Es la zona menos conocida de Asturias, la que limita con la Marina lucense. Pero como todo el Principado rezuma una belleza verde, rural y marinera. El interior tiene un encanto indudable, el del verdor, el fresco, los montes y la lluvia, cada vez más infrecuente.
Un pequeño recorrido por el oeste astur bañado por el mar, de costas escarpadas, puertos marineros y playas semi salvajes invita a relajarse, dejarse llevar por la naturaleza y por supuesto a disfrutar comiendo sin dejarse la cartera. Es cierto que al ser una comarca menos turística no tiene la saturación hostelera que se percibe en Lastres, Ribadesella o Llanes, más en los últimos veranos en que la gente, impelida por el calor, ha salido huyendo hacia el Cantábrico.
Ese redescubrimiento del norte, incluyendo Asturias, también se deja sentir en los escasos 30 kilómetros de costa jalonados de pueblecitos que van desde Navia hasta la ría del Eo, justo la que separa el Principado de Galicia.
Manda la tradición
Buena parte de los bares, restaurantes y casas de comidas son negocios de toda la vida, que se han ido traspasando de generación en generación; otros son más recientes, surgidos por la demanda turística, pero casi todos, con contadísimas excepciones, sirven cocina tradicional y productos asturianos.
De ría a ría
Recorrer la costa entre dos rías la de Navia y la del Eo, mitad asturiana, mitad gallega, nos lleva por pueblecitos marineros de tradición pesquera tan bonitos como Puerto de Vega. En este puerto natural se concentra también buena parte de la oferta de restauración de la localidad, de buenos pescados y mariscos. Pero nos vamos a buscar a un cocinero heterodoxo como Diego Fernández que desde el hotel-restaurante Regueiro (Tox-Puerto de Vega. Tel.: 985.648.594. Precio: menús de 65, 75 y 115 euros, sin vinos) practica una cocina tailandesa, india y mexicana, personal y sabrosa, un rara avis en todo el Principado.
Los múltiples matices, texturas e ingredientes infrecuentes se aprecian en la berenjena negra asada con tamarindo, arroz jazmín, curry de coco y jengibre, el cordero tostado al tandoor con chutney agridulce de pimiento y pan naah fermentado de azafrán o la nata agria semimontada, verduras y frutas con helado de espinacas. Muy original. Conviene probar sus deliciosas croquetas, de las mejores de España (años ha ganó el campeonato en Madrid Fusión). Las sirven solamente en la terraza.
De puerto en puerto
Atravesando la ría de Navia, serpenteando paralelos a la costa, llegamos a La Caridad, uno de esos pueblecitos con vida todo el año. Desde aquí hay que desviarse apenas 2 kilómetros. y descender al precioso pueblecito de Viavélez, con una dirección más que recomendable: la Taberna Viavélez (Pasaje del Pescador, Viavélez-La Caridad. Tel: 985.554.958. Precio: 25-50 euros) un bar de tapas y restaurante que fundó el cocinero Paco Ron y que llegó a tener una estrella Michelin. El negocio lo traspasó ya hace unos años, y aunque la cocina no tiene la entidad de antaño es un lugar muy apetecible para tomarse unos vinos (bien seleccionados) y unas tapas mirando a las barcas, las nasas y el mar.
Es también lugar de reunión de veraneantes y siempre está animado. Dentro tiene un comedor donde se pueden comer buenos pescados del día (al horno, a la plancha) y puede que algún marisco de la cetárea anexa. Una cocina de producto, sencilla, que en algunos entrantes se vuelve un poco más viajera, con ciertos toques medidos. Recomendable probar alguno de los pescados locales, como la finísima maragota: una delicia.
Cerca, siempre hacia el oeste, en la bellísima playa de Porcía encontramos una de las casas de comidas más populares de El Franco: Mesón el Fornello (junto a la bajada a la playa de Porcía, El Franco, Tel.: 985.595.045. Precio:25-35 euros) con una terraza exterior y un comedor interior, amplio y ruidoso, de mesas largas y bancos de madera.
