Artur Martínez recupera las tapas de los 80

El cocinero de Terrassa se pone al frente de la que fuera la tasca familiar, El buen gusto, para homenajear la cultura de bar de los 80

7Caníbales

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«Un punto de encuentro para nostálgicos del vermuteo y el tapeo tradicional». Un homenaje a la cultura de los bares de los ochenta y a sus tapas «con la autenticidad de esas recetas de toda la vida, muchas en extinción». Así define Artur Martínez El buen gusto, la tasca familiar que sus abuelos abrieron en Terrassa en 1952 , que continuaron sus padres, a quienes toma el relevo.

 

Martínez ha seleccionado de las recetas familiares las que evocan su infancia y despertaron su pasión por la cocina, como pinchos morunos, caracoles, pulpo en salsa, huevos y calamares rellenos, mollejas de pollo al ajillo, brazo de gitano y la estrella de El buen gusto, la croqueta de pollo asado, que fue también uno de los éxitos cuando el negocio funcionó solo como tienda durante la pandemia. También bravas, empedrat, callos con capipota o su versión del melocotón melba.

Croqueta de pollo asado de El buen gusto
Croqueta de pollo asado de El buen gusto

Para acompañar, vinos, cañas y vermús, como los que elabora junto al Celler Can Morral.

 

Fue en ese local donde en 2002 decidió junto con su familia abrir Capritx, durante años el estrella Michelin más pequeño de Europa, y comenzó a desarrollar una cocina basada en los productos del Vallès Occidental que mantuvo hasta 2017. En febrero de 2019 nació Aürt en Barcelona, hoy con una estrella y dos soles Repsol, que sólo ofrece menú degustación formado por platos «aparentemente sencillos y desnudos que expresan una huida de lo insustancial y equilibran el intervencionismo» en palabras del cocinero. Como tartar de sepia, pil-pil del Ganxet y mole de piparras, brandada de chuletón madurado, royal de cebolla, col a la brasa en mantequilla tostada o helado de masa madre y piñones.

 

Allí seguirá el cocinero de Terrassa, quien contará en el bar con Rodrigo Quijano, alias Tributo, en cocina, y Raúl Navarro en sala, formados con él tras sus respectivos estudios de Hostelería.

 

Esta nueva etapa para El buen gusto supone también el relevo generacional al frente del negocio, ya que sus padres pasarán a disfrutar de su local de toda la vida como clientes.

 

Según Martínez, es solo el primero de los distintos proyectos que ultima para este mismo año, también en Barcelona.

 

 

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