La Hechicera, el ron que envejece junto al río Magdalena

El ron La Hechicera, una de las marcas premium del actual mercado colombiano, se produce con materia prima nacional y se añeja a menos de un kilómetro del caudaloso río, en Barranquilla.

El ron La Hechicera se produce con materia prima nacional.

Hechizados han quedado algunos de quienes se llevan un trago de ron La Hechicera a la boca. Pero el nombre del destilado no responde a eso, aunque sus creadores agradecen la asociación. “La Hechicera es el hechizo de alguien por Colombia, la representación del Caribe colombiano. Una mirada diferente a la del imaginario que solo piensa en playa, brisa, mar, piña colada y coco. Aquí ampliamos la lupa sobre nuestra riqueza natural, motivo de orgullo, al ser el segundo país más biodiverso del mundo. Tenemos la Sierra Nevada de Santa Marta junto al mar, la trifurcación de una de las cordilleras más largas del mundo, asuntos para valorar y que en La Hechicera homenajeamos”, explica Ian Paul Contreras, bartender de la marca.

La Serie Experimental No. 2 está infusionada en banano deshidratado y tiene 41% de volumen de alcohol. Foto: Miguel Salgado.
La Serie Experimental No. 2 está infusionada en banano deshidratado y tiene 41% de volumen de alcohol. Foto: Miguel Salgado.

Lanzado en el año 2012, La Hechicera recoge la tradición ronera de más de dos décadas de la familia Riascos y su empresa, Casa Santana Ron y Licores. Los barriles que lo contienen y las bodegas que las albergan están en Barranquilla, a escasos 800 metros del Río Magdalena y muy cerca del Mar Caribe. Son barriles de roble blanco de segundo uso, ex Jack’s Daniels, que añejan el destilado bajo la batuta del maestro ronero cubano Giraldo Mituoka Kagana.

 

Con la cantidad de caña de azúcar que se produce en Colombia sería para que los rones premium llevaran años en el mercado, pero al ser un destilado elaborado por las licoreras departamentales, que por años ostentaron el monopolio rentístico de las gobernaciones, las oportunidades para nuevos actores estaban limitadas. La normativa cambió en 2016 con la Ley 1816, que modificó el régimen rentístico de destilados por encima de 15 grados y el impuesto al consumo de licores, abriendo la puerta a rones fruto del emprendimiento privado, como La Hechicera, Dictador y Parce.

La imagen de la marca es un homenaje a la biodiversidad colombiana.
La imagen de la marca es un homenaje a la biodiversidad colombiana. Foto: Miguel Salgado.
Puro sabor colombiano

Ian Paul Contreras dice que la marca, de la cual ahora es socia Pernod Ricard, “busca diferenciar los destilados de La Hechicera de otros rones, ser disruptivos, experimentar”. Para lograrlo, continúa, su apuesta es por productos ciento por ciento colombianos: La tafia, materia prima de La Hechicera, llega destilada de ingenios azucareros del Valle del Cauca, proveniente de alambiques de entre cinco y siete metros, donde se destila una sola vez, quedando con un porcentaje de alcohol del 90 o 92%. “En esa tafia se percibe ya cierto dulzor, aromas a panela y pasto, se reconocen congéneres que indican su procedencia de la caña”.

 

Uno de los motivos de orgullo de la marca es el no añadir azúcares ni colorantes. Su producto más emblemático es La Hechicera Reserva Familiar, un ron extra añejo de solera. Ian Paul aclara que para hablar de extra añejo en Colombia el ron debe tener un mínimo de cinco años, lo que cambia en otros países, en Cuba, por ejemplo, son ocho años lo mínimo. El Reserva Familiar tiene un volumen de alcohol de 40%, es de color caramelo oscuro o ámbar, “cobre pulido” lo denominan sus creadores, y posee un cuerpo que se nota a la vista en las lágrimas que deja en la copa. En nariz desprende aromas a café, caramelo y frutos rojos, con algo de vainilla aportada por el barril. En boca es amable, untuoso, con un dejo de pimienta negra, en especial al primer sorbo, que se suaviza en los siguientes tragos, en los que se descubre además tabaco, cuero, vainilla y caramelo. Es un ron con 40% de volumen de alcohol y un retrogusto amargo tipo cacao al 60% que perdura de forma agradable, incluso al consumirlo al clima. Hay cohesión entre lo que aportan los distintos sentidos.

Todos los ingredientes de La Hechicera, así como botella y empaque, son colombianos.
Todos los ingredientes de La Hechicera, así como botella y empaque, son colombianos. Foto: Miguel Salgado.

