Cierra Can Fabes

Redacción

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La familia de Santi Santamaría explica que el restaurante no tenía «viabilidad económica»

Can Fabes cierra definitivamente sus puertas. El que fuera uno de los restaurantes de referencia no solo en Cataluña y España, sino en todo el mundo, servirá sus últimas cenas el próximo 31 de agosto acuciado por problemas económicos.

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El fallecido Santi Santamaria, junto a Xavier Pellicer, que le acabó relevando en Can Fabes.

Lo anunció ayer la familia del malogrado chef Santi Santamaría, fallecido hace dos años y medio, cuando Can Fabes contaba con tres estrellas Michelin: «Can Fabes carece de la viabilidad económica necesaria para seguir con un proyecto basado en la excelencia, y por ello hemos decidido poner el punto final a uno de los capítulos más brillantes de la cocina catalana y europea de los últimos 25 años», afirmó en un comunicado.

El comunicado subraya que «han sido más de tres décadas de creación infatigable; de búsqueda de la máxima calidad en el producto y de la perfección en la cocina y en la sala; de compromiso con las raíces culinarias y con su renovación». Y mantienen vivo el recuerdo hacia Santamaría: «Y todo presidido siempre por un ideal que nos transmitió el cofundador y durante tantos años alma de la casa, Santi Santamaria: complacer a los clientes, como seguiremos haciendo con toda la ilusión hasta el último día».

La familia Santamaria destaca la «satisfacción por el trabajo bien hecho» hasta la fecha, en las distintas etapas del restaurante. De hecho, la última ha sido muy breve, ya que a principios de año el chef Xavier Pellicer abandonó con Fabes y el mando lo tomaron Jerome Bondaz e Iván Solà, cuyo recorrido finalizará siete meses después. Pellicer había entrado en Can Fabes tras el fallecimiento de Santamaria, y había mantenido dos de las tres estrellas Michelin. Las mismas dos con las que se despedirá.

Para nuestra compañera caníbal Tana Collados, se trata de «una mala noticia como negocio» (Can Fabes cuenta con 12 empleados y tres miembros de la familia Santamaria) que al tratarse de «un referente gastronómico afecta a toda una región y un país, porque hacía de reclamo turístico y activo económico a la vez».