A estas alturas, decir que María Li Bao es la empresaria hostelera china más importante de Madrid es quedarse cortos, porque Maria Li Bao es mucho más, es una de las empresarias hosteleras más importantes de Madrid.
Al frente del grupo China Crown, ha conseguido crear un pequeño imperio de gastronomía asiática que cuenta ya con más de una decena de establecimientos en la metrópoli.
Todo empezó a mediados de los años ochenta, cuando sus padres llegaron a Aranjuez para montar un típico chino de los que se llevaban por esa época, con pollo con setas y bambú, cerdo agridulce, arroz tres delicias y cosas así. En los años 90, se trasladaron a la capital, para hacerse cargo del China Crown, que llevaba en funcionamiento desde 1981. Poco a poco, fueron introduciendo especialidades más elaboradas y, por entonces, semidesconocidas, como los dim sum o el pato laqueado.
En 1995 se hizo cargo del restaurante María, la mayor de los cinco hijos de los propietarios. Y bajo su batuta China Crown se fue convirtiendo en una dirección de culto a la que los madrileños más atrevidos acudían en busca de una cocina china genuina y fuera de los tópicos.
Con la llegada del siglo XXI, las inquietudes de Li Bao la llevaron a emprender nuevos proyectos. Y, así, han ido llegando, sucesivamente, la cadena Shanghai Mama, que cuenta con siete espacios dedicados a una cocina china informal y a precios amables; Tottori, un sushi bar que le permitía abordar esa cocina japonesa que tanto la apasiona, y los dos locales de Le Petit Dim Sum, centrados en los hoy mundialmente célebres bocaditos cantoneses, de los que ofrece hasta 25 variedades, incluido el xiao long bao relleno de caldo.
El gran punto de inflexión llegó en 2017, cuando María decide jugar en la Champions y echa el cierre del China Crown primigenio de Tetuán (al norte de Madrid) para lanzarse a montar un nuevo China Crown de lujo en el barrio del lujo por excelencia, Salamanca. Un restaurante que, entre obras, reformas y pandemias, no vio la luz hasta 2020. Y que, con su apuesta por la cocina imperial de alto nivel, se convirtió inmediatamente en uno de los imprescindibles exóticos de la ciudad.
No contenta con ello, María y su hermano Felipe, que es el chef ejecutivo del grupo, han lanzado dos órdagos a la grande en la primera mitad de 2023. El primero, cronológicamente hablando pues data de febrero, lleva por nombre Bao Li, se ubica frente al Teatro de la Zarzuela y está consagrado a la reinterpretación con producto español de la alta cocina cantonesa, probablemente la más internacional y la más conocida de las infinitas cocinas de China.
Y el segundo, inaugurado en junio, es Lelong Asian Club, un ambicioso proyecto de lujo radicado en la zona gastronómicamente más emergente de Madrid, la plaza de Canalejas, en los bajos del Hotel JW Marriott. Un espacio multidisciplinar que aúna restaurante, coctelería y hasta DJs nocturnos y en el que la cuidada decoración, con mármoles en las paredes y enormes columnas, es una de sus principales bazas.
Gastronómicamente, Lelong se decanta por una cocina panasiática sin estridencias, asequible para todos los públicos, sin concesiones al exotismo radical. Aquí no busquen casquería, picantes o sabores extremos, sino platos amables bien ejecutados a partir de una notable materia prima.
¿Algunos ejemplos? La divertida ensalada templada de pato crujiente con brotes tiernos y granada. Las costillas deshuesadas de falda de vaca confitadas y rematadas en Josper para darles un punto ahumado, acompañadas por un arroz que se presenta dentro de una piña y lleva gambas y, naturalmente, trocitos de piña. O los fideos de arroz con marisco y curry Singapur, estupendos de textura pero en los que el curry es apenas perceptible.
También hay en la carta un apartado dedicado al sushi, más tirando al japolatino de la escuela Nobu que al purista: usuzukuri de lubina con pico de gallo, salsa de maracuyá y leche de tigre (que nadie se asuste ante el enunciado, tanto la acidez como el picante están muuuuuy contenidos) o nigiri de salmón flambeado son propuestas para todos los públicos.
Dentro de esa línea de complacer al mayor número posible de comensales y teniendo en cuenta que los occidentales se empeñan en tomar postres en los restaurantes asiáticos, en Lelong no se complican la vida y preparan una tarta fina de manzana con helado de vainilla de Madagascar y pimienta sansho que de asiático tiene más bien poco (bueno, sí, la pimienta…) pero está francamente buena.
El servicio comandado por el director Michel Pacheco se desvive, literalmente, por los clientes y está atento hasta al mínimo detalle. Y la bodega raya a la altura de lo que se espera de un restaurante de lujo, con la presencia de grandes etiquetas mundiales que, afortunadamente, cohabitan junto a otras más asequibles para el común de los mortales… Aparte de que a esta comida le va mejor un fino de Jerez que un Petrus.
Lelang es el más reciente proyecto del Grupo China Crown pero, conociendo a su responsable, seguro que no será el último.