Enric Rovira, uno de los referentes actuales en el mundo del chocolate, celebra este año el vigésimoquinto aniversario de su marca. Una trayectoria que ha construido gracias a su exhaustivo conocimiento del producto, su pasión por el diseño y su capacidad para innovar.
Fue en 1993 cuando Enric Rovira junto a Francesc Forrellat se desvinculó de su pasado en la pastelería de sus padres para iniciar su propio camino. Un proyecto cuyo objetivo era diseñar piezas de chocolate, de calidad, diferentes, rompedoras, innovadoras y que, a la vez, lucieran sello barcelonés. En esta línea se crearon las famosas rajoles de Barcelona de sus inicios o algunos de sus últimos trabajos como la Fuente de Montjuïc o el espectacular skyline de la Ciudad Condal.
Su dominio de la técnica, meticulosidad, rigurosidad y amor por el trabajo consiguieron en unos años que su nombre estuviera presente no solo en nuestro país sino en gran parte de Europa, Japón o Estados Unidos.
Este 2018 la marca cumple veinticinco años y en la actualidad Enric Rovira elabora desde pequeñas piezas hasta obras de incluso seis metros y 400 kg. Sus productos no solo van destinados a particulares sino que también se reciben encargos personalizados para hoteles, instituciones o empresas como el Gran Teatro del Liceo, la Agencia Espacial Europea o restaurantes como elBulli de Ferran Adrià. Un catálogo que a lo largo de sus colecciones ha configurado el universo Rovira: conceptual, artístico y esencial.
En 25 años han sido muchas las composiciones que han contribuido a su merecida fama, sin embargo, además de las mencionadas anteriormente, algunas de las más exitosas han sido las Bombolas, el Planetarium, el Making of Chocolate, el Imagine o la Vuelta al Mundo en chocolate.
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