Albariño, los vinos blancos que crecen en el tiempo

El albariño es uno de los vinos más reconocibles de Galicia y Eulogio Pomares es uno de sus destacados elaboradores. Desde su trabajo en Zárate, como enólogo y viticultor, y desde su bodega personal, dedicada a elaboraciones experimentales, ofrece una mirada abierta a los vinos más emblemáticos de la DO Rías Baixas.

Jesús Lens

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Eulogio Pomares lucha estas semanas brazo partido contra el mildiu. Está siendo una primavera inestable y lluviosa en Galicia, pero también hay días de altas temperaturas, caldo de cultivo idóneo para los hongos. Practica una viticultura ecológica y la amenaza es aún mayor. Para proteger las vides y reforzar su defensa natural, trabaja con extractos de plantas y productos naturales que no son penetrantes, sino lavables. Pero si hay mucha infección, el tratamiento no es suficiente, y esta primavera está siendo complicada en las tierras que conforman la Denominación de Origen Rías Baixas, que tiene la cepa albariño como bandera de sus vinos. 

La albariño es una variedad de uva originaria de la provincia gallega de Pontevedra, y es además la variedad principal de la Denominación de Origen Rías Baixas. Se trata de una cepa con raigambre y tradición, con referencias datadas desde los tiempos de los romanos, que encuentra su máxima expresión en las comarcas controladas por la DO Rías Baixas.

Proporciona vinos con alta acidez que se traduce en estructura y capacidad de envejecimiento, una graduación alcohólica variable, según en función del clima de la cosecha, que muestra expresivo, con potentes y complejas notas aromáticas, afrutadas, cítricas y florales.

Eulogio Zárate en los antiguos emparrados de la bodega Zárate.
Eulogio Zárate en los antiguos emparrados de la bodega Zárate.

Pomares explica que en años fríos cuesta que los vinos alcancen el 12,5 %, mientras en los más cálidos puede superar el porcentaje. “La vendimia suele comenzar la última semana de septiembre, pero en años como 2011, se adelantó hasta un mes para conseguir albariños frescos y minerales”.

La cepa albariño dio nombre al vino elaborado en exclusiva con ella y algunos de los vinos de la zona en la que intervenía como variedad principal hasta la fundación de la Denominación de Origen, en 1988. Hoy, la DO Rías Baixas acoge los vinos blancos elaborados en cinco subzonas, repartidas entre Pontevedra y algunas zonas más reducidas de A Coruña. Los viñedos se encuentran a poca altitud y reciben la influencia del Atlántico y de los ríos más cercanos. 

La albariño proporciona vinos

con alta acidez que se traduce

en capacidad de envejecimiento

El clima atlántico es esencial para la naturaleza de estos vinos. Las generosas precipitaciones que propicia, se reparten a lo largo de buena parte del año, sin que haya grandes oscilaciones térmicas. Los veranos no son severos y habitualmente resultan húmedos y frescos. El invierno apenas registra temperaturas excesivamente bajas, lo que favorece ciclos vegetativos largos.  

La producción vinícola de Rías Baixas se articula alrededor de marcas diferenciadas en las que siempre esta presente la uva de albariño: Rías Baixas Albariño -también Albariño Rías Baixas- que protege y distingue los monovarietales elaborados con esta cepa; Rías Baixas Condado de Tea, en los que la albariño y la treixadura tienen una presencia de al menos el 70  % en cada vino; Rías Baixas Rosal, en la que la albariño se combina con la variedad loureiro, que deben haber sido cosechadas en la comarca de Rosal; Rías Baixas O Salnes, en los que el cuerpo del vino lo integra en al menos un 70 % de la variedad albariño procedente de la comarca de Salnés, y Rías Baixas Ribeira do Ulla, el único blanco que admite todas las variedades autorizadas en la zona, en la proporción que el elaborador decida.

Desde el siglo XVIII

Eulogio Pomares trabaja ahora mismo en dos proyectos diferentes. El más veterano es Bodegas Zárate; un proyecto con casi 30 años, aunque los terrenos donde se construyó la bodega han pertenecido de forma ininterrumpida a la familia Zárate desde el siglo XVI. La línea familiar arranca en 1707, con Diego Zárate y Murga, Primer Marqués de Montesacro por decreto de Felipe V. La familia está al frente de viñedos, en muchos casos centenarios, dedicados a la elaboración de albariños desde mediados del siglo XX. Pomares y su mujer, Rebeca Montero, se incorporaron a Zárate en 1999, él como enólogo viticultor y ella dedicada a la comercialización.

Ernesto Zárate en 1955 con el Primer Premio del concurso del albariño.
Ernesto Zárate en 1955 con el Primer Premio del concurso del albariño.

