Exclusividad cosmopolita y gastronomía ‘high’ en la plaza Reial
Siempre me fascinó ser turista en mi propia ciudad. Descubrir conforts y lujos escondidos fajo las fachadas de los hoteles de Barcelona, por tan cotidianos a menudo absolutamente desconocidos. Penetrar en mundos ignorados dando un solo paso desde calles que camino cada día… Y más excitante todavía si este hotel es una propuesta de alta sensibilidad y se encuentra en una de mis mitologías urbanas, la plaza Reial, donde todos hemos vivido y soñado tantos y tantos deseos… Bienvenidos al Hotel DO: Plaça Reial.
La entrada al Hotel DO:, un cinco estrellas GL, bajo los porches de entrada a la plaza desde La Rambla, tiene ese je ne sais quoi de emocionante tanto por la discreción de la puerta como por el mundo exótico y misterioso que se abre en el lobby, opulento de sugerencias oníricas que nos llevan a tiempos de expediciones y romanticismo, de Eixample seminal y vibración ciudadana… El DO:, edificio regio arrojado sobre la plaza, junto al Glaciar, es un hotel boutique cálido de colores y sensual de atmósferas, cosmopolita de espíritu y muy barcelonés de corazón: fruta de la suma virtuosa de Oriol Bohigas en la rehabilitación, Lázaro Rosa en el interiorismo y la familia Majó -especialmente Ignasi y Cristina Majó- en la conceptualización. Es a la vez un hotel gastronómico, voluntad de los Majó, que apuestan por ubicar en la plaza Reial uno de los focos de la cocina contemporánea de Barcelona.
La llegada es suave y el recibimiento es con una copa de cava o lo que se desee… La tomo en la terraza -lujazo- frente al policromo diorama de la plaza Reial, el paisaje singular que envuelve al hotel. La plaza, en efecto, se colorea de tarde miscelánea y, con el transcurrir de la copa, desfilan por mi mente risas y locuras, Ocaña -ese mito que murió abrasado de sol- y Nazario, Alberto Tierz y el Karma, Manzanita “verde que te quiero verde”, aquel patriarca de los gitanos de eterno bastón, las tertulias acaloradas en la flamante casa de Oriol y Beth…
Ya la Barcelona presurosa y metálica va desapareciendo y parece lejana bruma en el ascensor que me lleva hacia la habitación, en la primera planta, balcón privilegiado a la plaza… La ventana es un eterno cuadro de Nazario y la constatación de una plaza Reial incombustible a pesar de la colonización guiri (pero los tiempos cambian y el mundo sigue girando). El espacio es alto, aireado, cuero, arte contemporáneo, tarjetas personalizadas con el nombre del cliente, fresas bañadas en chocolate, aromas Molton Brown, elegancia sobria… Aquí Lázaro ha desgranado un estilo sereno, limpiamente lujoso, sin excesos, a lo que hay que sumar un inteligente diseño lumínico que permite variedad de escenas. La sensación es de paz y placer. Y ni te cuento cuando te estiras en la king size, flotación lujuriosa envuelta en un algodón de asombroso refinamiento y deslizante textura que te viaja a un cuento oriental sin final, almohadones a la carte…
El hotel DO también es un restaurante gastronómico
Abajo, en el sótano, bajo la bóveda catalana que antaño cubrió un almacén, en un ambiente ensoñador e íntimo, el restaurante La Cuina del DO:… El chef Pere Moreno al mando. Vamos a tomar el menú “Reial”, un potente overview de la cocina -de mercado, gran producto, memorias catalanas lanzadas al XXI- del DO. Chips de patata violeta, plátano y bacalao. Estamos a punto… Un Sauvignon Blanc de Gramona. Cristina Majó, la directora general del hotel, tiene clara la carta de vinos catalanes y también que aquí, con un público internacional y a la vez barcelonés, debe haber una amplia representación de todo el mundo y para todo el mundo. En el restaurante La Cuina del DO: la carta de vinos es seducción heterodoxa. Delicado corneto de papel de algas con tartare de atún y verduritas. “Ópera” de queso Reixagó y fresón. Equilibrio… Pero, un momento… Queso Reixagó. Ésta es la marca de quesos artesanos, todos de leche de vaca sin pasteurizar, control de todo el proceso, que elabora la propia familia Majó en su granja del Lluçanés. Unos quesos que entran de lleno en la cheese revolution que está emergiendo ahora mismo con rara pujanza en toda España. Pero no nos adelantemos… Gamba marinada con lima, sal y pimienta. Croqueta de rabo de buey. Snacks overcharged, amigo… Y ya… La ostra frita del Delta del Ebro (otro de los puntos de La Cuina del DO: es el mimo a la proximidad) con miso, aunque este plato debería sutilizarse un paco más. Sorpresa (plato del día): espárragos blancos -extravagante tersura, gloria táctil- con gamba, almendra repelada, miso y vinagreta de limón. Más madera: guisantes del Maresme con butifarra casera de rodaballo (sinestesia sápida), ejemplares en origen y hechura. Espardenyes a la plancha con pies de cerdo y salsa de avellanas, texturas afiladas jugando al escondite… Arroz de lágrima ibérica (carne intercostal) y bimi (superverdura con sabor suavemente dulce) impecable, punto sticky justo.
Y ahora sí. Los quesos Reixagó. Vamos a probarlos todos. El fresco, lechoso; el Montreix, dulce y cremoso; el Sant Ignasi, floral, mantecoso, salino; el Olost, curado tres meses, afrutado y mantecoso; el Olost Ahumado por Carpier y, como prueba -todavía lo están trabajando-, el azul, cremoso y salino pero en proceso de afinamiento… Quesos todos ellos con personalidad, quesos signature.
Los postres son un fondo marino en trompe l’oeil a base de té verde, mousse helada de chocolate con leche y crema de guayaba y un cremoso de chocolate blanco con sopa de fresones, granizado de lima y helado de lichi.
Tras la cena, el lujo de un gin tonic en La Terraza del DO: de la plaza (la de la azotea, con piscina, se abrirá en unos días y ya te puedes imaginar las vistas) en mitad de la fiesta multicolor.
Hay vendedores ambulantes que ofertan luces voladoras… Y pienso que en otros tiempos éramos nosotros quienes volábamos con las luces aquí mismo…
Y el desayuno…
Una muestra de clase en un hotel que se precie es el destierro del vulgar buffet de desayuno. Un desayuno de lujo, amigos, debe ser a la carta, comme il faut. Y así es el del DO:. Servido abajo, en el restaurante, o en la terraza de la plaza Reial, o en la de arriba, o, claro, en la habitación. Veamos… Bollería de altura elaborada durante la noche por la pastelera del hotel (xuxos, sí). Yoghourt natural con frutas frescas para mezclar. Zumo de naranja o pomelo… recién exprimido de verdad de la buena. Mermeladas caseras. Cereales. Huevos con todo lo que puedas pensar. Platillos de ibéricos, quesos, embutidos, salmón… Flautas…
Y la plaza Reial… Hoy, esta mañana, con la feria de filatelia y numismática…
El Hotel DO: Plaça Reial es el regalo de una Barcelona mítica y distinta al viajero inquieto; pero también una propuesta llena de emoción para el barcelonés de mirada exuberante.