Thanks Gods it’s Roca!

Una melancolía gris ha sido nuestra pegajosa compañera en Londres hasta este puto último momento de la elección del “Mejor Restaurante del Mundo” que, según Andoni Luis Aduriz, cuarto en esta edición 2013, puede llegar a representar hasta un 25% de nuevas reservas procedentes del mundo anglosajón, que es su caso. Una pesadumbre gélida que tintaba de lujuria brasileña y hasta de geominimalismo nipón nuestros mal ocultos fervores gerundenses.

Una tristeza recalcitrante, hasta hace unos estrictos minutos, avivada por los “sólidos” rumores que, con insistencia pertinaz, otorgaban el paraíso gastronómico final al brasileño Alex Atala o al tokiota Yoshihiro Narisawa, ambos grandes creadores, por cierto.

Jordi, Josep y Jona Roca
Jordi, Josep y Jona Roca.

Y entonces estalló la luz por todas las costuras de la metrópoli británica; esa luz mediterránea y lenitiva que, desde hace tres años, se estrellaba inexplicablemente contra las ortodoxas nubes nórdicas de Copenhague, que se retiran ahora a un discreto segundo puesto. Y fue la felicidad. En esa larga búsqueda de la Kadath culinaria que nos llevó por sombras lunares y vacíos helados, Joan, Josep y Jordi han conquistado lo que, de hecho, siempre fue suyo: el nirvana gastronómico.

Hoy, tras una cena histórica ayer en el Dinner de Heston Blumenthal (gracias, Pitu, por ese maridaje de extravagante sabiduría que nos llevó a regiones sensoriales insospechadas evitando el “inventario de ferretería” cerebral matutino), los Roca son motivo planetario. Primero, por su presentación multitudinaria de la ópera «Somni» en el hotel Mandarin de Knightsbridge, que se estrenará en Barcelona el próximo 6 de mayo con Ferran Adrià, Miquel Barceló o la actriz india protagonista de Slumdog Millionaire como algunos de los comensales; segundo… Mmm… Segundo por ser ya el Mejor Restaurante del Mundo según la prestigiosa y muy democrática lista “50 Best Restaurants”. Prestigiosa y democrática, sí. Veamos… Como es habitual en esta fecha londinense que está siendo noticia en todo el globo, a estas horas ya habrá comentarios perversos y diatribas simplonas sobre el resultado, vociferadas por chefs envidiosos y de meninge esclerótica que, sin saberlo, se están “cargando” unas votaciones realizadas por… ¡sus propios compañeros! Esos “outsiders” que proclaman la Michelin como único Santo Grial de la verdad olvidan que entre los casi 900 votantes de “50 Best” hay profesionales de todos los colores, con nombres tan poco sospechosos de “situacionismo” como el de Paul Bocuse. Es decir, quienes votan a los chefs son, en su mayoría, los propios chefs, sus compañeros, sus amigos. Ahí está una de las grandezas indiscutibles de esta lista que por otro lado no esconde una visión también posmoderna. “Nunca han venido a mi restaurante”, se quejan algunos infelices… Y sin embargo, allí estuvieron. Y comieron. Y reflexionaron. Y votaron.

Y por ello ahí están los Roca destellando prodigios, “en la cima, mamá”. Y Andoni, que es cuarto (“¿sabes lo que significa estar durante ocho años entre los 10 mejores cocineros del mundo?”). Y el gran Juan Mari, que sigue siendo octavo. Y el perfilado Quique, que se propulsa al número 26. Y Bittor, en el 44.

Pero el elogio, amigos, deber ser necesariamente más escueto que la crítica para evitar el ditirambo (aunque apetece).

Entonces, lacónica pero ensordecedoramente, tras brindar con los dioses justos y sonrientes: ¡viva los Roca!