Carmen ganó un seguidor

La memoria del sabor

Carmen se muestra como una mujer tenaz y con ideas fijas. Cada semana tiene una cita en Twitter con 7Caníbales. No falta bajo ninguna circunstancia; truene, granice o caigan cascadas de caviar sobre las mesas de Estimar. Me cuentan que es así al menos desde la pandemia. Es raro que falle. Todas las semanas cuelga un twitt que siempre empieza igual: “(flecha indicando a la derecha…) este artículo de @7caníbales te puede interesar”. Después el texto elegido para la oportunidad. Miro su perfil en la red y es una mujer joven, y todo indica que la cuenta es profesional. Propone cursos de marketing digital para hostelería, y sus twitt se limitan a promocionar artículos de su web personal y reproducir los que publicamos dos medios digitales. Siempre con regularidad, siempre fiel a su cita semanal. Hay que añadir el artículo sobre una colección de envases para reparto de comida a domicilio cuyo autor es el CEO de una escuela del sector. Algo debe tener, porque lo ha reproducido veintiuna veces desde el último 30 de agosto; una por semana, también sin el menor fallo. Pincho el enlace, interesado en leerlo, pero el antivirus me bloquea el acceso, dice que mejor no lo haga. En cualquier caso, es activa en su blog y por cada post ajeno publica dos entradas propias. No parecen recicladas.

 

Carmen vive en una capital de provincia de España, con mar y mucho movimiento hostelero, y no encuentro nada personal en su cuenta más allá de dos fotos suyas en el perfil y la cabecera, ambas con vestuario formal. Chaqueta sobre camisa oscura, pendiente con perla… inspirando seriedad y confianza. También aparenta credibilidad; todo resulta estrictamente profesional. Se presenta como especialista en marketing y redes sociales, tiene buen diseño de la cabecera, se ofrece para asesorar a empresas del sector, a las que se propone para conseguir visibilidad, clientes y ventas. Nada diferente a lo que veo por ahí.

 

La pandemia avivó el fuego del nuevo emprendimiento hostelero -hay días nublados en los que cambiaría emprendimiento por empobrecimiento, pero más pronto que tarde acaba saliendo el sol, me siento invadido por el hectoplasma Mary Poppins que rige el flujo de la materia en el nuevo universo gastronómico, fluye la sonrisa y todo vuelve a su ser; supercalifragilísticoexpialidoso- y cobró forma en todos los ámbitos del negocio, incluidas las consultorías: sala, cocina, marketing, comunicación, relaciones humanas, formación actoral o gestión espiritual… a cada quien la suya. Una vez cada dos meses, me llaman consultores de mayor o menos renombre buscando profesionales y marcas latinoamericanas de prestigio que quieran poner su imagen y trayectoria al servicio de nuevos proyectos. Por lo general representan a hoteles de lujo, en ocasiones de incierta trayectoria e impredecible futuro. La profesionalización de los restaurantes y otros accidentes del sector ha devenido en lo que Carlos Mateos describía magistralmente el viernes, en su cuenta de twitter (@misterespeto): “ahora los cocineros son chefs ejecutivos, el encargado es un CEO, los jefes de sala, directores de operaciones, los camareros, mixologistas y creadores de experiencias” (“y nosotros molestando como meros clientes”, apostillaba). No importa el rango, lo normal es que coincidan en la mirada por encima del hombro y la necesidad de asesores que los respalden. El cargo no siempre llega con el conocimiento que se supone.

 

Breve inciso, para adelantar que Carlos Mateos, François Monti y François Chartier serán las próximas incorporaciones a la relación de colaboradores de 7Caníbales. Sucederá después de Madrid Fusión. En las últimas dos semanas hemos empezado a contar con Marc Casanovas en Barcelona e Igor Cubillo desde el País Vasco. Seguimos creciendo en España después de haber dedicado unos meses a hacer lo propio en América Latina.

 

Carmen también asesora restaurantes en redes sociales y marketing o se propone hacerlo. Repaso su cuenta y siento una cierta ternura. Me encanta que utilice textos publicados en 7Caníbales como referencia. Para eso trabajamos; buscamos lectores y eco para nuestras publicaciones y la presencia en estas cuentas, a menudo pequeñas, acaba empujando el resultado. También me preocupa que todos los textos de 7Caníbales que Carmen propone a sus lectores, absolutamente todos, hayan cumplido al menos un año y medio desde la fecha en que fueron publicados. La mayoría son de cuando lo más duro de la pandemia ¿No habremos publicado nada que le interese desde entonces? Sin decir nada, sin una palabra más alta que otra, se ha convertido en nuestra peor crítica. Cada semana busco su referencia; el día que replique un tema de la semana anterior sabremos que las cosas marchan.

 

Hace un mes estuve a punto de escribir a Carmen para sugerirle que replique artículos más actuales, tal vez alguna entrevista, un reportaje o una columna, pero lo acabé dejando; sus motivos tendrá. Ha llegado un punto en que nos alegramos de sus éxitos, que en parte también son nuestros. Hace una semana celebramos que había ganado un seguidor, algo que no había sucedido desde que seguimos su trayectoria: ya son ciento sesenta y tres. No son muchos para alguien que ayuda a manejar redes sociales ajenas y mejorar la visibilidad de la marca correspondiente, pero por algo se empieza. Si pudiera ayudarla, la animaría a manejar referencias más actuales en el material que publica para llamar la atención de hipotéticos nuevos clientes. Si se suscribiera a nuestra Newsletter, le llegarían seleccionados.

 

Lo de Carmen es una anécdota intrascendente dentro de una historia descomunal, la de las redes sociales del sector. Las frecuento, las repaso y las releo unas cuantas veces al día y me doy cuenta de que la ingenuidad de la cuenta de Carmen es un remanso en medio de un campo de minas. La prefiero mil veces, con sus 163 seguidores, a otras que encuentro cada mañana, como la del influencer de Instagram que grita su entusiasmo por haber encontrado en Valencia un local que sirve un chuletón por 20 euros (prescindo de los signos de admiración). Leo el pie y las leyendas que adornan el video buscando referencias sobre la calidad o la ternura de la joya, pero son detalles intrascendentes ante la magnitud del hallazgo. Nada más verlo, se me viene a la cabeza lo que me repetía Arguiñano cuando trabajé con él en televisión (todos tenemos un pasado y algunas partes del mío se concretaron con personajes ocurrentes): “Ignacio, cuando veas merluza en la mesa de un pobre, o el pobre está enfermo o es la merluza la que está enferma”. Era otro tiempo, y la calidad todavía era un valor.

 

Post data. Acabo de ver que Carmen ha perdido el seguidor ciento sesenta y tres. Vuelve a ciento sesenta y dos. Lo sentimos, Carmen; te paso un enlace con los temas de esta semana. Anímate.

NOTICIAS RELACIONADAS