Marisco en Sevilla

Tribuna

Gambas blancas excepcionales, quisquillas de Motril, cigalas, langostinos, navajas, cañaíllas o simplemente unas bocas. Aunque no está junto al mar, Sevilla es una de las ciudades españolas donde mejor marisco se come. Son muchos los bares, cervecerías, marisquerías o restaurantes que manejan una materia prima marina de máxima calidad junto a las tapas y raciones tradicionales, empezando por la ensaladilla, santo y seña de los establecimientos sevillanos.

 

Personalmente tengo tres favoritos: La Barra de Cañabota, Jaylu y La Mar de Fresquita. El primero es el “hermano menor” de Cañabota, uno de los dos únicos restaurantes con estrella en la ciudad y la gran casa del pescado. Juanlu Fernández, quinta generación de una familia de pescaderos, se asoció con los hermanos Guardiola, propietarios de varios restaurantes en la ciudad, entre ellos Tribeca, que también podría estar en esta selección de marisquerías. El profundo conocimiento que los tres tienen del producto del mar y la apuesta por conseguir cada día lo mejor de las costas andaluzas han sido las claves del éxito de Cañabota y ahora lo son de esta barra situada en el local anexo, donde, entre otras cosas, manejan un excelente marisco.

 

El segundo es Jaylu, en Triana. Su propietario, Enrique Caballero, se ocupa personalmente de buscar lo mejor de lo mejor. No hay en Sevilla (y probablemente en toda España) un sitio donde corten tan bien el jamón ibérico. Tras la barra están colgados esos jamones y, delante, una vitrina donde se exhibe el marisco del día, siempre una tentación. Lo mismo unas gambas blancas descomunales (y llenas de sabor) que unas cigalas de categoría, o incluso una langosta espectacular. No es un sitio barato, pero la calidad del género que allí se maneja vale lo que se paga. Además tiene uno de los mejores equipos de sala, dirigido por Manolo, un maitre de vieja escuela. Una casa para darse un lujo de vez en cuando.

 

Mi tercer favorito es una cervecería, La Mar de Fresquita. Pedro Pozuelo, su propietario, selecciona un producto de primer nivel que procede de las costas andaluzas y del resto de España. Así, lo mismo ofrece unas quisquillas de Motril o unas cañaíllas de gran tamaño que unos camarones o unas ostras gallegas. Para completar la satisfacción del cliente, gran carta de vinos, con un apartado notable de champanes. Sevilla no es puerto de mar (sí de río) pero la oferta de marisco en la ciudad es de categoría.

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