Chile adelantó la vendimia en el norte y no termina la del sur

La cosecha de 2024 promete en promedio. Hasta la fecha es una cosecha menor en volumen y vinos excepcionalmente frescos. Adelantada hasta un mes en el norte, debido a calor extremo y atrasada pero no tanto hacia el centro-sur, gracias a un lluvioso invierno y una primavera fría.

Mariana Martínez

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El momento de decidir cuándo cosechar las uvas es el más importante del año para los hacedores de vino. En esa decisión sin vuelta atrás, se juegan el todo. Para tener una visión al menos aproximada de cómo se ha ido desarrollando la cosecha 2024 en Chile, debemos considerar que sus viñedos se extienden por más de 4.000 km, desde el paralelo 17°29’ Sur, donde la vendimia comenzó a finales de enero, hasta el paralelo 46°32’ S (el punto más extremo del hemisferio sur) donde se lleva a cabo ahora.

El termómetro ha sido más observado que nunca en el viñedo chileno. Foto, Mariana Martínez.
El termómetro ha sido este año más observado que nunca en el viñedo chileno. Foto, Mariana Martínez.

En el extremo norte de Chile, temperaturas más altas de lo normal, incluso en invierno, gatillaron una de las cosechas más adelantadas de la historia y tuvieron a los enólogos en alerta constante. Sergio Jara, enólogo de Cooperativa Lagar de los Oasis, vive su cuarta cosecha en el Norte Grande y cuenta que la madurez llegó un mes antes a Pica, en la región de Tarapacá. Las lluvias no superaron los 0.9 mm, y las temperaturas superaron 35°C en los diez últimos días de enero, cuando las uvas comenzaban a acumular azúcares. “Estuvimos midiendo el alcohol potencial todos los días para que no se fuera a pasar” explica. Sus vinos, de baja acidez natural, ya están terminados y están embotellando para poder preservarlos mejor en las cámaras de frío.

 

En Atacama – 28°32 Sur-, el equipo enológico de Viña Ventisquero también tiene los vinos de la línea costera Tara con las fermentaciones terminadas, entrando a crianza. Aquí, explicaban Felipe Tosso y Alejandro Galaz mientras regresaban de cosechar en Chile Chico -46°32 Sur- la madurez llegó tres semanas antes, por el calor más intenso de lo habitual. “Partimos en valle del Huasco, Atacama, el 12 de febrero, en lugar de en la última semana del mes”. En contraste, en Chile Chico, cosecharon la semana pasada (19 de abril) adelantándola una semana por el susto de una helada a -4°C. Si bien no afecta las uvas, explican, induce la caída de las hojas, impidiendo que los frutos sigan madurando.

Ventisquero_Huasco_
Ventisquero_Huasco_

Las temperaturas más altas de la media en el Norte Grande, se extendieron a la vecina región de Coquimbo, donde Héctor Rojas, viticultor de Viña Tabalí, explica que en el valle costero de Limarí tuvieron un invierno muy suave, con apenas 50 mm de lluvia y un mes de julio tan, pero tan cálido, que fue más parecido a octubre.

 

“Cosechamos los primeros lotes para espumantes el 16 de enero, 10 a 15 días antes de lo normal. A veces las fechas marean -agrega Rojas- pero fuimos sacando lotes uno a uno, con madurez precisa. Lo que permitió tener vinos de buen balance en acidez y estructura en boca”.

 

Costa versus interior en el Valle Central

 

Avanzando hacia la región de Aconcagua, hasta el sur de la región del Valle Central (desde el paralelo 32°33′ hasta 35°58’ Sur) no hubo ni sequía extrema ni primavera cálida, sino todo lo contrario, debido al Niño. Lo ocurrido durante el verano difiere entre las zonas costeras y los valles interiores.

La cuaja de la uva fue incompleta. Foto, Mariana Martínez.
La cuaja de la uva fue incompleta. Foto, Mariana Martínez.

En el valle costero de San Antonio (33°35′ Sur), Viviana Navarrete, enóloga de Viña Leyda, destaca los 480 mm de agua acumulados (el doble que el año anterior) y que, debido a la primavera fría y una mala fecundación de las flores (cuaja), los racimos resultaron más livianos, con bayas más pequeñas, especialmente los de pinot noir. La baja en producción, variable según zonas y variedades, garantizó sanidad, maduración plena y tranquila, a pesar de que parecía venir atrasado. En general, destaca Navarrete, será una temporada muy fresca, “con vinos mucho más expresivos, crujientes y persistentes. Malos serán los bajos rendimientos, pero la naturaleza es sabia y nos lleva a equilibrar un poco el exceso que tenemos de añadas anteriores”.

