«Escuche a su estómago y no a su contable»

Un Comino

Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo en este tiempo extraño que nos ha tocado vivir, la realidad hace un nuevo quiebro y nos deja sentados en la silla. ‘El año que vivimos peligrosamente’, como se decía en aquella película de Peter Weir, no deja de conmocionarnos.

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Yo tenía previsto darles hoy religiosa cuenta de Madrid Fusión-Alimentos de España, el gran congreso internacional de cocina que comienza el próximo lunes, el primer gran encuentro culinario que se celebra de modo presencial tras la pandemia, que viene cargado de ilusiones y novedades, como un nuevo congreso de vino o la posibilidad de ver en directo todas las ponencias a través de una plataforma digital. Pero antes siquiera de que pudiera empezar con la primera línea resulta que va y Robert De Niro aparece en nuestras gastronómicas vidas.

Es verdad que le habíamos invocado con un reto y un vídeo maravilloso rodado por la productora Attic.  ¿Protagonizaría usted la próxima campaña de publicidad de Madrid Fusión-Alimentos de España sin cobrar ni un dólar a cambio de una cena irrepetible elaborada en exclusiva para usted por cinco de los mejores cocineros del mundo?

Aunque la esperanza es lo último que se pierde, a nadie se le escapa que no pensábamos realmente que fuera a contestarnos. La propia divulgación del vídeo y el modo en el que esperábamos se iba a viralizar ya era suficiente, un gran éxito. Pero este tiempo en el que lo mejor y lo peor puede ocurrir al tornar una esquina nos ha devuelto a Toro Salvaje-Vito Corleone ‘in person’, con 40 años más que aquellos personajes, sentado en una silla de ruedas por una operación de rodilla tras un accidente de trabajo, mirando a la pequeña cámara de su móvil y diciendo: «Of course I’m in». A estas horas no sé con certeza cómo terminará la jugada, cuándo se celebrará la gran cena que hemos prometido, pero nadie podrá negar la fuerza de la gastronomía.

Uno de los nuestros

Los cinco cocineros que han aparecido en el vídeo (Joan Roca, Mauro Colagreco, Quique Dacosta, Martín Berasategui y José Andrés) están excitados y divertidos. Suenan los teléfonos. ¿Se imaginan ponerse a pensar en ese menú impagable e irrepetible solo para él? ¿Cuándo tendrá lugar? ¿Dónde? Todavía no hay respuesta.

Para los de la generación que han empezado a vacunarnos en estas semanas y para las que ya tienen las dos dosis, De Niro es más que un gran actor. Decir que es un amigo junto al que nos hemos ido haciendo mayores sería una exageración, pero a veces lo miramos como si fuera un vecino del bloque con el que nunca hemos intimado mucho pero nos resulta cómodo y cercano. Quizás por su sangre latina y por su amor a la comida y a los restaurantes hemos empatizado con él de un modo diferente al de otras estrellas de Hollywood. Él es uno de los nuestros, sin duda.

La afición al plato le llevó a fundar la cadena de restaurantes y hoteles Nobu, con más de cuarenta locales –Marbella, Ibiza y Barcelona, en el caso de España–, junto a sus amigos, el cocinero japonés Nobu Matsuhisa y el empresario y productor Meir Teper, así que cuando ha aceptado la oferta de Madrid Fusión-Alimentos de España para acceder a esa comida impagable, sabía lo que hacía.

Al final, ha hecho caso del consejo del abogado del vídeo a través del cual se le invita a participar en la campaña de Madrid Fusión: «Escuche a su estómago y no a su contable». Quien esté libre de ese pecado en esta columna que tire la primera piedra.

 

Al final, un sol y sombra

De Niro ha visitado España en muchas ocasiones y siempre ha dejado un buen sabor de boca. Su pequeño vídeo enviado ayer termina, por cierto, con un «gracias». En 2000, tras recibir el Premio Donostia que otorga el Festival de Cine de San Sebastián, el neoyorquino cenó en Arzak, comió pintxos en un acto que se organizó en el Aquarium y después mostró toda su simpatía en el bar del Hotel María Cristina, donde pidió a la seguridad que se relajase y dejara acercarse a todos los que querían pedirle autógrafos mientras apuraba un whisky.

Unos años después apareció en el restaurante Landó de Madrid acompañado por Al Pacino. Según cuentan sus dueños en un libro editado por Bodegas Bilbaínas con anécdotas de bares y restaurantes, les abrieron una hora antes y comieron como dos campeones, mano a mano, jamón ibérico, pan con tomate, los famosos huevos de la casa y solomillo. Al finalizar la cena, De Niro pidió un sol y sombra, bebida que no servían al menos hacía 15 años, y después otro…

¿Qué pedirá en la cena impagable que ha conseguido a cambio de participar en la campaña de publicidad del próximo Madrid Fusión-Alimentos de España? Les mantendremos informados.