Denominación Garraf

Hablemos del Garraf. De los productos autóctonos del Garraf. Me lo pide el viejo amigo Albert Puig. Yo, francamente, soy “slow” lo justo. Con el marchamo de “lo local” nos pueden colar cualquier cosa. Siempre fui muy fan de una aseveración de Ferran Adrià: “si lo tienes al lado y es bueno, cómo no lo vas a usar; pero yo busco lo mejor dondequiera que esté…” “Yeah”. Pero bien, el Garraf orgulloso en manos de Sergi de Meià, esto es de lo que va este artículo…

Ricard Huguet y Sergi de MeiàMe presentan al campesino: Ricard Huguet. Él es quien maneja los productos que quieren ser (y lo son, genéticamente) marca Garraf. La gamba de Vilanova (aunque, y ya es cansino, es la misma puta gamba dentro el triángulo mediterráneo); las cañaíllas (ahí sí; ciertamente su tamaño, textura y sabor son notables); los “espigalls” (flor de la col autóctona), la escarola “perruqueta” y la malvasía de Sitges. Ciertamente, productos de alto nivel gastronómico (absolutamente estacionales), singulares y muy circunscritos a la zona.
Y ya en la práctica, contando, esto sí, con las manos mágicas de Sergi de Meià… Los “espigalls” (que son el “choy sum” chino), los maravilla con judías y butifarra. Y, oye… Las cañaíllas viven una orgía con caracoles de tierra en un campo de batalla sembrado de algas y chorizo en brunoise, y el resultado es estereofónico. Sergi, a veces, es rock and roll. Las gambas van en “gangbang” con un arroz de intensidad pornográfica. Y la escarola vibra entre un sablé de nueces, membrillo y un helado de romesco buscando el “xató” en el infinito.
Luego la legendaria malvasía de Sitges, única, que platiqué con Fabiola, la sumiller de Sergi de Meià, boliviana, quien me reveló que Bolivia es el único país del mundo en el que McDonalds ha quebrado. ¡Bien!