 

En Lo Abarca, Felipe Marín, enólogo de Viña Casa Marín, también destaca la importancia de las lluvias ante la sequía que los aquejaba. A pesar de una primavera fría, las cosechas se desarrollaron dentro de la normalidad, con vinos de alta calidad. Los rendimientos más bajos se debieron en su caso a ataques de aves y conejos después de implementar la agricultura regenerativa. E apetito de los animales también mermó media vendimia de un productor en Pica.

 

Casablanca, como antes

 

En el vecino valle costero de Casablanca, Ricardo Baettig enólogo de Viña Morandé, destaca que 2024 fue muy bueno; “como eran antes”. Con picos de temperaturas altas en verano, pero en promedio más fresco. “Los tintos están impecables, con 13º”. Tuvo menos kilos de malbec.

 

El avance hacia el Valle Central, después del invierno lluvioso y una primavera fría, lejos del mar no hay tanta unanimidad. Para Héctor Rojas, quien el 10 de abril ya había cosechado todo su cabernet sauvignon del Maipo para Tabalí, la maduración que venía atrasada se pudo al día con los picos de temperatura intermitentes entre febrero y marzo.

Invierno lluvioso en valle central. Foto, Mariana Martínez.
Invierno lluvioso en valle central. Foto, Mariana Martínez.

Para otros, la cosecha aún viene lenta en este Valle Central. Cristian Aliaga, enólogo de William Févre en Maipo, asegura como Baettig que ha sido un año más fresco, como los de antes. “Lo que pasa, explica, es que nos malacostumbramos los últimos tres años, cuando cosechamos en febrero. Comparado con un año normal, está atrasado una semana. Ahora está frío e irregular. Lo veo con colegas que hacen vino acá. Me dicen hazme un espacio y te confirmo cuando llegue con la uva, pero con el muestreo del mismo día me dicen ¡para!, estoy demasiado bajo todavía”.

 

Aliaga está cosechando syrah y cabernet sauvignon. Apenas tiene el 40% de la cosecha en la bodega y no puede especificar, como suele ser la tónica, en cuánto bajará la producción: depende de variedades y sectores. No hay problemas de sanidad, pero advierte que podría aparecer el oídio: “todo lo que he recibido anda bien, el problema será cuándo cosechar, porque aunque no haya grado, a esta altura vas a perder más que ganar”.

 

Una vendimia clásica en Maipo

 

Mirada lenta y positiva tienen Tosso y Galaz de Ventisquero. El 15 de abril comenzaron a cosechar la cabernet sauvignon en Maipo; de carmenère, nada aún. Ya ven vinos tintos de buen color, acidez alta, alcoholes un poco más abajo y sin verdor a pesar de que hubo muchos días nublados. Tosso ve semejanzas con 2018, año de menos kilos y una temporada muy ordenada y tranquila. “Primero llegó Atacama, luego los blancos de Leyda, después Casablanca, Apalta y vamos a terminar con Trinidad, en Maipo. No hay traslape como en 2023, cuando recibíamos Casablanca y al mismo tiempo cabernet del Maipo, y llegaba syrah de Apalta… Es una vendimia clásica, lindo año, de frentón fresco”.

El grano de la pinot noir es más pequeño que nunca en Casablanca. Foto, Mariana Martínez.
El grano de la pinot noir es más pequeño que nunca en Casablanca. Foto, Mariana Martínez.

Sergio Hormazabal ve viñedos en casi todo el Valle del Maipo (entre 32º55′ y 34º19′ Sur), y comparte la sensación de que es una temporada de maduración lenta, positiva, pero sus datos muestran algo fuera de lo pensado: “La primavera de 2023 fue una de las más frías en los últimos 25 años, así como el verano 2024 fue el más cálido de los últimos 20. A pesar de los picos de calor en febrero y marzo, no se pudo compensar el retraso causado por la primavera fría”. Hormazabal destaca además que la lluvia de unos 400 mm entre agosto y octubre ayudó a lavar las sales del suelo, mejorando la salud del viñedo. El nuevo viticultor de Viña Don Melchor ve “un año atípico en Maipo, y está contento con la uva cosechada: con poco golpe de sol, común en años cálidos, muy buena acidez y equilibrio”.