Una sidrería-restaurante donde comer a base de raciones de buen tamaño (muy asturiano), guisos y pescados. No faltan el pote, la fabada, los chipirones o el bonito a la plancha, las sardinas, el pulpo, las croquetas, la sopa de marisco, mil cosas. Casero, sencillo pero rico. Y a muy buen precio.
Buenas casas de comidas
Tapia de Casariego es uno de los pueblos más turísticos de la comarca, en buena medida porque concentra a practicantes de surf. Pero la localidad y sus playas, la costa, el faro, su puerto pesquero son tan bonitos que se venden por sí mismos. También por eso es uno de los centros gastronómicos en cuanto a oferta de restauración, reuniendo un buen número de bares y restaurantes. Pero nos quedamos con un histórico, La Terraza (Amor de Dios, 2. Tapia de Casariego. Tel.: 985.628.139. Precio: 20-40 euros) que lleva abierto desde 1940.
Mucha gente lo conoce como La Higuera porque es precisamente este árbol el que preside la zona de sidrería con su inconfundible olor y sus mesas de madera. Al fondo el comedor con paredes de piedra, sencillo y muy animado durante el verano (junto a la terraza exterior, siempre llena). La carta totalmente tradicional tiene muchas cosas a elegir, desde sus populares bravas al chorizo a la sidra, las croquetas de queso de La Peral, el salpicón de mariscos, las almejas, calamares, mejillones, el pulpo de varias formas. No falta el raxo, el lacón, la fabada o las costillas al ajillo. Todo rico, fresco, reciente y con un estupendo punto de cocina. ¿Los imprescindibles? El bonito asado de la casa, el lacón, el pollo al ajillo, el pulpo encebollado o los calamares fritos. Y para rematar el flan de queso de la casa: un vicio.
Perteneciente al concello de Tapia, La Roda, un pueblín del interior al que los paisanos y turistas avezados se acercan para comer en El Pinalín (Bustelo, 1. La Roda, Tel.: 681.685.331. Precio: 25-40 euros), una casa de campo rodeada de praderas y flores, con agradables mesas en el exterior (muy bonito iluminado por la noche), perfecto para ir con niños. Dentro un ruidoso y sencillo comedor de casa de comidas donde disfrutar con platos tradicionales que gustan a todo el mundo, servidos en raciones generosas. Fabada asturiana, fabes con almejas, arroz de mariscos, codillo, chorizo a la sidra…. Conviene no perderse sus famosas cebollas rellenas de bonito, el suave pastel de puerro al cabrales, el bonito en rollo, la tortilla Pinalín o un jugoso cachopo de ternera. Todo rico y contundente.
En la ría de Eo
Terminamos el recorrido en otra ría, la del Eo, que la marea tapa y destapa cambiando el paisaje. En el límite entre Lugo y el Principado, la circundan una conocida población turística gallega, Ribadeo, y otras tres asturianas en el lado occidental: Vegadeo, Figueras y Castropol. Hasta esta última nos dirigimos (una buena idea es cruzar la ría en uno de los barquitos que comunican ambas orillas), a una de las direcciones marineras más fiables de la zona. El Risón (Muelle de Castropol. Tel.: 985.635.065. Precio: 25-60 euros) tiene todo el encanto de estar situado en pleno muelle frente a la ría, oliendo a mar.
Es un bar-sidrería para tapear y comer informalmente a base de raciones en cualquiera de sus tres terrazas, pero también un comedor formal de aire marinero. Pescados y mariscos frescos, preparados de forma sencilla y tradicional son habituales en el menú, con una parrillada de peces que va variando según llega a puerto. Bogavantes, santiaguiños, ostras del Eo cultivadas en la ría, percebes, nécoras, croquetas de oricios, sardinas a la parrilla, bonito, chipirones, cachopo… También guisos. El precio, lógicamente, varía mucho según la comanda