El cáncer de la sobrelegislación

Un Comino

Las metáforas llevan ayudado al ser humano más tiempo que las hojas de cálculo, así que yo las prefiero, aunque solo sea por fiabilidad probada a lo largo de milenios. Sirven para expresar ideas complejas sin herir a nadie y para que el escuchante pueda empatizar. Así que cuando me vienen, yo dejo que fluyan.

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Con los textos periodísticos pasa lo mismo que con las diligencias. Hay veces que el artículo tira de ti, desbocado, rápido, y lo único que te queda es controlar a los caballos para no salirte del camino. Otras veces, el viaje se pone cuesta arriba y cada paso, cada línea escrita, suponen un esfuerzo enorme. Éste de hoy es de los primeros, de los que salen solos y hay que contenerlos para que no se llenen de exageraciones, lugares comunes y no falten al respeto a nadie.

Llevo días con ganas de hablar del informe recién aprobado en comisión por el Parlamento Europeo con recomendaciones para derrotar al cáncer en el que mete en el mismo saco a todas las bebidas con algún grado de alcohol y afirma taxativamente, apoyándose en un único estudio –vale que respaldado por la OMS, lo cual tiene un valor, pero no garantiza infalibilidad, como ya se ha comprobado en infinidad de casos–, que en toda cantidad de alcohol es igual de perjudicial para la salud en relación con los cánceres. Así, de un plumazo, equiparamos el vodka con la sidra, la cerveza y el vino.

Nuestros cargos electos de Estrasburgo hacen oídos sordos al resto de trabajos científicos que llevan años demostrando que el fermentado de uva, en cantidades razonables y en un contexto de dieta mediterránea, no solo es perjudicial para la salud sino lo contrario. El sector, como no podía ser de otra manera, ha puesto el grito en el cielo. Es consciente de que se empieza así, amagando, y se acaba con las contraetiquetas de las botellas llenas de calaveras y textos terribles augurando muertes y enfermedades irreversibles, amén de una fortísima subida impositiva, como también se recoge en la propuesta, por si fuera poco.

Factor de riesgo

El informe afirma que el alcohol es «un factor de riesgo» para varios tipos de cánceres, pero ni precisa ni cuantifica cómo de influyente es en relación con el tabaco, la luz del sol, la obesidad, la radiación, las dietas o la edad, que también lo son, por citar solo algunos. Hace mucho que aprendimos que esta enfermedad es siempre multifactorial y no se puede prescindir de conceptos como el estilo de vida de los ciudadanos o los patrones de consumo de cada producto para explicarla, pero parece que en Estrasburgo no tienen en cuenta estas precisiones. La salud colectiva de los mayores productores y consumidores, Francia, Italia y España, por cierto, es mejor que la media.

Podríamos estar agradecidos a nuestros diligentes europarlamentarios por cuidar con tanto ahínco de nuestra salud, o pensar que son unos irresponsables por ponerse a criminalizar una bebida como el vino, que está en el origen de nuestra cultura occidental, mantiene vivos miles de pueblos con sus respectivos habitantes y millones de hectáreas rurales –solo en España casi un millón– y, por si fuera poco, hace feliz a medio mundo.

El eurodiputado alemán Peter Liese, del Partido Popular Europeo, precisó que «no queremos que aparezcan fotos como en las cajetillas de tabaco. Quizás se puede hacer algo similar, pero con un etiquetado más suave». Y se quedó tan ancho. La eurodiputada del PP Dolors Montserrat, quien se abstuvo en la votación, aseguró que aún queda tiempo para introducir modificaciones que puedan «salvar» al vino, la cerveza y la sidra porque el pleno de la Cámara no lo votará hasta el pleno de febrero, pero tampoco parece que eso vaya a ser tan sencillo si hasta parlamentarios españoles como Nicolás González Casares, del PSOE, votaron a favor y se justificaron aduciendo «la preocupación del sector es excesiva».

Cabreo o humor

Ahora resulta que vamos a «Derrotar al cáncer» –título del informe– quitándonos el vino. O nos enfadamos mucho o nos ponemos en modo humorístico. Y ando dudando. La verdad es que me estoy empezando a enfadar con el cuerpo mundial de cargos electos y no solo por esto. Hubo una época en que se medía la eficacia de una cámara por el número de leyes aprobadas. Yo estoy por pedir que se valore mejor cuanto menos legislen. Que nos dejen vivir, por favor. No hace falta un DNI para perros, ni tampoco amargarnos la vida con el vino. ¿No vale con informar y, ya que es un producto para adultos, que cada cual decida?

La pena es que tenemos vidas cortas. Si tuviésemos la garantía de vivir sesenta años más deberíamos dejar todos el vino y ver si en quince años hemos derrotado al cáncer. Y si pasado ese tiempo, por desgracia, la enfermedad continúa entre nosotros, obligar a todos los miembros del actual Euro Parlamento a viajar descalzos desde Estrasburgo hasta sus casas y levantarles un antimonumento con forma de botella y todos sus nombres.

PD. Ah, esta misma cámara, el Parlamento Europeo, es la que en 2007 rechazó en pleno la propuesta para arrancar 400.000 hectáreas de viñedo en Europa. Hay que leer lo que aducían entonces.