Cuando todavía no se han apagado los últimos rescoldos de los incendios que han arrasado el noroeste peninsular durante el mes de agosto más aciago que recuerda el agro español, se acerca el momento de empezar a valorar cómo ha afectado esta tragedia a los diferentes sectores. Por ejemplo, al del vino, al que además ha sorprendido en el momento clave del año, con la vendimia a punto de arrancar.
Una de las denominaciones de origen que han sufrido el fuego ha sido Monterrei, en la provincia de Ourense. El presidente del Consejo Regulador, Manuel Vázquez Losada, señala que “nos ha afectado de dos maneras. Directamente, calcinando viñas en su totalidad o en los extremos, ya que las hileras han servido como cortafuegos. Y con las consecuencias sobre la añada derivadas de la nube de humo que las plantas han estado respirando durante varios días. El olor a humo es un condicionante que influye en la calidad y los aromas. Ahora mismo hay varios estudios en marcha que han confirmado la presencia de partículas de humo en las uvas pero no sabremos nada a ciencia cierta hasta que pase la vendimia y lleguen los primeros vinos, en noviembre y diciembre”.

Cuantitativamente —comenta, en un intento de ver el vaso medio lleno— no ha sido tan grave como podría parecer, porque apenas si se ha perdido un tres por ciento de la cosecha, que se compensa con el incremento de algo más de 70 hectáreas respecto al año pasado. Dentro del mal, es un mal menor en general, no el desastre total que podría haber sido. Aunque hay personas y empresas que pueden haber perdido hasta un 60 por ciento, y eso sí es trágico. Todo esto, claro, a falta de ver lo que pasa con los vinos”.
La nociva aportación del humo es un tema que también preocupa sobremanera en otras zonas tocadas por los incendios. Carmen Gómez Viforcos, Directora Técnica de la Denominación de Origen Bierzo, comenta: “es terrible que las viñas hayan estado más de diez días sometidas al humo, con esos componentes químicos que se adhieren a la piel de la uva, penetran en los tejidos y generan defectos, y cuyos efectos no podremos comprobar hasta que se elabore el vino. Hace cosa de tres o cuatro años, hubo un incendio el día antes de la vendimia y no se notaba el sabor a humo. Pero fue solo un día; no dos semanas… De momento, en la Estación Enológica de Castilla y León se están desarrollando estudios para ver desde una perspectiva científica si hay componentes tóxicos o defectos”.
Santi Pérez, Técnico de la Denominación de Origen Valdeorras, incide en ello: “La añada 2025 se presentaba magnífica y nos encontramos con el tercer incendio más grande España y el primero de Galicia, que ha afectado a todos los concellos de la DO. La previsión inicial de producción para 2025 era similar a la del año anterior, por encima de los ocho millones de kilos, ahora hay que esperar a ver en cuánto queda.

Hemos abierto —prosigue— un registro para que las bodegas informen paulatinamente de las pérdidas. Lo peor son los olores a humo, con lo que habrá que recurrir a técnicas enológicas (como macerar menos la piel) para corregir los defectos. Las consecuencias se irán viendo a medida que pase la vendimia y habrá que actuar en función de ellas”.
Más allá de cómo resulte esta añada 2025, todos los entrevistados coinciden en que lo fundamental era que se salvaran las viñas. Para Marta Ramas, Enóloga de Fuentes del Silencio, bodega de la D.O. León localizada en el valle del Jamuz y miembro de Grandes Pagos de España, “la vendimia está totalmente comprometida. Hay que valorar los daños sobre los viñedos que han estado al lado de las llamas, con uvas con gusto a quemado. Nosotros trabajamos con viñedos viejos de más de 90 años, y lo fundamental era salvar las viñas”.

Coincide con ella el viticultor gallego Nacho González, responsable de la bodega La Perdida, en la zona de Valdeorras aunque no está acogida a la D.O. “Voy a perder el 40 por ciento de mi producción, 8.000 kilos sobre 20.000. Pero lo importante es que se salven las plantas, aunque el rendimiento de muchas bajará el año que viene en un 50 por ciento. Ha habido mucho viñedo afectado, sobre todos los que tenían terrenos vecinos abandonados y cubiertos de matorrales. Desde que tengo la bodega en 2012 he pasado por heladas, mildiu y hongos, pero esto ha sido lo peor”. Y Santi Pérez sentencia: “Afortunadamente, la gran mayoría del viñedo no solo se ha salvado, sino que ha servido como cortafuegos biológico. La gran heroína de estos días negros ha sido la viticultura, y junto a ella los viticultores”.
Y, de cara al futuro, ¿qué? “Salga como salga el vino, va a ser muy difícil olvidar todo lo que ha pasado estos días”, comenta Gómez Viforcos. En la misma línea se mueve Marta Ramas: “Lo importante es que esto no se olvide y que estas zonas rurales abandonadas no se vuelvan a ver solas ante el peligro, con el consiguiente riesgo para el patrimonio cultural que representa no solo el vino, sino productos como el queso o la miel. Hacen falta ayudas y apoyo y que el año que viene se note que se ha hecho algo”.
Más contundentes todavía son los valdeorreños Santi Pérez y Nacho González. El primero, desencantado y muy enfadado, comenta: “Lo más triste es que no es la primera vez que pasa algo similar y parece que no hemos aprendido nada de las veces anteriores. Hay que ordenar el suelo, hacer zonas perimetrales, aumentar los medios. Todo esto se podía haber atajado al principio, pero faltaron los medios. No somos la España vaciada, somos la España olvidada y abandonada, nos obligan a irnos”. Y el segundo denuncia, sin cortapisas, que “La administración en Galicia es intencionadamente inútil. La viña vieja no interesa, sólo la nueva, y hay un flagrante abandono forestal: el monte no se ha cuidado nunca”.
Pilar Higuero, responsable de la bodega orensana Lagar de Sabariz, que elabora ese gran blanco que es A Pita Cega, no se ha visto directamente afectada, pero eso no merma un ápice su indignación ante lo sucedido: “Las políticas agrícolas, ganaderas y forestales en Galicia son malas. Y todos los partidos políticos son cómplices. Se está abandonando el campo porque no es rentable y la burocracia es terrible para todo y atenta incluso contra la soberanía alimentaria”.
Salga como salga la añada 2025 en las zonas afectadas, cada vez que bebamos una copa de alguno de sus vinos, brindemos porque jamás se vuelva a repetir una situación tan dantesca como la vivida en agosto de este año. Como se decía en 2002 a propósito del Prestige: NUNCA MAIS.
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