El txakoli, que empezó siendo un vino que se elaboraba de forma residual en los caseríos para consumo propio, está a punto de desencadenar una guerra por el uso de la marca. Se trata de decidir quién es su propietario y quién puede utilizarlo para etiquetar sus caldos y aprovechar el prestigio del producto. Los burgaleses entienden que txakoli es un término genérico que puede aplicarse a los vinos de año blancos, afrutados, con cierta acidez y un punto carbónico. «Es como si ahora en Álava tuvieran que dar salida a su producción de tinto vendiéndolo como vino alavés, sin el apellido Rioja. Al vino no se le pueden poner fronteras administrativas», explicó Koldo Madariaga, que ha participado en un estudio sobre la producción de txakoli en Burgos. Los vascos, por su parte, defienden que sólo pueden hacer txakoli las tres denominaciones de origen de Álava, Vizcaya y Getaria.
Hasta ahora, Euskadi ha logrado el respaldo de las Juntas Generales de Álava, Parlamento vasco y Gobierno de Madrid mediante una proposición no de ley aprobada en la comisión de Medio ambiente, Rural y Marino del Congreso de los Diputados. En ella se permite usar en exclusiva el término en la comunidad autónoma, pero ayer, la Diputación de Burgos abrió un boquete en la defensa vasca del término.
Y es que el pleno de la Diputación de Burgos aprobó por unanimidad de PP, PSE y Solución Independiente una propuesta para «la defensa del chacolí de Burgos» que permitirá a la Diputación personarse en todas las instancias en las que se intente el blindaje del término txakoli. Al mismo tiempo, Burgos impulsará la producción de este vino, que se elabora en tierras burgalesas, desde el siglo XVIII, según un estudio especializado. La diputada popular Cristina Ayala anunció también que en unos días presentará una proposición en las Cortes de Castilla-León para instar al Gobierno de Madrid a que ofrezca igualdad de trato a todos los productores y se oponga al blindaje del nombre.
«Es un vino vasco»
El gerente de la Denominación de Origen Arabako Txakolina, José Antonio Merino, defiende que «los consejos reguladores de Álava, Vizcaya y Getaria entendemos que el txakoli es un vino vasco». Disponen de un servicio de vigilancia para controlar los productos que salen al mercado con el nombre de txakoli para abrir inmediatamente un proceso judicial contra los usuarios de la marca. Además de los respaldos que han logrado, Merino explicó que «nuestra intención es ir más allá y que la marca sea reconocida a nivel europeo. Por eso, tenemos un proceso abierto en el Tribunal de Marcas de Estrasburgo para que ellos también nos reconozcan la exclusividad».
Las denominaciones de origen de txakoli vascas defienden sus intereses más allá de las fronteras de Euskadi. Merino añadió que «nos hemos opuesto a la creación de un txakoli en Argentina y vamos a registrar allí la marca, de la misma manera que hemos hecho en Estados Unidos y en México».
Fuente: El Correo