El brandy de la región de Cognac, en el suroeste de Francia, ha comenzado a recuperar su fuerza de antaño gracias al mundo del rap, que lo adora y le dedica canciones y, por supuesto, porque de rebote también ha alcanzado los jugadores de la NBA
Ningún europeo y, mucho menos, un francés hubiera imaginado que el coñac retrocedería tanto en Europa y que los Estados Unidos salvarían una industria tradicional del suroeste de Francia, que comprende las provincias de Charente y Charente Maritime, además de enclaves en Dordogne y Deux-Sèvres, ocupando una extensión total de 75.000 hectáreas de viñedos y sus correspondientes viticultores. Tampoco nadie, incluyéndome a mí, habría apostado por combinar un destilado tan elegante como el coñac.
Reconozco que la competencia es grande: ron, whisky escocés, bourbon, whiskey irlandés, whisky japonés, armagnac, grappa, marc, orujo, ginebra, vodka y brandy de todos los orígenes y condiciones.
El consumo de coñac había caído, a pesar de ser la bebida preferida de Napoleon Bonaparte, el adorado emperador de la Francia republicana. Cuando en 1811 Napoleon visitó el almacén de Emmanuel Courvoisier y Louis Gallois tras conocer su buena reputación, era inimaginable que el consumo de coñac se desplomaría en Francia y que el primer mercado de este destilado serían los Estados Unidos.
Lo que nadie hubiera adivinado es que gracias a los americanos el coñac vería ampliadas sus posibilidades de consumo en un montón de combinados.
Mientras en en el período 2003-2006 el coñac comenzaba su declive en Francia, en los Estados Unidos ya llevaban unos cuantos años de crecimiento y ya era el primer mercado de este destilado elaborado solamente con las variedades Collombard, Folle Blanche y Ugni Blanc, todas de uva blanca.
Busta Rhymes, Pharrel Williams y P. Diddy
En Estados Unidos están de moda todos los coñacs, pero Pass the Courvoisier, de Busta Rhymes, en colaboración con Pharrel Williams y P. Diddy, contribuyeron a poner de manifiesto la adoración de este destilado y a divulgar su pasión, que había comenzado a mediados de los años noventa del siglo pasado entre los ambientes de los jóvenes afroamericanos.
Emmanuel Dupond-Machet, Brand Ambassador Premium Brands, de Maxxium, nos lo contó todo. Se reunió en el Cocktail Shop de Barcelona con un grupo de cocteleros y un servidor para contarnos ese regreso del coñac. Catamos la finura del coñac, su melodía tranquila, que nos contrastó con la explosión mediterránea del brandy de Jerez: «Es Carmina Burana.»
Nos contó lo de la doble destilación en alambiques de un máximo de 100 hectolitros, un proceso que se lleva a cabo desde noviembre hasta el 31 de marzo de cada año. Y que tras el destilado, el cognac es envejecido sólo en barricas de roble francés de los bosques de Fontainebleau, Jupilles y Tronçais y Limousin.
Y entramos a la coctelería con coñac, destacando el mítico Champagne cocktail, bebido en el momento más recordado de Casablanca, sí en el momento del reencuentro, cuando Sam la vuelve a tocar. A saber, beben un cóctel preparado con un terrón de azúcar moreno, dos toques de Angostura bitter, 2cl de Courvoisier y 7cl de Champagne. Cada vez que pasan esta película deberíamos tomar un Champagne cocktail, a la memoria de todo lo que representó y que sigue representando esta película de Michael Curtiz.
Emmanuel Dupond-Machet nos recordó que el cognac no es whisky: «el cognac es aroma, por lo que no hace falta añadirle agua. El agua es ideal para sacar lo mejor de la destilación del cereal. El coñac es vino.» Y recordó que el 80 por ciento de las sensaciones del coñac son de nariz, son aromas, por lo que nos insistió en la importancia de la copa para degustar y disfrutar de los aromas del coñac. La clásica copa tulipa, que sostienes con la palma de la mano y le transmites el calor para que vaya desprendiendo sus aromas, es ideal.
Resulta que en 1815, cuando Napoleón estaba exiliado en Santa Helena, eligió Courvoisier como el único bien de lujo que le permitieron llevarse consigo. Los oficiales ingleses lo bautizaron como Le Cognac de Napoléon. Es una leyenda, por lo que ya se sabe: «When the legend becomes fact, print the legend», como oímos en El hombre que mató a Liberty Valance. Uno de los cuatro Courvaisier que catamos fue el Napoléon, el que transmite mejor la personalidad de la casa. Leo en su información que «fue creado a comienzos del siglo XX para conmemorar el excelente vínculo entre Courvoisier y la dinastía del Emperador». Se trata de un blend de cognacs envejecidos hasta 20 años.
El mejor, el de la botella más atractiva, es el XO. Está considerado uno de los mejores cognacs XO a nivel mundial. Leemos que «Courvoisier XO (Extra Old) está formado por un blend de cognacs envejecidos hasta 35 años en barricas de roble francés, confiriéndole una complejidad única con notas de crème brûlée, naranja confitada y lirio. Su trago es sedoso e intenso, aportando matices a vainilla y a caramelo.»
La botella del XO es tan elegante y distinguida que aparece en el videoclip The man, de Aloe Blacc.
El mundo rapero ha rebautizado yac al coñá. Y lo beben a todas y aromatizan la tónica o el agua con gas con cognac.
¡Si Napoleón levantara la cabeza!