Para el famoso escritor y gastrónomo de Mondoñedo, el albariño es el primer blanco de España y uno de los mejores de occidente. “El albariño tiene parientes”, escribió, “entre las mejores familias vinícolas de la cristiandad, en los ríos militares de Francia, de España, de España y del Imperio: en el Rhin y en el Mosela y en imprecisa y hermosa Lotaringia. Son sus primos carnales”.  

Eulogio Pomares defiende que tras esa primera edad dorada de los vinos de albariño, hubo un notable bajón, “como en una montaña rusa”. El factor principal, “la pobreza del campo en Galicia, y más en la costa atlántica. En los años 60 hubo mucha emigración hacia Europa y el campo quedó abandonado; solo permanecieron los abuelos y se perdió a toda una generación. Un dato suficientemente elocuente: a finales del siglo XIX había 25.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, pero a finales de los 70, sólo quedaban 250. Más del 90% del viñedo se perdió por abandono y por el mildiu”.

Gama de vinos de Bodegas Zárate.
Gama de vinos de Bodegas Zárate.

Poco a poco y con el apoyo de la D.O. Rías Baixas, se va revertiendo la situación. “Ahora habrá unas 4.000 hectáreas de viñedo y nuestros vinos son mucho habituales en los mercados”. Blancos aromáticos y modernos. Como decía Cunqueiro, son “vinos impacientes, como un primogénito”.

 

Vinos personales

Pero también está la dimensión romántica de los albariños. “Algunos luchamos por otra modalidad más apegada al terruño, que sea expresión de los diferentes suelos en los que nace la vid”, dice el viticultor. Así nace en 2012 su proyecto personal, en Eulogio Pomares, la bodega que lleva su nombre y que hoy ofrece al mercado seis elaboraciones diferentes, procedentes en buena parte del Valle del Salnés, formado por colinas suaves y extensas llanuras que se asoman al mar entre las rías de Arosa y Pontevedra. “También trabajo algo de uvas de mencía y de godello en Ribeira Sacra, y he hecho incursiones en el Dâo portugués… Mi intención es que esos vinos tengan personalidad propia y capacidad para expresar el lugar en el que crece la uva”, explica.

Castiñeira es un vino fermentado en ánforas.
Castiñeira es un vino fermentado en ánforas.

Sus vinos son fruto de una intuición basada en muchos años de experiencia y que, quizá, no se vuelvan a repetir. Es la pasión por probar cosas diferentes, por abrirse a nuevas posibilidades y experimentar. Una pulsión, también, por adaptarse a un mundo en continua transformación.

Fruto de estas inquietudes son dos series de tres elaboraciones. La serie Parcelas Únicas y elaboraciones Personales -Penalpedres y los dos Carralcoba, tinto y blanco- y Grandes vinos Desiguales una línea de elaboraciones experimentales que pueden incluir uvas vendimiadas en diciembre, albariños con maceración o crianzas de 60 meses en botella.

Uno de los retos de Pomares es la elaboración de albariños de larga duración, explorando una de las grandes virtudes de los vinos de esta varietal: “la capacidad que tiene para vivir en el tiempo una vez embotellado, como los grandes blancos”. Es su próxima meta, “elaborar albariños que den placer a lo largo del tiempo. He probado algunos de 25 años que están extraordinarios”.

Fruto del trabajo de la bodega son estas dos series de tres elaboraciones cada una
Fruto del trabajo de la bodega son estas dos series de tres elaboraciones cada una

La conclusión de este proceso es el auge de unos vinos para los que Pomares augura un buen futuro. “Cada vez está más y mejor considerado, tanto en nuestro país como en el extranjero. Que se trabaje con cepas de albariño en zonas vinícolas como California, Nueva Zelanda, Sudáfrica o Uruguay habla bien a las claras de su alcance global, hasta el punto de que va a ser la primera variedad española reconocida en el mundo, algo que todavía no ha conseguido la tempranillo”.

Pomares destaca el gran trabajo que hicieron bodegas pioneras como Martín Códax o Terras Gaudas en el terreno de las exportaciones y la internacionalización de los albariños en países como Estados Unidos. “Había que ser bodegas grandes o, como mínimo, medianas. Nosotros llegamos en una segunda ola, siguiendo su estela”. Prácticamente el 75% de los vinos de Pomares se exportan a unos 30 países. Para ello ha sido capital la presencia en ferias internacionales y viajar mucho al extranjero.

Eulogio Pomares en los emparrados de Zárate.
Eulogio Pomares bajo los emparrados de Zárate.

“Los albariños tienen ahora mismo una gran oportunidad, dado que los blancos de Borgoña son escasos y están muy caros. Los brokers y los negociantes buscan vinos que los sustituyan, que tengan suelo y perduren en el tiempo, que los coleccionistas asiáticos compran para guardar, por lo que somos una gran alternativa”, concluye Pomares.

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