporáneo, cruce entre gastronomía, comercio, ciudad y vida cotidiana, el proyecto logró convertirse rápidamente en un nuevo punto de encuentro real para santiaguinos y visitantes. Para el mundo del vino, la noticia ha sido especialmente relevante. No solo porque el vino chileno está presente, sino porque se transformó en protagonista. Durante 2025 abrieron aquí tres espacios distintos entre sí, unidos por una misma idea: beber mejor y más entretenida la diversidad.
Diablo: vino, fuego y exploración por copas
El primero en abrir durante abril 2025 fue Diablo, impulsado por la marca Casillero del Diablo de Viña Concha y Toro. La apuesta es clara: unir vino y gastronomía en torno al fuego. La cocina, a cargo del chef Matías Arteaga, se mueve entre platos ahumados y caramelizaciones, pensados para dialogar con el vino. El giro innovador está en la experiencia de consumo: 32 vinos disponibles por copa, servidos a través de dispensadores que permiten elegir entre 50, 100 o 150 ml.

La selección no se limita al portafolio de la casa, incorpora algunas etiquetas de pequeños viñateros, ampliando el relato y mostrando la diversidad real del vino chileno. Bajo ese mismo sistema, es posible probar 50 ml de Don Melchor 2021 —sí, el vino elegido como Mejor del Mundo— junto a nuevas etiquetas de Casillero del Diablo. Un claro mensaje: diversidad para consumidores diversos.
Les Dix Vins: precisión francesa y diversidad bien curada
La segunda apertura fue la nueva sede de Les Dix Vins, ubicada en el tercer piso del MUT, con una amplia terraza abierta al jardín central. Desde octubre, el espacio replica el sello que lo ha convertido en un referente: servicio preciso y ambiente relajado. Aquí conviven una barra luminosa con coctelería clásica, unos 12 vinos por copa y una cocina francesa tradicional donde los quesos, un menú de almuerzo y la ejecución sin artificios son protagonistas. Bajo la dirección de los hermanos Marion y Guillaume Liss, junto al sommelier Juan Ignacio Pavone, el equipo guía al comensal a través de una selección de cerca de 600 etiquetas, entre vinos chilenos y extranjeros.
La dinámica que se ha instalado en pocos meses tiene todo el sentido: los clientes locales llegan buscando vinos del mundo, mientras los turistas exploran etiquetas chilenas. Para ambos, la propuesta es la misma: reflejar la mejor expresión de cada origen.
The Loft: beber sin solemnidad
La apertura más reciente, a inicios de diciembre 2025, es The Loft. Un espacio de estética industrial, doble altura y terminaciones cuidadas, que combina diseño contemporáneo con una vista privilegiada de la ciudad.

La propuesta de Raúl Yáñez y los hermanos Bravo es ambiciosa: 62 vinos por copa, entre chilenos y extranjeros, en un ambiente donde la música suena fuerte y el mejor vino de Chile y el mundo se beben en un ambiente de fiesta. Para acompañar, una carta de platos pensados para compartir, algunos con guiños chilenos, junto con recetas de chefs reconocidos prestadas para sacar aplausos certeros. La coctelería clásica, la selección de destilados y habanos completan un concepto que apunta a algo clave: hacer del vino una experiencia entretenida. Y, aunque no parezca a simple vista, es accesible en precio, pues también hay copas y platos accesibles para quienes no saben, o no quieren, pronunciar correctamente el nombre de lo que están bebiendo. The Loft quiere acercar el vino a todos: una necesidad.
Premios, ciudad, turismo y experiencias se cruzaron en 2025 para recordarnos que, incluso entre tinieblas, el vino de Chile sigue teniendo motivos para brindar.
