Las bravas del Tomás – Redacción

Redacción

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En Barcelona existe una pregunta que siempre está en el aire, ¿dónde se puede comer las mejores bravas de la ciudad? Algunos hablan de los modernos Inopia, de Albert Adrià, o del Tapaç24 de Carles Abellán… pero por más locales que se inauguren, las del emblemático Tomás, en Sarrià, siempre están en lo más alto. Un establecimiento radicalmente diferente de los citados anteriormente: un bar de toda la vida, con los camareros de siempre y con las bravas de siempre. Quizá, las mejores. Se admiten apuestas…

Reproducimos la entrevista a Sergi Fidalgo que ha publicado hoy Marta Cuatrecasas en la edición digital de La Vanguardia. También podéis leer «Bravas» , el artículo que Tana Collados publicó en 7caníbales sobre la tapa por antonomasia.    

Carles Valls y Sergi Fidalgo, autores de "Las bravas del Tomás"

 «Odio los bares modernitos que te ponen unas bravas cutres por diez euros»

Nos traen unas bravas en el bar tomás y a Sergio Fidalgo se le ilumina la cara. «Esta tapa es lo mejor que hay», asegura. Este periodista acaba de publicar un libro junto al abogado y amigo del alma, Carles Valls, que homenajea a la tapa más conocida de la ciudad, las bravas del bar Tomás. En el corazón del barrio de Sarrià, sin aire acondicionado, con unas mesas incómodas de madera y escasa decoración, el espacio conserva el ambiente de los bares de hace cincuenta años.

«Existen poco bares así, que mantengan el espíritu de los antiguos locales», afirma Fidalgo. Los autores se autoproclaman braveros seguidores de la religión tomasin y afirman que la tapa es capaz de unir a izquierdas y derechas, pericos y culés, obreros y monarcas.

El único problema del Tomás es que me derrito, si te pones en el perfecto sitio te llega una corriente buenísima. Pero sino….malo, malo.

¿No ha llegado el aire acondicionado a uno de los bares más conocidos de la ciudad?
No lo necesitamos. La gracia del local es que se mantiene igual que hace cincuenta años.
¿Por qué escribió este libro?
Un día cualquier en el Tomás, charlando con mi amigo Carles que desde hace 16 años frecuenta conmigo el local, decidimos que teníamos que escribir un libro. Creo que fue a la quinta de bravas. (risas)
¡Cinco platos!
¡Me encantan las bravas! Es una tapa barata que tiene mucho éxito entre jóvenes porque llena bastante. Ahora me podría pagar otra tapa, pero me gustan las bravas.
Entiendo.
Cuando eres fan de este sitio piensas que se merece lo mejor. He presumido mucho de este bar. Y el libro no habla sólo del bar sino de los braveros.
¿Ahora se llaman braveros?
Los adictos a las bravas. La gente acude al Templo de las Bravas porque practicamos la religión tomasin.
¿Quiénes son los tomasines?
Desde deportistas, hasta políticos o periodistas. El dream team de Valero Rivera venía a celebrar sus victorias de balonmano a este local. Los tenistas Sergi Bruguera y Carlos Costa son habituales del bar. O también políticos como Alberto Fernandez Diaz, que me dijo que iba mínimo una vez cada tres meses. Otro de los clientes vips es la infanta Cristina.

"Las bravas del Tomás"
"Las bravas del Tomás"

¿La Infanta viene y se come unas bravas aquí?
Iñaki Undangarin se vició a las bravas cuando jugaba al balonmano y venían a celebrar las victorias. Supongo que se lo debió contagiar a su mujer.
El bar puede presumir de reunir mucho famoseo
El Tomás está por encima de la política, del fútbol, de todo. Mi fiel amigo Carles Valls, habitual del bar y coautor del libro, es un culé radical. Yo soy un perico de pies a cabeza. Lo que el fútbol separa, las bravas une.
Y tan futboleros, ¿no echáis de menos un televisor?
¡Ni hablar! No vengo aquí a ver fútbol, vengo a comer bravas y a charlar con la gente. Una tele mata el ambiente de tertulia.
¿Cuál es el éxito de estas bravas?
La salsa: un alioli suave que no te destroza y un picante gustoso que no abrasa. ¡Y las patatas recién hechas! Odio los bares modernitos que te ponen unas bravas «cutres» por diez euros .No soporto esa salsa rosa o una patata de microondas.
¿Nadie conoce la fórmula de la salsa?
Sólo la han publicado en el Wall Street Journal, pero no se sabe muy bien como el periodista consiguió la receta.
¿Se la inventó?
No se sabe. La fórmula que publican es muy psicodélica pero el periodista asegura que es la de verdad. Los camareros no sueltan prenda.
¿Existe otro lugar dónde comer bravas como las del Tomás?
El Yborra, que también está en Sarriá, tiene las mismas bravas que las del Tomás. El local es más moderno, tiene aire acondicionado, pero no es lo mismo. El Yborra es la metadona de los braveros. Abre los días que el Tomás cierra.
Comentabas que una de las claves del éxito del Tomás es que las patatas están siempre recién hechas, ¿cómo se consigue?
Todo el mundo que viene al bar es para comer patatas así que la rotación es continua. Toni, el que heredó el Templo, contrató a más camareros para que los clientes no esperen nunca. Así, la gente se va antes y más clientes pueden sentarse a comer. Es un sistema eficaz que funciona perfectamente.