El medio ambiente en el cual se añejan los rones de La Hechicera es determinante. Las bodegas de Casa Santana están en la zona franca de Barranquilla, en un micro clima Caribe que se siente con fuerza cuando se camina en su interior. “Los barriles son como esponjas muy lentas, tienen un proceso en el cambio de temperatura, que aquí varía mucho entre el día y la noche. En el resultado final intervienen el río y la altísima humedad; el barril respira, entonces esos cambios de temperatura, noche, humedad, día, calor, frío, hacen que la madera se expanda y abra sus poros, a los que entra la tafia, que empieza a adoptar las características que le aporta la madera. A un nuevo cambio de temperatura el barril se vuelve a comprimir y el ron regresa al mismo, proceso en el cual el destilado adquiere, entre otras, notas del bourbon que estuvo antes allí”.

 

Por legislación, en Estados Unidos los barriles de bourbon sólo se usan una vez. Para el segundo uso que hacen empresas como Casa Santana estos son pulidos y carbonizados en su interior, donde el aporte del roble blanco americano se mantiene. Para el añejamiento de La Hechicera las barricas se usan máximo cuatro veces, con la renovación descrita entre cada uso para reactivar los congéneres y taninos de la madera. Hoy la marca tiene más de 3.500 barriles y tres bodegas, pues su producción ha crecido mucho en su década de historia.

Ian Paul Contreras, bartender de la marca. Foto: Miguel Salgado.
Ian Paul Contreras, bartender de la marca. Foto: Miguel Salgado.

Los creadores de este ron de espíritu caribeño aclaran que su añejamiento es solera, no sistema solera o gran solera. Así lo explica Ian Paul: “Tomamos una parte de un barril con cierta edad, para mezclarlo con otra de una edad diferente para sacar los lotes, con la guía permanente de nuestro maestro ronero, apoyado por un equipo de cata para control de calidad y estandarización, además de ciertas ayudas tecnológicas para mayor precisión”. En La Hechicera tienen un rango con una edad mínima y una máxima para elaborar las mezclas, no utilizan un barril que tenga menos de 12 años y pueden llegar hasta 25. “El maestro ronero toma parte del barril de 18 años con otro de 12, por ejemplo, y comienza a explorar la mezcla, hasta llegar al punto en que por su experticia profesional en nariz, vista, sabor, siente que es la adecuada”. A diferencia del whisky, cuya etiqueta declara la edad de la barrica más joven de la mezcla, en el ron se declara la de la más añeja.

Series experimentales

Una vez posicionado La Hechicera Reserva Familiar, inicialmente en el exterior y en la actualidad también en Colombia, sus creadores incursionaron en las que han denominado series experimentales. La No. 1 (43% vol. alcohol), nació por un encuentro fortuito de unos barriles medio olvidados y que contenían un vino moscato. Decidieron vaciarlos y usarlos para añejar el ron, teniendo como base el Reserva Familiar, al que en esta ocasión se le sumaron nueve meses en una barrica que, en lugar de haber tenido bourbon, tuvo el moscatel. El resultado un ron más especiado, algo navideño, podría decirse, que recuerda a un ponqué de novia o torta envinada. Las series experimentales son lotes de más o menos 7.500 botellas destinadas al mercado internacional, pues no hay volumen suficiente para abastecer el colombiano.

Serie Experimental Nº2. Foto: Miguel Salgado.
Serie Experimental Nº2. Foto: Miguel Salgado.

También por serendipia nació la Serie Experimental No. 2 (41% vol. alcohol) revela banano muy maduro en nariz. “Estábamos en una feria en Alemania y encontramos unas frutas deshidratadas; sin mayor ciencia se las echamos al ron a ver qué pasaba, como infusionándolas para un cóctel. En ese momento la fruta que más aportó fue el banano paso (deshidratado), se sintió el cambio. Ya en Colombia decidimos experimentar”, recuerda Ian. La familia Riascos tuvo plantaciones de bananos en el Magdalena, tenían contactos para buscar el mejor tipo de banano para su ron. Así dieron con el Musa Acuminata, un banano proveniente del Tolima. Orgánico y muy delicado, la deshidratación permite conservarlo mejor, además al evaporar los líquidos se concentran los sabores, en especial las sacarosas naturales. En este caso se tomó un barril de La Hechicera y se le agregó el banano, se infusionó en el destilado, contando con la temperatura ambiente, alta durante el día, para que, junto con el tiempo, permitiera que se diera la infusión y un sabor que los dejara satisfechos, lo cual tardó ocho meses.

 

Así, en el calor de la Puerta de Oro de Colombia transcurre el hechizo de este ron premium, que junto a otros de su categoría ha abierto una nueva página de la historia de los destilados del país. Hoy la marca suma más de 15 reconocimientos internacionales en eventos como The Spirits Business, Monde Selection y los World Rum Awards. Está a la venta en Colombia y varios países, para consumir en las rocas y usar en coctelería.

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