El pasado 6 de febrero se estrenó en los cines españoles «Dieta mediterránea», una película del director y guionista Joaquín Oristrell e interpretada por Olivia Molina, Paco León y Alfonso Bassave. Este cineasta catalán está convencido de que en la cocina, bien sea la de casa o la de los restaurantes, es donde pasan las cosas «más interesantes». Apuesta por encuadrar este film en un género llamado «kitchen opera», afirmando que «nuestra cocina tiene algo de opereta y mantiene que el acto de cocinar es algo creativo porqué buscas sensaciones que comunicar».
La trama sigue durante cuarenta años (del 1968 al 2008) a una mujer, Sofía, considerada como la mejor cocinera del mundo, y a sus dos hombres. Un triángulo amoroso entre fogones que sólo persigue que el público «pase un bueno rato con estos tres personajes que, aparentemente, están abocados a la tragedia, pero prefieren ser felices a ser normales». Oristrell apunta que el siglo XXI va a ser el «siglo de las mujeres» y, aunque el mundo de la alta cocina está dominada por los hombres, ha decidido optar por una protagonista femenina.
El director, que ha contado con la colaboración de Ferran Adrià, Santi Santamaría, Paco Roncero y Carme Ruscalleda, asegura que le ha influenciado la «guerra de los fogones» que mantuvieron los cocineros de El Bulli y El Racó de Can Fabes, «por defender lo mismo desde distintos sitios. Es que en la cocina también hay prima donna». Sostiene que «disfrutaría en cualquiera de estos restaurantes. En esta vida hay que probar de todo, precisamente la película es una invitación a probar de todo, no sólo en la cocina sino en la vida. Los seres humanos hemos hecho de algo esencial un arte y un placer. Haber puesto el deseo dentro de la comida es algo que nos hace ser inteligentes».
En este recorrido por la dieta mediterránea Oristrell intenta, por un lado, mostrar como en los últimos años se ha pasado de la cocina tradicional a la de vanguardia y, por el otro, hacer un retrato paralelo de España. «Los restaurantes cuidan mucho su imagen y los cocineros son estrellas, todos saben sus nombres. Fuera nos ven muy modernos, abiertos y con facilidad de adaptación, mientras que aquí, empezando por el cine español, nos fustigamos», declara.