Cumbres mallorquinas: Andreu Genestra vs Albert Adrià en el hotel Es Príncep

Xavier Agulló

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La cerveza mallorquina Rosa Blanca, esa lager feliz de refrescarse en cítricos, celebró ayer su consolidación en la isla con una cena en las cumbres: Andreu Genestra vs Albert Adrià. El lugar, el nuevo y exquisito hotel Es Príncep

Andreu Genestra y Albert Adrià. Hotel Es Príncep. Palma de Mallorca. Foto: Xavier Agulló.
Andreu Genestra y Albert Adrià. Hotel Es Príncep. Palma de Mallorca. Foto: Xavier Agulló.

Reciben en Es Príncep con una copa de cava con la temperatura justa. La sensación perfecta para adentrarse en el lujo contemporáneo del hotel, que se dispara sin excusas en el roof, todo el Mediterráneo fundiéndose de azul delante. Es el lugar donde comienza esa cena irrepetible, dirigida por Jordi Parra con su perfilado rigor. Nada puede fallar.

Pichón. Andreu Genestra. Hotel Es Príncep. Palma de Mallorca. Foto: Xavier Agulló.
Pichón. Andreu Genestra. Hotel Es Príncep. Palma de Mallorca. Foto: Xavier Agulló.

Recorremos las distintas “estaciones”-buffet mientras el crepúsculo avanza de rosa sobre los tejados de Palma de Mallorca. Genestra tienta con los erizos, el mejillón en escabeche de laurel, el puerro de gamba y el goloso guiso de calamar con azafrán. Adrià y su monumental bogavante con grasa de chuletón de wagyu… Y el espárrago tronco, el nigiri de caballa, el airbaguette de jamón, el mimoso mollete trufado…

Pizza. Albert Adrià. Hotel Es Próncep. Palma de Mallorca. Foto: Xavier Agulló.
Pizza. Albert Adrià. Hotel Es Próncep. Palma de Mallorca. Foto: Xavier Agulló.

Ya en el comedor, abajo, iniciamos un menú imbatible. La delicadeza del caviar con suero de yoghourt (Adrià); la finísima y crujiente pizza de aguacate con congrejo real, opulencia y glamour (Adrià); la carrillera de atún y cerezas, un suave sueño de verano (Genestra); el complejo y cromático pichón “Miró”, uno de los hits de la noche (Genestra); el hiperrealista helado de sésamo con albaricoque y alcaravea (Genestra); y el refinado helado de sobrasada con miel, guiño final de Adrià a Mallorca…

Y la sensación de haber vivido algo que ya nunca olvidaremos.