Me sana la relación estrecha con los científicos porque explican asuntos de enorme trascendencia sin alterarse ni exagerar. Regreso del VII Encuentro de los Mares que se acaba de celebrar en Tenerife, un evento que reúne a biólogos marinos, oceanógrafos de talla mundial, cocineros especializados en productos y culinarias marinas, pescadores y periodistas del ramo. Compruebo que el futuro de los mares les preocupa a todos, pero cada uno de ellos tiene su punto de vista particular y ve una parte de la realidad. Escucharlos en un mismo espacio completa el puzle y lo cambia todo. El mundo azul cobra una cuarta o quinta dimensión. A veces para lo bueno, a veces para el anuncio de lo terrible que está por venir. Un tema tan aparentemente neutro como la sal, enunciado como ‘Sal, ciencia y vida: el poder de la sal’, puede dejar ideas y argumentos para pensar profundamente, incluso para tomar la decisión de militar en la defensa de los océanos. Si los estados del mundo, reunidos hace unas semanas en la Conferencia de los Océanos, en Niza, no han sido capaces de asumir ninguno de los compromisos que los científicos les demandaban –incremento de la extensión de