Un problema de salud -«el médico me dio a elegir entre el alcohol o la vida»- llevó a Michael Mascha a abandonar el mundo del vino, en el que se había convertido en experto, y dedicarse al del agua con el mismo entusiasmo, hasta el punto de que ha editado una publicación, Fine Waters, que es la guía de cabecera de los gourmets del agua. Este nuevo gurú austríaco, residente en Estados Unidos, visitó ayer el manantial y la planta de embotellado de Mondariz -«esto es uno de los tesoros de Galicia»- para confirmar, según dijo, lo que ya sabía, que es una de las mejores marcas del mundo.
¿Pero el agua no era un elemento incoloro, inodoro e insípido?
El agua es el próximo vino.
¿…?
Hace veinte años el vino era blanco o tinto y poco más. Ahora somos capaces de diferenciar con claridad su zona de procedencia, el tipo de uvas que se ha empleado en la elaboración, la cosecha… Ha sido una evolución educativa. Esa evolución ha empezado también con las aguas. En cinco años la gente va a diferenciarlas.
Parece una tarea difícil. Y en todo caso, ¿eso implica que su precio se va a disparar?
En absoluto. Le invito a que haga la prueba. Cate dos aguas distintas y ya verá cómo nota las diferencias. No todas al principio, claro, pero tampoco en el vino. España es un país conocido mundialmente por sus vinos, no tardará mucho en serlo también por sus aguas. En cuanto a lo del precio, creo que no va a influir.
Deduzco que terminaremos eligiendo un agua u otra en función de la comida.
Por supuesto. Se harán maridajes. Una de mineralización baja, caso del agua de Mondariz, es muy adecuada para acompañar mariscos y pescados. Las de mineralización más fuerte combinan mejor con carnes rojas o platos contundentes.
¿Quiere decir que dejará de ser pecado tomar agua con el pulpo á feira?
¡Ah, el pulpo! Ayer lo he probado con patatas y pimentón. Está exquisito. Lo acompañé con dos botellas de agua y me sentó estupendamente. De hecho, por la noche llamé a mi mujer para darle envidia. Está muy celosa. Creo no se perderá mi próximo viaje a Galicia.
¿Hay algún agua que por su composición y consumida en grandes cantidades pueda no ser saludable en el caso de padecer dolencias renales, hepáticas o de otro tipo?
No. Las mineralizaciones son lo suficientemente bajas en todos los casos como para que no exista el menor problema.
¿Ni siquiera bebiendo los dos litros diarios que se aconseja?
Ni multiplicándolos.
¿Considera que de verdad hay que beber tanta agua?
Cada uno tiene que beber lo que le pida el cuerpo, que para una persona pueden ser dos litros y para otra medio. Lo que sí es cierto es que el cuerpo confunde a veces la sensación de sed con la de hambre, por eso cuando tenemos hambre conviene beber un poco de agua. Si eso nos hace sentirnos bien es que lo que de verdad teníamos era sed.
Creo que antes de que el médico le diera el ultimátum tenía una bodega especialmente bien surtida.
La sigo teniendo. Mis amigos se han encargado desde entonces de disfrutarla. Eso sí, me estoy reservando para mí las cien mejores botellas de la colección. Las guardo para empezar a beberlas cuando me anuncien que tengo los días contados.
¿Es su bien más preciado?
No. Mi bien más preciado es el tiempo libre. Aquí tienen mucho de eso. De hecho, la mayoría de los americanos creerían que están de vacaciones si trabajaran en España.
Fuente: Entrevista publicada en «La Voz de Galicia» por Soledad Antón.