Dos Palillos, quince sakes y un libro

Carme Gasull

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Un año después de su primera exhibición en Barcelona, la prefectura japonesa de Kochi, representada por la ciudad de Tosa, volvía a la capital catalana representada por cinco bodegas y 15 tipos de sakes y/o destilados para mostrar sus bondades a sumilleres y periodistas gastro.

Dos Palillos celebró una cena de sakes
Dos Palillos celebró una cena de sakes

Tamae Imachi, directora y sommelier de Dos Palillos, recogió la propuesta de Tokyo-Ya, empresa líder en la introducción de productos japoneses en Europa, para organizar una cena-degustación en petit comité que sorprendió por sus maridajes. Y es que, Albert Raurich y Takeshi Domekawa, chefs del restaurante barcelonés, idearon un singular menú nocturno en dos actos, con algún plato inédito de regalo que, visto el éxito, quizás se acabe incorporando a la carta.

¿Las sorpresas del encuentro? Hubo muchas, pero tenemos un ‘top five’:

1. Lo que a priori no casaba: AOVE y sake. ‘Matrimonio prohibido’ en Japón. Hubo reconciliación. Y fuegos artificiales. Maravillosas las Judías de Santa Pau con almejas a la brasa armonizadas con Keigetsu CEL24 Junmai Daiginjo 50; un sake para servir frío, fácil de tomar si eres principiante.

2. La fideuá de Takeshi. Nunca antes se había cocinado ni servido esta receta en esta casa. ¡Qué poderío, Domekawa! ¡Y qué allioli! Un viejo y amado conocido por los comensales del Dos Pebrots, receta de los pescadores de Cadaqués que Borja García reproduce a la perfección en el hermano de Dos Palillos desde su inauguración. ¿El sake? Akitora Junmai; de estilo clásico, con mucho carácter, para entrenados.

3. La pera con parmesano. “El queso es uno de los alimentos que combinan mejor con el sake”, aseguró Raurich al presentar este plato. Y con otros destilados orientales como el Dabada Hiburi Shochu, un aguardiente de castaña de 25º de alcohol que debes servir con hielo y removerlo suavemente para ‘relajarlo’, para saborearlo después a pequeños sorbos. Un maridaje fantástico.

4. Nigiri de sorbete de sushi con huevas frescas de salmón salvaje y nigiri de aceto balsamico ancestral, extra Vecchio, eso es, de 25 años, acompañados con Karakuchi Ginjo Daikissho Tosatsuru. “Un sake seco, muy directo y muy maridable”, tradujo Yutaro Maekawa de Tokyo-Ya. El nombre esconde ‘buena suerte’ en japonés. Suerte la nuestra de probar los dos sutiles, delicados e intensos bocados armonizados.

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5. El yuzu y el packaging. La otra noche constatamos el intento de modernización y de occidentalización del sake por parte de los bodegueros japoneses a través de estos dos elementos. En esta ocasión, las botellas y etiquetas tradicionales del fermentado de arroz convivían con nuevos formatos y diseños más audaces. La propuesta más singular la trajo la bodega Tosatsuru y fue una botella azul, completamente alejada del producto original. Azure Junmai Ginjo se llama. Un sake elaborado con agua desalinizada de las profundidades del Océano Pacífico. Glups. “Como pasa en Occidente con el vino, el consumo de sake entre los jóvenes no alza el vuelo en Oriente y buscan nuevos mercados”, apuntó Tamae Imachi. Otro intento para conseguirlo es la mezcla sake-yuzu, el aromático cítrico que tanto gusta en la restauración catalana. Tiene sentido. El 50% de la producción de yuzu de Japón sale también de Kochi. Y como la unión hace la fuerza, en cuestión de líquidos se traduce en bebidas más fáciles e igualmente interesantes que la otra noche tomamos solas y en cócteles.

Tras una velada así te recoges en casa con alguna certeza y múltiples interrogantes. Alguna respuesta encontré en ‘OISHII’, el novísimo diccionario ilustrado de gastronomía japonesa (y mucho más) escrito por el experto Roger Ortuño y publicado por Satori Ediciones, editorial gijonesa especializada en cultura y literatura japonesa. Delicioso.

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