La sangría y el verano

Carlos Maribona

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Una bebida bien clásica en estos meses de verano, cuando el calor aprieta. Arraigada en nuestra tradición, la sangría es una combinación que goza de fama internacional. Un exceso de fama diría yo, que es el que lleva al abuso en multitud de chiringuitos y bares de la costa, donde a los turistas se les sirven unas jarras de contenido inclasificable, de tan baja calidad como los arroces a los que suelen acompañar.

 

Los peores vinos tintos a los que se añaden licores de tercera categoría, grandes cantidades de fruta para disimular y mucho hielo para que esté “bien fresquita”, que al fin y al cabo es de lo que se trata. Y cuando en el establecimiento en cuestión no quieren trabajar demasiado les basta con tirar de las que vienen ya envasadas en botella o, aún peor, en tetra brik.

 

Qué lejos de las auténticas sangrías que podíamos beber hace años y que, poco a poco, fueron desapareciendo hasta convertirse en un recuerdo de otros tiempos. La sangría ha ido siendo reemplazada por el tinto de verano, que probablemente es la bebida veraniega más demandada en nuestros días.

 

No es que la mezcla de vino tinto y gaseosa sea algo novedoso. Los que peinamos canas ya la recordamos como algo habitual en las comidas veraniegas en familia de hace bastantes años. En muchas ocasiones lo que se mezclaba con el vino era agua de sifón, otro elemento que también ha desaparecido casi por completo, convertido en pieza de anticuario para decorar bares modernos.

 

Ese tinto de verano se ha convertido en los últimos años en una bebida muy popular, fomentado su consumo por una gran marca de gaseosas que incluso los vende ya hechos para que el usuario ni siquiera tenga que molestarse en hacer la mezcla. La verdad es que es una bebida refrescante y fácil de elaborar. Basta un vaso o copa grande, mucho hielo, un poco de vino tinto y mucha gaseosa. Y si se quiere más sofisticado, una rodaja de limón. Una combinación perfecta para los días de más calor.

Ojo, el tinto de verano no es sangría, aunque muchos confundan los términos. Lo que está claro es que entre una mala sangría y un simple tinto de verano me quedo con este último.  Por cierto, aunque lo vayan a mezclar con gaseosa, si emplean un vino bueno el resultado será mucho mejor.

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