Como desvelaban hoy Cristina Jolonch, en La Vanguardia, y Ferran Imedio, en El Periódico de Catalunya, el considerado como el campeón del mundo de pizzas, ha cerrado el restaurante que tenía en Barcelona. El Taxi Key abrió en septiembre y se había convertido en una de las más gratas sorpresas de los comensales barceloneses. El motivo, «no tener el mismo modo de ver el negocio» con sus socios, los propietarios de la sala Luz de Gas. En el restaurante se podían comer, hasta la una de la madrugada, pizzas tradicionales a un precio que no superaba nunca los 10 euros y alguna de sus más famosas creaciones. La fórmula triunfó ya que a pesar de la crisis económica, a Taxi Key no le faltaban clientes y durante estos cinco meses se habían servido unas 15.000 pizzas.
Fabián Martín aseguraba en declaraciones a los periódicos catalanes, que «antes de pelearnos, decidimos firmar un acuerdo amistoso», al mismo tiempo que afirmaba tener la intención de entrar en otros proyectos como un programa de televisión para enseñar a cocinar a los niños. También ha decidido centrarse en su restaurante de Llívia, el que le catapultó a la fama y donde su pueden degustar sus pizzas de chocolate, Coca-Cola, hojas de oro, fruta, sushi… Paralelamente, Fernando Vila y Fede Sardà, propietarios de Luz de Gas, sostienen que «lo intentamos con todo el cariño del mundo y asumimos el disgusto, pero no queremos apresurarnos a la hora de decidir lo que haremos con los dos locales, que están totalmente listos, y en los que se ha hecho una inversión de un millón y medio de euros». Se refieren al Taxi Key y al otro restaurante que tenían previsto abrir en local de al lado, un espacio similar a la Pizzería Taller de Llívia.