Vinculada a la historia de Málaga y parte de su imaginario colectivo, la Casa de Botes (1946) del puerto era, hasta hace poco, un recuerdo de lo que fue pero que ya no es. Eso ha cambiado con con la apertura de Trocadero. Todo lo que rodea a este emblemático edificio, venido a menos en los últimos años, vuelve a apuntar a futuro y a vida con el estreno de este grupo hostelero en Málaga.
En palabras de Dionisio Hernández-Gil, alma máter, el nuevo establecimiento en la capital pasa a ser la joya de la corona de una cadena que cuenta ya con nueve locales repartidos entre Marbella (Trocadero Playa, Trocadero Arena, Trocadero Petit Playa, Trocadero Zanzibar), Sotogrande, Estepona, Benalmádena y Tarifa. El próximo será en septiembre en Madrid en el que fuera otro icono de la gastronomía y la vida social y cultural: Mayte Commodore.
Detrás de la resurrección de Casa de Botes hay 16 meses de obras que han permitido una reforma integral del edificio con una inversión de unos 5,5 millones de euros.
En la inauguración, sólo para autoridades e invitados, se pudo comprobar la gran expectación que ha generado Trocadero. No es solo un nuevo uso de la Casa de Botes. Lo es la llegada de un concepto que ha convertido a Trocadero en una marca en sí mismo. Supone, en consecuencia, un aporte diferenciador a la oferta gastronómica de la capital.
En números, la reforma se resume en 1.700 metros cuadros repartidos en dos pisos y tres terrazas. La última, dedicada a la zona de copas, se sitúa en el tejado del edificio. En la primera planta, la oferta gastronómica es la habitual en todos los establecimientos del grupo. Muy en línea con una cocina mediterránea y ofreciendo sabores y productos locales. La segunda planta está dedicada a los amantes de la comida asiática. En total, capacidad para 400 comensales sentados.
Las vistas, otra baza
Las vistas que ofrece Trocadero son otra baza. Por ambos flancos del edificio se puede otear el mar. Visto desde la terraza del tejado, el agua, crea un agradable campo visual. «Cada sitio que abrimos sigue la lógica de la marca Trocadero. Queremos que el cliente que venga se reconozca en el lugar, pero también tratamos de imprimir cierta particularidad a cada establecimiento», explicó Dionisio Hernández-Gil.

Por ahora, la apertura de Trocadero ha supuesto la creación de 120 nuevos empleos -el grupo cuenta con más de 800 empleados- y no se descarta que la plantilla se vaya ampliando en un futuro. Cocina, sala, coctelería, mantenimiento y limpieza son las principales áreas que abarca el apartado de personal.
«Tú puedes tener el sitio más bonito, si la atención no es buena, la experiencia no va ser la deseada», señaló el director de Trocadero en Málaga, Patricio Gutiérrez del Álamo, quien resalta que cuidar el bienestar de la plantilla forma parte de la filosofía de empresa.
Además del servicio rutinario, Trocadero también se ofrece como un espacio para desarrollar eventos privados. También está previsto el desarrollo de actividades culturales. Sobre todo, música en directo.
El diseño interior está inspirado en ese cliché colonial que también es marca de la casa, aunque sin resultar cargante. En general, transmite una elegancia atemporal a través de la mezcla de colores cálidos y el uso inteligente del elemento de la madera. Desde este miércoles 26 de julio Trocadero ya está abierto para todos los públicos.