 

Más al sur, en Colchagua, Marco Puyo, con viñedos en Pumanque para Dagaz, explicó que cosecharon trece días más tarde que en un año promedio, debido a la acumulación de días grado más bajos. Sus vinos tintos terminados están entre 13,2º y 14°, con muy buena acidez, gran color y mucha fruta roja. Es un muy buen año, concluye. Terminará sus carmenère esta última semana de abril.

 

Retrasos en Curicó y Maule

 

Eduardo Jordán, enólogo de Miguel Torres, con viñedos en Curicó y Maule, tiene otra teoría compartida sobre el atraso generalizado de la maduración. El atraso en estos dos valles, incluso de 20 días, se debe según explica a un febrero extremadamente cálido. “Tan cálido, histórico, que no se alcanzó a acumular tantos azúcares como se debería; y es que por encima de 36 o 37°C, las plantas se bloquean”. La calidad, dice, es muy buena, tanto que la D.O. Empedrado en Maule Costa, es lo mejor que ha hecho, con algunas bajas en producción y mucha heterogeneidad en madurez dentro de las mismas plantas. Ahora viene el estrés, explica Jordán, porque llegan las lluvias finales y empiezan de nuevo las heladas.

Primavera vigorosa en Maule. Foto, Mariana Martínez.
Primavera vigorosa en Maule. Foto, Mariana Martínez.

Ricardo Baettig, Morandé, con viñedos en el secano del Maule, destaca que gracias a las lluvias, incluso en los últimos dos meses, hay muy buenas condiciones hídricas y fitosanitarias. Espera más producción en la mayoría de los viñedos, especialmente en los sectores que sufrieron con la sequía de la temporada pasada.

 

Tres semanas más tarde, también en el secano del Maule, el enólogo Marcelo Retamal cosechó las uvas para su mezcla tinta Romelio. “Tenían un equilibrio distinto, dice el Reta. La gente siempre busca el brix, grado potencial, pero Romelio lo cortamos con uva muy rica, con 12,8°, lo más bajo que hemos hecho antes, y el vino está exquisito. No todos los años puedes cosechar cuando la uva tiene tan bajo grado; depende del año”, concluye.

 

Llegando al sur

 

En el valle de Itata, donde también hay cantidad de viñedos en secano también hubo mayor disponibilidad de agua y maduraciones ligeramente retrasadas. Lo confirma Felipe García, enólogo de P.S. García, enfocado este año solo en Itata, donde dice todo partió tarde y recién terminó de cosechar, apenas con una semana de retraso.

 

“Comparado con el año pasado, explica, ha sido fresco y con lluvias entre medio, pero acá, no tenemos lio con la lluvia, la agradecemos; además pudimos sacar uvas con acidez alta”. García destaca que la producción viene un 50% más baja, debido a la primavera fría y lluviosa. Pero con el remanente que tenemos “una cosecha grande hubiera sido más complicada”.

Imágenes de heladas en los viñedos de Allá Lejos, en Chile Chico.
Imágenes de viñedos helados en Allá Lejos, Chile Chico.

Acercándonos al extremo sur continental, en el valle de Malleco (38°15’ Sur), las lluvias de los últimos días sí parecen ser un problema. Cristián Aliaga dice estar nervioso con el viñedo Quino, de William Févre. “En Malleco Eestamos con luz amarilla. Nos cayó una helada en diciembre de 2023 que quemó viñedos sin control de helada, y aunque los tenemos, estamos con un  probable 10,5º. Ya ha llovido un par de veces, y el martes pasado llovió de nuevo. No puedes esperar mucho más. Acá no cosechamos por brix, sino por sanidad”. El alivio, cuando esta temporada suman 900 mm “es que podemos hacer más espumantes, con menos grado para sus vinos base”.

 

El cierre del recorrido, de regreso a los viñedos más australes del mundo, en Chile Chico, Tosso detalla un dato curioso: en esta latitud (46°32’S) cosecharon una semana antes por miedo a nuevas heladas, pero llegaron sin problema a 12 °, siendo incluso el año más frío que han tenido. A diferencia del sur continental, explica, llueven apenas 350 mm al año. Y agrega una reflexión de peso en tiempo de vendimias: “Chile debería ser el país de los blancos, por sus viñedos costeros y vinos frescos, siempre moldeados por el frío Pacífico”.

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